jueves, 28 de noviembre de 2013

Una despedida temporal


Querido hermanos

Al final del año litúrgico, que hemos compartido en este Oratorio Monástico, nos vemos obligados a hacer un alto. Diversas circunstancias inherentes a nuestra vida religiosa nos obligan a abandonar, esperemos que temporalmente, este rincón de espiritualidad monástica para alabanza del Padre todopoderoso, del Verbo eterno, nuestro Señor Jesucristo, y del Espíritu Santo, nuestro único y trino Dios.

Muchas gracias por vuestra atención, vuestros comentarios, vuestro aliento y, sobre todo, vuestra oración. Han sido unos meses de alegre trabajo, compartiendo las riquezas de la tradición monástica desde el silencio del claustro, a través de los medios digitales. Ciertamente, podemos utilizar los adelantos de la modernidad para anunciar la Salvación que nuestro Señor Jesucristo realizó en su Misterio Pascual.

Los monjes de este Oratorio Monástico os imploramos vuestras oraciones, para afrontar los nuevos caminos por los que habremos de seguir a nuestro Señor. Que el Señor os bendiga.

Gloria al Padre,
y al Hijo
y al Espíritu Santo.
Como era en el principio,
ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Rodríguez Losada. Mártir

Una mártir en tiempos de Diocleciano, 1870. José María Rodríguez de Losada 
Óleo sobre lienzo, 50 × 38 cm
Museo Romantico, Madrid. España

Leyendo el evangelio de hoy, Lucas 21, 12-19, me viene a la memoria este cuadro, anónimo por el tema y el personaje pero lleno de significado en todos los tiempos. 

El texto dice así: 

Os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a la cárcel, y os harán comparecer ante reyes y gobernadores, por causa mía. Así tendréis ocasión de dar testimonio.

Haced propósito de no preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro.

Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os traicionarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán por causa mía.

Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.

El lienzo representa a una mártir cristiana en tiempos del emperador Diocleciano, que persiguió a los cristianos. El cuerpo de la mártir está cubierto con una túnica blanca, tendido sobre un potro de tortura, con los pies y las muñecas atadas mediante cordeles. A los pies de la víctima, se encuentra el tajo con el hacha ensangrentada. Esta obra se inspira en los maestros españoles del siglo XVII, de tendencia tenebrista. 

martes, 26 de noviembre de 2013

Francisco Collantes. La visión de Ezequiel


La visión del profeta Ezequiel, 1630. Francisco Collantes
Óleo sobre lienzo, 177 x 205 cm
Museo del Prado, Madrid. España

Hoy en la primera lectura de maitines los monjes comenzamos a leer la visión del profeta Ezequiel del Valle de los huesos (Ezequiel 37,1-14). o la visión sobre la resurrección del pueblo de Dios. 

Sin duda, tanto Ezequiel como su auditorio tuvieron que haberse pregun­tado cómo sucedería tal cosa. Con Jerusalén en ruinas y el pueblo en el exilio, las perspectivas no podían ser más obscuras y sombrías. En el pasaje de Ezequiel 37,1-39,29, la restauración de Israel (el pueblo de Dios) en triunfo sobre todas las naciones, queda desarrollada y dibujada. Por divina revelación, Ezequiel llega a la seguridad de que todo esto tendrá su cumplimiento.

El Espíritu del Señor conduce a Ezequiel en medio de un valle lleno con huesos secos. Dios invita al profeta a que hable a aquellos huesos. Ante su asombro total, Ezequiel ve cómo los huesos se animan con la vida. Esta resurrección de los huesos muertos, significa la reavivación y la restauración de la totalidad de la casa de Israel, incluyendo tanto al Reino del Norte como al del Sur. Serán reunidos como los israelitas serán reagrupados procedentes de entre las naciones con la específica promesa de que un rey gobernará sobre ellos. El gobernante o “pastor”, de nuevo identificado como “mi siervo David”, deberá ser el príncipe para siempre en tanto el pueblo se conforma a los estatutos y ordenanzas de Dios. En la tierra de Israel, Dios establecerá una vez más su santuario de forma tal, que todas las naciones conocerán que El ha santificado y purificado a su nación de Israel. Cristo sera el nuevo pastor de su pueblo los creyentes y bautizados que El ha santificado y purificado con su muerte y resurrección.

El uso de la muerte para representar un cambio de condición ayuda a entender visiones proféticas como la del libro de Ezequiel, donde se asemeja al pueblo de Dios exiliado en Babilonia a huesos secos y a personas muertas y enterradas. (Eze 37,1-12) Estas tenían que “llegar a vivir” otra vez y establecerse de nuevo en su propio suelo. (Eze 37,13-14) Se hallan elementos comparables en Apocalopsis 11, 3. 7-12 y Lucas 16, 19-31

En la visión de los últimos días el establecimiento de Israel no permanecerá oculto ni sin desafío. (Ezequiel 38, 14-39, 10). Na­ciones procedentes de las partes del norte, especialmente Gog y Magog, reunirán en masa sus ejércitos para luchar contra Israel en los postreros días. El pueblo de Dios se vera amenazado.Viviendo en ciudades sin vallar y gozando de una prosperidad sin precedentes, Israel se convertirá en el objeto codiciado de los enemigos invasores procedentes del norte. Esto, sin embargo, será un día de justicia. "Esto dice el Señor: Tú eres aquel de quien hablé antiguamente por medio de mis siervos los profetas de Israel; ya entonces profetizaron que yo te traería contra ellos. Aquel día, cuando Gog invada la tierra de Israel —oráculo del Señor—, brotará mi cólera y mi indignación." Las fuerzas de la naturaleza en forma de terremotos, lluvia granizo, fuego y azufre serán dejadas sueltas contra el feroz invasor. La confusión, el derramamiento de sangre y la pestilencia prevalecerán mientras luchan el uno con el otro. Ave de presa y bestias salvajes devorarán los ejércitos de Gog y Magog y el enemigo quedará sin ayuda, permitiendo así que Israel tome todos sus despojos de guerra. Enterrarán a los muertos y purificarán la tierra.

El capítulo, entendido en su momento como esperanza inmediata para los israelitas del fin de su exilio y de su alzamiento como nación poderosa protegida por Dios, fue interpretado por los teólogos de siglos posteriores como anuncio de lo que ocurrirá el día del Juicio Final, con la Resurrección de la carne en cumplimiento de la promesa redentora de Cristo.

Con todas las naciones conscientes de los juicios de Dios, a Israel se le asegura la restauración de su buena fortuna. Ellos vivirán con seguridad en la tierra donde nadie tendrá miedo. No quedará nadie entre las naciones, cuando Dios vierta su Espíritu sobre ellas. Israel, el pueblo de Dios, el pueblo escogido al que pertenecemos todos los creyentes sera el pueblo de la justicia y de la vida eterna en Cristo.

La visión de Ezequiel, de Francisco Collantes. quien debió de haber visitado Italia, como parece sugerir el lienzo que aquí mostramos. En un paisaje de ruinas clásicas, el pintor sitúa la visión apocalíptica del profeta, con los muertos levantándose de sus tumbas e invadiendo los restos de la civilización entre rocas y huesos descarnados. El tipo de paisaje es el mismo que durante el siglo XVII se trabajaba en Roma. Allí se afincaron numerosas colonias de pintores extranjeros, que seguían fielmente este tipo paisajístico, grandioso, tratado con la excusa de plasmar un episodio bíblico o mitológico. Los flamencos fueron los que más lo hicieron y se puede rastrear su influencia en el cielo agitado del fondo, así como en las rocas lejanas. Este lienzo sintetiza lo mejor de las tradiciones paisajísticas flamencas e italianas, con un riguroso estudio de la anatomía humana. 



lunes, 25 de noviembre de 2013

Yañez de la Almedina. Santa Catalina de Alejandria

Santa Catalina. 1505-1510. Yañez de la Almedina
Óleo sobre tabla. 212 x 112 cm. 
Museo del Prado, Madrid. España

Hoy recordamos la figura de Santa Catalina de Alejandría, que según dice el martirologio romano Santa Catalina, mártir, según la tradición, fue una virgen de Alejandría dotada tanto de agudo ingenio y sabiduría como de fortaleza de ánimo. Su cuerpo se venera piadosamente en el célebre monasterio del monte Sinaí (s. inc.).

La veneración de los restos de Santa Catalina en el monte Sinaí y la celebridad del monasterio ortodoxo que lleva su nombre y que los guarda ha hecho que casi haya disminuido la figura del mismo Moisés. Se la venera tanto en Oriente como en Occidente. 

Nada sabemos con certeza histórica de sus orígenes los datos de su muerte, según la "passio", son tardíos y se podría creer que Santa Catalina de Alejandría fuese un personaje aleccionador salido de la literatura para ilustrar la vida de los cristianos y estimularles en su fidelidad a la fe. Lo cierto es que la figura de esta santa lleva en sí la impronta de lo recto y sublime que es dar la vida por la Verdad que con toda fortaleza se busca y una vez encontrada se posee firmemente hasta la muerte. Esto es lo que atestigua la tradición, la leyenda y el arte.

Se la presenta como una joven de extremada belleza y aún mayor inteligencia. Perteneciente a una familia noble. Residente en Alejandría. Versada en los conocimientos filosóficos de la época y buscadora incansable de la verdad. Movida por la fe cristiana, se bautiza. Su vida está enmarcada en el siglo IV, cuando Maximino Daia se ha hecho Augusto del Imperio de Oriente. Sí, le ha tocado compartir el tiempo con este "hombre semibárbaro, fiera salvaje del Danubio, que habían soltado en las cultas ciudades del Oriente", según lo describe el padre Urbel, o, con términos de Lactancio, "el mundo para él era un juguete". Recrimina al emperador su conducta y lo enmudece con sus rectos razonamientos. Enfrentada con los sabios del imperio, descubre sus sofismas e incluso se convierten después de la dialéctica bizantina apareciendo como vencedora en la palestra de la razón 

Vencida por la fuerza de las armas es martirizada en la rueda de cuchillas que llegan a romperse y saltar hiriendo a sus propios verdugos y es muerta al final por la espada que corta su cabeza de un tajo.

Santa Catalina de Alejandría fue mártir, lo cual apenas se indica en una palma abandonada sobre el libro a la izquierda de la figura. A la derecha está la corona de reina. En la mano sostiene la espada y a sus pies la rueda del martirio. Nada indica sin embargo que esta hermosa joven haya sido objeto de violencia, pues ofrece un semblante sereno y una pose dulce. El tratamiento del tema es completamente diferente al que tan sólo unas décadas antes podía haber hecho del mismo Fernando Gallego, en su Martirio de Santa Catalina. Aquí se ha elegido la sola figura de la santa, lejos del lugar del martirio y de la acción del mismo, a diferencia del hispanoflamenco, que eligió el momento más dramático. La santa responde indudablemente al modelo de belleza de Leonardo, con un rostro suavemente difuminado, inclinado con ternura hacia un lado y con una pose distinguida. Sus labios dibujan esa sonrisa triste, cuya ambigüedad hizo famoso al italiano. Sus vestidos son los de una princesa, con una túnica dorada de adornos turcos. Las joyas rodean su cuello, como el collar de hileras de perlas. Esta figura monumental se encuentra respondida en sus proporciones armoniosas por un fondo de arquitectura que sigue las medidas canónicas de Bramante, el principal teórico de la arquitectura renacentista. Yáñez pues, nos muestra un resumen espléndido de las teorías del Renacimiento aplicadas a la pintura, con un resultado de hermosa contemplación.

domingo, 24 de noviembre de 2013

Cristo en Majestad


                          

Hoy, festividad de Cristo rey y último domingo del tiempo ordinario, les dejamos con este vídeo en el que intentaremos entender la iconografía del Cristo en Majestad, el tema más importante de la Europa Medieval, y de una Europa con una profunda religiosidad envuelta en visiones apocalípticas del fin de los tiempos.

Maiestas Domini o Cristo en Majestad es una iconografía del cristianismo utilizada tanto en pintura como en escultura y mosaico, que representa la figura de Cristo en actitud triunfante y que consta de unas característica particulares. Recibe también el nombre de Pantocrátor. Esta iconografía no debe confundirse con las Majestades o Cristo Majestad que son crucifijos en que aparece Cristo con una túnica ceñida, con expresión de estar vivo y generalmente con una corona. 

El Cristo en Majestad tradicional que puede verse con más frecuencia aparece sentado en un trono. Su cara lleva bigote destacado y barba y los cabellos son largos hasta los hombros. Su actitud es la de bendecir con los dedos índice y corazón de la mano derecha; en la izquierda sostiene el Libro de la Vida, unas veces cerrado y otras abierto. Suele vestir con túnica y manto que cuelga desde sus hombros. Los pies están desnudos y a veces invaden la mandorla en la que se apoyan. Esta mandorla puede presentarse tetralobulada. El Cristo suele llevar en la cabeza una corona, o bien un nimbo en que está inscrita una cruz.

Primeramente, haremos un breve repaso por el Románico, describiéndolo desde una perspectiva global y, a continuación, estudiaremos la simbología del Cristo en Majestad analizando dos obras (el tímpano de la abadía de Vezelay y un fresco de la iglesia de Sant Climent de Taüll).

sábado, 23 de noviembre de 2013

Pier Leone Ghezzi. Martirio de san Clemente

Martirio di san Clemente, 1724. Pier Leone Ghezzi
Óleo sobre lienzo
  Pinacoteca Vaticana.

San Clemente I, Papa, fue el tercer sucesor de San Pedro (después de Lino y Cleto) y gobernó a la Iglesia desde el año 93 hasta el 101.

El año 96 escribió una carta a Los Corintios, que es el documento Papal más antiguo que se conoce (Después de las cartas de San Pedro). En esa carta da muy hermosos consejos, y recomienda obedecer siempre al Pontífice de Roma (Entre otras cosas dice: "el que se conserva puro no se enorgullezca por ello, porque la pureza es un regalo gratuito de Dios y no una conquista nuestra").

Por ser cristiano fue desterrado por el emperador Trajano a Crimea (al sur de Rusia) y condenado a trabajos forzados a picar piedra con otros dos mil cristianos. Las actas antiguas dicen que estos le decían: "Ruega por nosotros Clemente, para que seamos dignos de las promesas de Cristo".

San Ireneo (que vivió en el siglo segundo) dice que Clemente vio a los santos apóstoles Pedro y Pablo y trató con ellos.

Las Actas antiguas añaden que allá en Crimea convirtió a muchísimos paganos y los bautizó. Los obreros de la mina de mármol sufrían mucho por la sed, porque la fuente de agua más cercana estaba a diez kilómetros de distancia. El santo oró con fe y apareció allí muy cerca una fuete de agua cristalina. Esto le dio más fama de santidad y le permitió conseguir muchas conversiones más.

Un día las autoridades le exigieron que adorara a Júpiter. Él dijo que no adoraba sino al verdadero Dios. Entonces fue arrojado al mar, y para que los cristianos no pudieran venerar su cadáver, le fue atado al cuello un hierro pesadísimo. Pero una gran ola devolvió su cadáver a la orilla.

San Cirilo y San Metodio llevaron a Roma en el año 860 los restos de San Clemente, los cuales fueron recibidos con gran solemnidad en la Ciudad Eterna, conservándose allí.


viernes, 22 de noviembre de 2013

Saraceni. Santa Cecilia.


El Martirio de Santa Cecilia, 1610. Carlo Saraceni 
Óleo sobre lienzo,136 x 99 cm 

Celebra hoy la Iglesia a Santa Cecilia , mártir del siglo III y patrona de la música, una de las más famosos mártires romanos de la iglesia primitiva e históricamente uno de los más discutidos.

Durante más de mil años, Santa Cecilia ha sido una de las mártires de la primitiva Iglesia más veneradas por los cristianos. Su nombre figura en el canon de la misa. Las "actas" de la santa afirman que pertenecía a una familia patricia de Roma y que fue educada en el, cristianismo.

Su padre, la casó con un joven patricio llamado Valeriano. El día de la celebración del matrimonio, en tanto que los músicos tocaban y los invitados se divertían, Cecilia se sentó en un rincón a cantar a Dios en su corazón y a pedirle que la ayudase, ya que había consagrado a Dios su virginidad. Cuando los jóvenes esposos se retiraron a sus habitaciones, Cecilia, armada de todo su valor, dijo dulcemente a su esposo: "Tengo que comunicarte un secreto. Has de saber que un ángel del Señor vela por mí. Si me tocas como si fuera yo tu esposa, el ángel se enfurecerá y tú sufrirás las consecuencias; en cambio si me respetas, el ángel te amará como me ama a mí." Valeriano replicó: "Muéstramelo. Si es realmente un ángel de Dios, haré lo que me pides." Cecilia le dijo: "Si crees en el Dios vivo y verdadero y recibes el agua del bautismo verás al ángel." Valeriano accedió y fue a buscar al obispo Urbano, quien se hallaba entre los pobres, cerca de la tercera mojonera de la Vía Apia. Urbano le acogió con gran gozo. Entonces se acercó un anciano que llevaba un documento en el que estaban escritas las siguientes palabras: "Un solo Señor, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que está por encima de todo y en nuestros corazones." Urbano preguntó a Valeriano: "¿Crees esto?" Valeriano respondió que sí y Urbano le confirió el bautismo. Cuando Valeriano regresó a donde estaba Cecilia, vio a un ángel de pie junto a ella. El ángel colocó sobre la cabeza de ambos una guirnalda de rosas y lirios. 

La santa fue martirizada a espada mas tarde bajo el dominio del prefecto Almaquio. La santa legó su casa a Urbano y le confió el cuidado de sus servidores. Fue sepultada junto a la cripta pontificia, en la catacumba de San Calixto. E1 Papa San Pascual I (817-824) trasladó las presuntas reliquias de Santa Cecilia, junto con las de los santos Tiburcio, Valeriano y Máximo, a la iglesia de Santa Cecilia in Transtévere.

Las pinturas religiosas fueron categorizadas como pinturas históricas y por lo tanto el género más prestigioso por la Academia francesa de Pintura y Escultura estas pinturas religiosas representan escenas bíblicas increíblemente detalladas y generalmente de gran tamaño.

Hay indicios de la influencia de Caravaggio en esta pintura, pero Saraceni presenta una interpretación original e innovador del lenguaje de Caravaggio a través de su elección de colores vivos y su iconografía.

Las notaciones de la partitura, el violín, la pandereta y los instrumentos musicales en el primer plano se refieren al patronazgo de la santa sobre  la música.  Sus "actas" cuentan que, al día de su matrimonio, en tanto que los músicos tocaban, Cecilia cantaba a Dios en su corazón.


jueves, 21 de noviembre de 2013

Giotto. La presentación de la Virgen en el Templo

Fresco, 200x185 cm

Celebramos hoy la presentación de la Virgen María en el Templo de Jerusalén por sus padres Joaquín y Ana. U día este, en que se recuerda la dedicación, el año 543, de la iglesia de Santa María la Nueva, construida cerca del templo de Jerusalén. 

Esta fiesta la celebramos, junto con los cristianos de la Iglesia oriental, la "dedicación" que María hizo de sí misma a Dios, ya desde su infancia, movida por el Espíritu Santo, de cuya gracia estaba llena desde su concepción inmaculada. Ya se celebraba en el siglo VI en el Oriente. En el 1372, el Papa Gregorio XI, informado por el canciller de la corte de Chipre sobre la gran celebración que en Grecia se hacía para esta fiesta el 21 de noviembre, la introdujo en Aviñón. Sixto V promulgó la fiesta para la Iglesia universal. 


Este episodio de la vida de la Virgen, está ausente de los Evangelios oficiales, teniendo que recurrir al evangelio del pseudo-Mateo (4 - 6), uno de los evangelios apócrifos.

Según se narra en este Evangelio:

Y, destetada que fue al tercer año, Joaquín y su esposa Ana se encaminaron juntos al templo, y ofrecieron víctimas al Señor, y confiaron a la pequeña a la congregación de vírgenes, que pasaban el día y la noche glorificando a Dios. Y, cuando hubo sido depositada delante del templo del Señor, subió corriendo las quince gradas, sin mirar atrás, y sin reclamar la ayuda de sus padres, como hacen de ordinario los niños. Y este hecho llenó a todo el mundo de sorpresa, hasta el punto de que los mismos sacerdotes del templo no pudieron contener su admiración. (...) Y su semblante resplandecía como la nieve, hasta el extremo de que apenas podía mirársela. (...) Toda su conversación estaba tan llena de dulzura, que se reconocía la presencia de Dios en sus labios.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Willem de Poorter. Los Talentos

La parábola de los Talentos. S. XVII. Willem de Poorter 
Óleo sobre lienzo
Galería Nacional de Praga , Praga, República Checa

El evangelio de san Lucas de hoy (Lc.19, 11-28)  tiene su paralelo en el mismo de Mateo 25, 14-30. Mientras Jesús se acercaba cada vez más a Jerusalén, la expectativas mesiánicas crecieron en las personas que escucharon las enseñanzas de Jesús y vieron anteriormente las curaciónes o la conversión  de Zaqueo. Pero Jesús trató de hacer entender a sus seguidores que el reino no aparece inmediatamente como por arte de magía. A tal fin, le dijo a la parábola de los talentos. En la parábola, un noble se prepara para ir en un viaje a un país lejano y recibir un reino. Antes de que se marche da dinero a tres de sus sirvientes. Él les dice que hagan negocios con ello hasta que regrese. Mientras tanto, dos de los tres siervos que recibieron el dinero comerciaron con este para obtener un beneficio, pero el tercero esconde el dinero y le da al maestro lo mismo cuando regresa. El Señor reprende al tercer siervo tomando su dinero y lo entrega al que ya tenia las diez piezas de oro. Después, en cuanto a los que se negaban su reinado, los ha traído y matado delante de él. 

La parábola enseña dos lecciones principales: el reino se retrasará, y el rey  premiará o castigará de acuerdo con el trabajo de sus súbditos en la construcción del reino.

Jesús no pretendía solo hablar del llamado a desarrollar las dotes naturales de cada uno, sino de hacer fructificar los dones espirituales recibidos de él. A desarrollar las dotes naturales, ya nos empuja la naturaleza, la ambición, la sed de ganancia. A veces, al contrario, es necesario poner freno a esta tendencia de hacer valer los talentos propios, humanos, porque puede convertirse fácilmente en puro afán por hacer carrera, por imponerse a los demás, pretender esa figura triunfalista llamada “éxito”.

Los talentos son, para nosotros cristianos de hoy, la Fe transmitida a través de la Palabra de Jesús, nos obliga a hacer un examen de conciencia en este camino de Esperanza: ¿Qué uso estamos haciendo de estos talentos? ¿Nos parecemos al siervo que los hace fructificar o al que los entierra? Para muchos el propio bautismo es verdaderamente un talento enterrado. ¿Quien recibe un regalo en su cumpleaños y lo deja en un rincón sin abrirlo? ¿Este don de la vida divina, con el bautismo, podemos sepultarlo?

Los frutos de los talentos naturales acaban con nosotros, o como mucho pasan a los herederos; los frutos de los talentos espirituales nos siguen a la vida eterna y un día nos valdrán la aprobación del Juez divino: "Bien, siervo bueno y fiel, has sido fiel en lo poco, te daré autoridad sobre lo mucho: toma parte en el gozo de tu señor". 

martes, 19 de noviembre de 2013

Waräthi. Santa Gertrudis.

Santa Matilde y Santa Gertrudis de Helfta.1720. Inocente Waräthi
Fresco
Biblioteca del monasterio de Metten. Alemania

Santa Matilde de Hackeborn, que era quince años mayor que Santa Gertrudis, era también un alma mística. Por sus dotes naturales para el canto, Matilde sería también nombrada maestra de coro. La tradición acabó llamándola “Ruiseñor de Cristo”.  A los cincuenta años, se enteró de que su discípula había ido anotando cuidadosamente todas sus enseñanzas y cuanto oía contar sobre sus experiencias. Matilde se alarmo al saberlo; pero el Señor le comunicó que El mismo había inspirado a Gertrudis el deseo de poner por escrito esos datos. Con ello, se serenó Santa Matilde y aun corrigió personalmente el manuscrito. Se trata de la obra titulada "Libro de la Gracia Especial", o "Revelaciones de Santa Matilde". Siete años más tarde, el 19 de noviembre de 1298, Cristo llamó a Sí a Santa Matilde; "ella le ofreció su corazón y lo introdujo en el Suyo. Nuestro Señor trocó el corazón de Matilde con el suyo y le dio la gloria eterna, donde esperamos que con su intercesión nos alcanzará muchas gracias". Santa Matilde no ha sido nunca canonizada formalmente, pero se concedió su fiesta a muchos monasterios de monjas benedictinas. Algunos autores la identifican con la "Donna Matelda" del purgatorio de Dante (cantos 27 y 28).

lunes, 18 de noviembre de 2013

Consagración de San Pedro. Vaticano.


El Papa Urbano VIII dibuja las letras del alfabeto latino en las cenizas durante la consagración de la basílica de San Pedro del Vaticano el 18 de noviembre de 1626, aniversario de la consagración de la Basílica antigua, a 1300 años de la consagración original de la iglesia hecha por el Papa San Silvestre I. 
Tapiz romano, año 1660.
Vaticano

Celebra la Iglesia hoy las consagraciones de las basílicas de San Pedro y San Pablo. La Basílica de San Pedro en el Vaticano y la de San Pablo en la via ostiense son los dos templos más importantes de toda la cristiandad y están edificados respectivamente sobre las tumbas de estos apóstoles. La primera fue consagrada tal día como hoy en 1626, tras 170 años de construcción, sobre la tumba de San Pedro donde ya Constantino había ordenado construir la primera basílica, allá por el año 323. La de San Pablo, por su parte, se encuentra al otro lado de Roma. La antigua basílica fue destruida en 1823 por un incendio, construyéndose la nueva sobre la anterior y siendo consagrada en 1854. En los trabajos de reconstrucción se encontró un sepulcro de antes del siglo IV con la inscripción: "A San Pablo, Apóstol y Mártir". Ambos edificios recuerdan a todos los cristianos en el mundo que la fe en Cristo se fundamenta en la predicación fiel del Evangelio y en la sangre de los primeros discípulos del Señor que supieron ser leales hasta el martirio.

Oración de consagración de la Iglesia.

Oh Dios, santificador y guía de tu Iglesia, 
celebramos tu nombre con alabanzas jubilosas, 
porque en este día tu pueblo quiere dedicarte, para siempre, con rito solemne, esta casa de oración, 
en la cual te honra con amor, 
se instruye con tu palabra 
y se alimenta con tus sacramentos. 

Este edificio hace vislumbrar el misterio de la Iglesia,
a la que Cristo santificó con su sangre, 
para presentarla ante sí como Esposa llena de gloria, 
como Virgen excelsa por la integridad de la fe, 
y Madre fecunda por el poder del Espíritu. 

Es la Iglesia santa, la viña elegida de Dios, 
cuyos sarmientos llenan el mundo entero, 
cuyos renuevos, adheridos al tronco, 
son atraídos hacia lo alto, al reino de los cielos. 

Es la Iglesia feliz, la morada de Dios con los hombres, 
el templo santo, construido con piedras vivas, 
sobre el cimiento de los Apóstoles, 
con Cristo Jesús como suprema piedra angular. 

Es la Iglesia excelsa, 
la Ciudad colocada sobre la cima de la montaña, 
accesible a todos, y a todos patente, 
en la cual brilla perenne la antorcha del Cordero 
y resuena agradecido el cántico de los bienaventurados. 

Te suplicamos, pues, Padre santo, 
que te dignes impregnar con santificación celestial esta iglesia y este altar, 
para que sean siempre lugar santo 
y una mesa siempre lista para el sacrificio de Cristo. 

Que en este lugar el torrente de tu gracia 
lave las manchas de los hombres, 
para que tus hijos, Padre, muertos al pecado, 
renazcan a la vida nueva. 

Que tus fieles, reunidos junto a este altar,
celebren el memorial de la Pascua, 
y se fortalezcan con la palabra y el cuerpo de Cristo. 

Que resuene aquí la alabanza jubilosa 
que armoniza las voces de los ángeles y de los hombres, 
y que suba hasta ti la plegaria por la salvación del mundo. 

Que los pobres encuentren aquí misericordia, 
los oprimidos alcancen la verdadera libertad, 
y todos los hombres sientan la dignidad de ser hijos tuyos, 
hasta que lleguen, gozosos, a la Jerusalén celestial. 
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo 
en la unidad del Espíritu Santo 
y es Dios, por los siglos de los siglos. 

domingo, 17 de noviembre de 2013

Jean Cousin, el jóven. El juicio final


El juicio final, 1585. Jean Cousin, el joven. 1522–1595. 
Óleo sobre lienzo,  145x142 cm 
Museo del Louvre. Paris. Francia

Nos acercamos al final del año litúrgico y las lecturas de este domingo nos llaman a meditar sobre el final de los tiempos presentes y prepararnos al encuentro con Cristo, Juez y Señor del universo. Así el profeta Malaquías como el evangelista san Lucas nos llaman la atención a mirar a lo alto y estar preparados para la venida del salvador, Juez de vivos y muertos, Señor de la historia. 

Jesús les dijo.
Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido.
...Luego les dijo.
Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre.
Habrá también espantos y grandes signos en el cielo.
Pero antes de todo eso os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a la cárcel, y os harán comparecer ante reyes y gobernadores, por causa mía. Así tendréis ocasión de dar testimonio.
Haced propósito de no preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro.
Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os traicionarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán por causa mía.
Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.

Como dice el salmo 97, "El Señor llega para regir los pueblos con rectitud. Tañed la cítara para el Señor, suenen los instrumentos: con clarines y al son de trompetas, aclamad al Rey y Señor. Retumbe el mar y cuanto contiene, la tierra y cuantos la habitan; aplaudan los ríos, aclamen los montes al Señor, que llega para regir la tierra. Regirá el orbe con justicia y los pueblos con rectitud."

Y la Profecía de Malaquías no advierte de la suerte de los perversos y la fortuna de los justos. Solo Dios salva a los que, como fieles y valientes testigos de su Hijo y confiados en la fuerza del Espiritu Santo, dieron la vida por quien antes les había rescatado de la muerte.

Mirad que llega el día, ardiente como un horno: malvados y perversos serán la paja, y los quemaré el día que ha de venir - dice el Señor de los ejércitos -, y no quedará de ellos ni rama ni raíz. Pero a los que honran mi nombre los iluminará un sol de justicia que lleva la salud en las alas.

sábado, 16 de noviembre de 2013

Santa Gertrudis


Santa Gertrudis, 1763. Miguel Cabrera 
Óleo sobre lienzo, 110.49 x 88.26 cm
Museum of Art. Dallas. Estados Unidos

Santa Gertrudis la Grande (1256-1301 o 1302) fue monja benedictina alemana del monasterio de Helfta, cerca de Sajonia. Una escritora mística muy prolífica, especialmente conocido por sus Ejercicios Espirituales, que interpretan los siete sacramentos. Murió en Helfta, cerca de Eisleben, Sajonia, el 17 de noviembre de 1301 ó 1302. 

Recorrió en modo maravilloso el camino de la perfección, dedicándose a la oración y contemplación, empleando su cultura para la redacción de sus textos de fe, entre ellos el celebre "Exercitia" y el que es tal vez uno de sus libros más famosos, las "Revelaciones". Es recordada entre las iniciadoras de la devoción al Sagrado Corazón, la primera en trazar una teología, pero sin el tema de las reparaciones que luego será dominante. Ejerció una gran influencia en su tiempo porque la fama de su Santidad y de sus visiones atraía a muchos para pedir consejo y consuelo.

Miguel Cabrera representa a la santa en la reflexión, con su herramientas de escritura a su derecha y un libro devocional (posiblemente su propio trabajo) frente a ella. Hace hincapié en la belleza de la cara de la santa, lo que indica la influencia del pintor español Bartolomé Esteban Murillo, que fue aclamado por la dulzura de sus representaciones de la Virgen y de los santos. De particular importancia en la composición es la imagen del corazón, y en este el símbolo del amor de Cristo que por su misericordia se hizo hombre y se sacrifico dándonos así la redención del pecado. 

Miguel Cabrera es uno de los más grandes pintores mexicanos del siglo XVII,   más de trescientas obras se han documentado de su gran estudio. También se convirtió en uno de los principales instructores y sostenedoras de una academia privada de la pintura en la Ciudad de México.


viernes, 15 de noviembre de 2013

Salvador Gómez. San Alberto Magno

Aparición de la Virgen a San Alberto Magno. 1660. Vicente Salvador Gómez
Óleo sobre lienzo. 132 x 100 cm
Museo de Bellas Artes.Valencia. España.

celebramos hoy a san Alberto Magno, patrono de las ciencias naturales. "Doctor Universallis", "Doctor Expertus".

Nace en el castillo de Bollstadt, cerca de la ciudad bávara de Lavingen. Es noble y rico, pero además quiere ser sabio. Busca la ciencia con pasión, cuando he aquí que, oyendo predicar en Padua a Jordán de Sajonia, general de los Hermanos Predicadores, se amplían los horizontes de sus anhelos. Ahora quiere ser santo. Cuando Jordán baja del pulpito, el joven alemán cae a sus pies, pidiéndole el hábito blanco de Santo Domingo. Tenía entonces treinta años. Después, toda su vida se resume en estas tres palabras: rezar, estudiar y enseñar. Enseña en las principales casas de su Orden, especialmente en Colonia y en París, y "dondequiera que sienta su cátedra, dice un contemporáneo suyo, parece monopolizar a todos los amantes de la verdad". En 1260, una orden del Pontífice le separa de sus libros para hacerle obispo de Ratisbona. Fue un pequeño paréntesis, en que el profesor descubre sus talentos de administrador y de reformador. Dos años más tarde dejaba la mitra y volvía a coger los libros. Murió a la edad de 87 años en Colonia.

Fue un forjador de grandes maestros, entre los cuales descuella el más ilustre de todos: Santo Tomás de Aquino. En las escuelas de la Edad Media se decía de él este adagio: Mundo luxisti, quia totum scibile scisti. Lo cual quiere decir: "Iluminaste al mundo, porque supiste todo lo que se puede saber."

San Alberto Magno se esfuerza por recoger todos los frutos de la experiencia antigua, atesorados en Aristóteles, Avicena y Nicolás de Damasco, madurándolos y aumentándolos con su propia experiencia. Amplía las consideraciones aristotélicas sobre la esfericidad de la tierra, explica la Vía Láctea como una multitud de estrellas, habla de las antípodas, y determina las horas del día y el ritmo de las estaciones para cada sección del globo; explica la formación de las montañas por la erosión; nos ofrece en uno de sus libros el germen de la descripción de la tierra; en su laboratorio hace interesantes experiencias químicas, formula teorías audaces, es un hábil destilador, conoce el uso del agua fuerte y del arsénico, y separa en el crisol los metales preciosos de las materias impuras.

Sacerdote, obispo y Doctor de la Iglesia, fue un destacado teólogo, geógrafo, filósofo y figura representativa de la química y, en general un polímata de la ciencia medieval. Su humildad y pobreza fueron notables.

jueves, 14 de noviembre de 2013

Cavallini. El Juicio Final

 El Juicio Final, 1293. Pietro Cavallini
Fresco, 320 x 1400 cm
Santa Cecilia in Trastevere, Roma. Italia.

Leyendo la perícope del libro de la sabiduría que la liturgia propone para hoy me ha venido a la mente esta maravillosa imagen de Cavallini y de su maravillo fresco conservado en Roma en el que aparece Jesucristo quien es el poder de Dios y la sabiduría de Dios (1 Cor. 1,23-24). Él no es uno de un número infinito de caminos a Dios; Él es el camino, la verdad y la vida. San Juan dice (14,6) Jesús dijo, "Yo soy el camino, la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por Mí. ” "En ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvados. ” (Hch. 4:12).

Él es la sabiduria del Padre, Él es el camino " la verdad, y la vida". Jesús es el camino al Padre; Él es la verdad encarnada y Él es la vida de todos los que creen en Él.  

"La sabiduría, dice el libro en el cap. 7, 22-8,1, es un espíritu inteligente, santo, único, múltiple, sutil, móvil, penetrante, inmaculado, lúcido, invulnerable, bondadoso, agudo, incoercible, benéfico, amigo del hombre, firme, seguro, sereno, todopoderoso, todo vigilante, que penetra todos los espíritus inteligentes, puros, sutilísimos. La sabiduría es más móvil que cualquier movimiento, y, en virtud de su pureza, lo atraviesa y lo penetra todo; porque es efluvio del poder divino, emanación purísima de la gloria del Omnipotente; por eso, nada inmundo se le pega. Es reflejo de la luz eterna, espejo nítido de la actividad de Dios e imagen de su bondad.
Siendo una sola, todo lo puede; sin cambiar en nada, renueva el universo, y, entrando en las almas buenas de cada generación va haciendo amigos de Dios y profetas; pues Dios ama sólo a quien convive con la sabiduría.
Es más bella que el sol y que todas las constelaciones; comparada a la luz del día, sale ganando, pues a éste le releva la noche, mientras que a la sabiduría no le puede el mal.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Sevilla. San Leandro

San Leandro y San Isidoro protectores de la catedral de Sevilla, h. 1512-1517.
Madera policromada.44 x 83 x 28 cm.
Retablo mayor. Catedral de Santa María. Sevilla. España.

Celebramos hoy la memoria de san Leandro quien natural de Cartagena, pertenecía a una de las familias más importantes de la ciudad integrada por un padre hispanorromano y una madre visigoda. La llegada de los bizantinos a la costa levantina (554) motivó el traslado de la familia a Sevilla, iniciándose un terrible destierro. Será en Sevilla donde Leandro complete su formación, posiblemente influida por la conversión de la madre al catolicismo. La pérdida de los padres motivó que Leandro quedara como tutor de sus hermanos pequeños -entre ellos san Isidoro- ingresando en un monasterio cuando se vio libre del compromiso. En el año 578 era nombrado obispo de Sevilla, participando activamente en la sublevación de Hermenegildo, hijo de Leovigildo. Se apunta la posibilidad de que san Leandro fuera el responsable de la conversión del joven visigodo al catolicismo. 
Hermenegildo envió a Leandro a Constantinopla para recabar apoyos para su causa, pasando el obispo tres años en la capital oriental. Estableció una fructífera relación con san Gregorio Magno y redactó la "Expositio in Librum Job". A su regreso a tierras hispalenses sufrió la persecución del monarca visigodo, siendo desterrado durante algunos años. Durante el destierro dedicó la mayor parte de su tiempo a escribir obras contra los arrianos. Regresó a Sevilla e instruyó religiosamente a Recaredo por instancias del propio Leovigildo, síntoma del cambio que se produce en los últimos años de su reinado. 
La conversión de Recaredo y el pueblo visigodo al catolicismo (586) fue felizmente celebrada por Leandro con la convocatoria del III Concilio de Toledo tres años después. Como fundador de la escuela teológica sevillana, se interesó por la enseñanza oral, los escritos y la formación de los clérigos.

martes, 12 de noviembre de 2013

Fray Juan Ricci. San Millan


San Millán de la Cogolla en la batalla de Hacinas. 1653. Fray Juan Ricci
Monasterio de San Millán de la Cogolla . La Rioja. España.

Celebramos hoy la festividad de un santo español de gran renombre durante la reconquista debido a  sus intervenciones milagrosas en diferentes campos de batalla. San Millan.

El centro de la obra está ocupado por San Millán o Emiliano, natural de Berceo y que nació en el año 473. Se sabe, según nos cuenta la tradición, que fue educado por San Felices y vivió como ermitaño en las cuevas del monte San Lorenzo. Fundó un monasterio que lleva su nombre y murió hacia el año 574.

El lienzo nos presenta una batalla en la que el Santo sobre un unicornio blanco galopa derribando a varios moros. San Millán viste el hábito benedictino y blande flamígera espada con la que amenaza a un moro. Bajo su unicornio se dispone un moro tendido en el suelo, composición, por otra parte, típica en de las escenas de caballería. La distribución medieval del cuadro nos lo divide en dos zonas. La derecha que se hace corresponder con el bien y la izquierda con el mal, así podemos observar cómo el lado del evangelio está ocupado por los cristianos mientras que el correspondiente a la zona izquierda representa al hereje, al infiel. El centro de la composición está ocupado como hemos dicho por San Millán, pero también se destaca un gigantesco árbol, imagen del Estado del que San Millán es su protector y patrón. La referencia del Unicornio a la pureza es constante, pero no solamente expresa una pureza individual, sino también la idea más importante de ser un animal que con su cuerno purifica lo que toca. San Millán es un defensor de la virtud que baja a la tierra para purificarla del infiel y en esta misión se muestra como guerrero, haciendo gala de toda la fortaleza contra el mal, pues a modo de Unicornio, tan sólo le pueden detener las fuerzas del bien.También se debe destacar las tonalidades que el pintor confiere al cielo y el castillo que se levanta sobre una colina y que podría servir para identificar con más seguridad la batalla que se quiere representar.

Sin duda, el propósito del lienzo supera la simple representación de una batalla, la finalidad esencial la hemos de encontrar en el deseo de manifestar el poder milagroso de San Millán y las razones por las que se le consideró patrono de Castilla y, junto con Santiago, patrono de España.

Las intervenciones milagrosas del Santo en la Reconquista fueron varias:

De San Millán se creía que protegía a los navarros y a los hombres de Castilla la Vieja, y García II de Navarra hizo una peregrinación a su tumba para pedirle ayuda contra Almanzor (997). Se creía que se le había aparecido a Fernán González en la batalla de Hacinas, y a García III en la toma de Calahorra (1045); y mucho antes de los poemas que sobre él escribieron Berceo y un monje de Arlanza, que han sobrevivido, se compusieron leyendas de época a propósito de su acción protectoras. Tales apariciones tienen su precedente en el reino Astur-leonés, ya que en el siglo IX apareció con la misma finalidad protectora el apóstol Santiago en la batalla de Clavijo en ayuda del rey Ramiro y los tercios cristianos.

Para el Padre Yepes, Para Yepes es en Simancas cuando acaeció la primera aparición del Santo en ayuda de los cristianos, nos dice cómo en ella se unieron todos los ejércitos cristianos de Navarra, Vasconia, Castilla y León contra el moro Abderramán. Por esta batalla nacieron los votos de San Millán en Castilla por el agradecimiento que desde este momento Femán González expresó al mencionado Santo mediante los favores y donaciones que concedió al monasterio que lleva el nombre de San Millán, a quien, por otra parte, le hizo patrono de Castilla.

Ricci plasmó en la batalla (posiblemente de Simancas) descrita así por el P. Yepes - "Muy conocida es, y sabida de los españoles la batalla de Simancas, cuando el Rey don Ramiro el segundo, viendo que el Rey Abderramán de Córdoba, entraba con poderoso ejército en tierras de cristianos, pareciole, que era imposible resistir a tanta muchedumbre de infieles envió a pedir al Rey de Navarra, García Sánchez, y al conde de Castilla, Fernán González, que le socorriesen, y favoreciesen, en este aprieto tan grande, en que se veían los cristianos de España. Estos príncipes llamados vinieron para ayudar al Rey don Ramiro; pero comparados los nuestros con los infieles eran poquísimos; porque había para cada cristiano cien moros, y así acudieron los Reyes a pedir otro nuevo socorro, y amparo, de más tomo y sustancia. Suplicaron a nuestro Señor les favoreciese y pusieron sus intercesores a Santiago y San Millán" y prosigue, "A vista de los ejércitos se abrieron los cielos, y salieron de ellos dos caballeros (Santigo y san Millan), que venían en caballos blancos, armados con armas blancas, con espadas en las manos." - a San Millán con la importancia y trascendencia máxima: la de ser defensor de la cristiandad y patrono de Castilla y España.

lunes, 11 de noviembre de 2013

El Greco. San Martín de Tours

San Martín y el mendigo. 1597-1600. El Greco
Óleo sobre lienzo, 193 cm × 103 cm
Galería Nacional de Arte .Washington, Estados Unidos

Hoy celebra la Iglesia la memoria de san Martín de Tours, nacido en Panonia, Hungría en el 316 y muerto en Francia, 397.

Esta obra fue concebida como parte del programa decorativo de la Capilla de san José en Toledo. La pintura fue realizada para agradar al donante, Martín Ramírez, por lo que El Greco muestra a san Martín, patrono del fundador, como Caballero con su exquisita armadura socorriendo a un mendigo, que se encuentra a la izquierda de la composición.

Martín Ramírez, fue un hombre que había destacado por sus buenas acciones exaltando la importancia de la caridad para la salvación del alma, según se había dispuesto en el Concilio de Trento. La escena se desarrolla en primer plano, excesivamente cercana al espectador. San Martín, vestido con una armadura damasquinada típicamente toledana, va montado en un elegante caballo blanco. Comparte su capa con el pobre que ha encontrado desnudo en el camino, figura que contemplamos a la izquierda de la composición. Al fondo vuelve a aparecer el paisaje toledano, envuelto en tormentosas nubes. Recurre a situar los personajes sobre un pequeño espacio de terreno, dando sensación de cierto agobio. La figura del santo es armoniosa y proporcionada. No se puede decir lo mismo de su caballo, de enormes patas, ni del mendigo, de una altura sorprendente que le hace aun más delgado. Emplea, por lo tanto, dos tipos de canon estético: el tradicional y el personal, diferenciados por la proporción de las figuras. La escena tiene un aire especial por el color empleado y por el lirismo con el que se cuenta la historia y que confiere a la escena un gran espiritualismo. Los azules, grises, verdes y blancos se adueñan del conjunto, destacando sobre marrones y negros. La luz refuerza estas tonalidades y resbala por las figuras, resultando de ello un interesante estudio lumínico.

domingo, 10 de noviembre de 2013

Ambrogio Bergognone. Cristo Resucitado


Cristo Resucitado. S. XV. Ambrogio Bergognone
Fresco. 
Capilla del Baptisterio
Basílica de San Ambrosío. Milán. Italia

El Dios eterno y absoluto se ha hecho presente en la historia de los hombres abriendo nuevos horizontes de vida. Los abre indirectamente, mediante esos valores “que valen más que la vida”. Pero también de forma directa, en la Revelación, en Jesús de Nazaret, que renunciando libremente a su vida por amor nos ha abierto el camino de la vida plena. Jesús no ironiza, pone de relieve con seriedad y agudeza lo absurdo de la fe en un Dios que nos condena a la muerte y, todo lo más, nos conserva en un recuerdo que no va a durar, pues, quitando unos pocos personajes históricos, “conservados” en las páginas de los libros de historia y en los nombres del callejero, ¿quién guarda memoria de nadie, poco más allá de sus abuelos? Y por muy grandilocuentes promesas que hagamos de “recordar para siempre”, también esa débil memoria desaparecerá cuando nosotros mismos seamos pronto olvidados. La única “memoria eterna” que tiene sentido real es la de permanecer en la mente de Dios, en comunión con Él. El Dios que se acuerda de Abraham, Isaac y Jacob es el Dios que no los deja tirados en cualquier esquina de la historia, sino el Dios que tras crear y darles la vida, los salva y los rescata de la muerte. Jesús, fortalece hoy nuestra esperanza. Y, por medio de las palabras de Pablo, nos hace entender que la esperanza de la que hablamos no es una pasiva espera de un “mundo futuro”, sino una fuerza para hacer “toda clase de obras buenas” que hacen presente ya hoy ese futuro de plenitud. Se trata, pues, de una esperanza que nos anima a entregarnos y a arriesgar por esos valores que valen más que los bienes, más que la vida, que nos enseña que el riesgo de hacer el bien no es hacer el primo, sino que merece la pena dar la vida por lo que es Real y Eterno. Todo bien procede de Dios, fuente de la vida. Sacrificar la vida por el bien es conectar con esa fuente, que por medio de Jesucristo ha plantado su tienda entre nosotros. En una palabra, podemos empezar a ser ya desde ahora “como ángeles”, portadores de la buena nueva de Dios, anunciadores con nuestras buenas obras de la presencia viva entre nosotros del Hijo de Dios, muerto y resucitado.

jueves, 31 de octubre de 2013

Sebastiano del Piombo. Jesús con la Cruz a cuestas


Jesús con la Cruz a cuestas. 1516. Sebastiano del Piombo
Óleo sobre lienzo. Medidas: 121cm x 100cm.
Museo del Prado. Madrid. España

¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la gallina reúne a sus pollitos bajo las alas! Pero no habéis querido. Vuestra casa se quedará vacía. Os digo que no me volveréis a ver hasta el día que exclaméis: Bendito el que viene en nombre del Señor.

La liturgia de hoy nos presenta esta amarga queja de Jesús, contenida en el capítulo 13 del Evangelio según san Lucas. El Señor sube a la ciudad, al Templo, al lugar en el que Dios era invocado por Israel; pero, como en otras ocasiones de la historia del pueblo infiel a Dios, tampoco ahora estaba dispuesto a aceptarlo, y lo recibiría, finalmente, con la Cruz.

Para ilustrar esta premonición de que de su Pasión hizo el Señor, y como meditación para el día de hoy, hemos escogido una obra de Sebastiano del Piombo, Jesús con la Cruz a cuestas. Conocemos bien la historia de este cuadro: Jerónimo Vich, embajador de Carlos V en Roma, fue su primer propietario, inusual por situar la escena en un interior, mostrando el momento en que Cristo toma la Cruz en el palacio de Pilatos. El cambio de escenario no resta dramatismo a la composición, que transmite una gran sensación de angustia por la acumulación en primer plano de las figuras de Cristo, el sayón y el soldado. A la derecha se abre un ventanal por el que se vislumbra la comitiva abandonando Jerusalén en dirección al Gólgota. 

Fue regalada a Felipe IV por Diego Vich, descendiente de su primer propietario, y trasladada al Monasterio de El Escorial en 1656-57, de donde ingresó en el Museo del Prado en 1839.

miércoles, 30 de octubre de 2013

Isenbrandt. Cristo, varón de dolores


Cristo, varón de dolores. XVI. Adrián Isenbrandt
Óleo sobre tabla. Medidas: 46cm x 29cm.
Museo del Prado. Madrid. España

La vida del cristiano no siempre está llena de contento y felicidad. También ha de padecer los infortunios, los sufrimientos y las consecuencias dolorosas de sus propios pecados. Pero lo que distingue al cristiano no es la inmunidad al dolor, sino la clave para interpretar su verdadero sentido: un dolor iluminado por el varón de dolores, que tomando sobre sí nuestro pecado, experimentó el sufrimiento pero nos dio la esperanza de triunfar en la Pascua de la Resurrección.

El tema del Cristo doliente ha sido representado en múltiples ocasiones. Hoy hemos escogido una obra del flamenco Isenbrandt: su Cristo, varón de dolores. Jesús, coronado de espinas y con las manos atadas a la Cruz está sentado en el Gólgota. En el plano medio, a la izquierda, a las puertas de Jerusalén, se representa el camino del Calvario, mientras que, a la derecha, la comitiva se dirige hacia el monte Calvario, situado en el fondo, sobre el que se alzan las cruces de Cristo y de los dos ladrones. 

Isenbrant separa en esta obra la historia de la Crucifixión del Cristo de Pasión, del primer plano, imagen de devoción destinada a la meditación del fiel, por cuya salvación ha muerto Jesús en la Cruz. 

El paisaje tiene evidentes deudas con los de Joachim Patinir, perteneciente a una generación anterior a la de Isenbrant.

viernes, 13 de septiembre de 2013

Pedro de Orrente. SanJuan Crisóstomo


San Juan Crisóstomo. XVII. Pedro de Orrente
Óleo sobre lienzo. Medidas: 110cm x 128cm.
Museo del Prado. Madrid. España

Memoria de san Juan, obispo de Constantinopla y doctor de la Iglesia, antioqueño de nacimiento, que, ordenado presbítero, llegó a ser llamado “Crisóstomo” por su gran elocuencia. Gran pastor y maestro de la fe en la sede constantinopolitana, sufrió el destierro por la facción de sus enemigos, y al volver del exilio por decreto del papa san Inocencio I, como consecuencia de los maltratos recibidos de sus guardas durante el camino de regreso, entregó su alma a Dios en Comana, localidad del Ponto, el catorce de septiembre (407).

El Martirologio nos remite hoy a la venerable figura de san Juan Crisóstomo. Por supuesto, es amplísima la tradición iconográfica bizantina; pero en la pintura religiosa barroca también encontramos ejemplos, que insisten más bien en el carácter penitencial de la vida del santo. Tal es el caso de la obra que hemos escogido, de Pedro de Orrente.

Fiel a su característica pintura en la que las escenas religiosas sirven de pretexto para desarrollar paisajes en la estela de las célebres obras de la familia Bassano, Orrente representa a san Juan Crisóstomo en su retiro penitencial. Aparece desnudo y con los cabellos crecidos, ocultándose de quienes ocasionalmente llegaban a su lugar de retiro.

jueves, 12 de septiembre de 2013

La Virgen de los Reyes Católicos


La Virgen de los Reyes Católicos. 1491. Maestro de la Virgen de los Reyes Católicos
Técnica mixta sobre tabla. Medidas: 123cm x 112cm.
Museo del Prado. Madrid. España

Dulcísimo Nombre de la Bienaventurada Virgen María. En este día se recuerda el inefable amor de la Madre de Dios hacia su santísimo Hijo, y su figura de Madre del Redentor es propuesta a los fieles para su veneración.

Esta noticia del Martirologio de hoy nos ha movido a buscar una obra de piedad y de veneración. La Virgen María, con el Niño Jesús en sus rodillas, es adorada por los Reyes Católicos, Isabel (1451-1504) y Fernando (1452-1516), dos de sus hijos y otros personajes. A la derecha de la composición, acompañando a la Reina, aparecen Santo Domingo, una infanta y una figura masculina, de rodillas y sin nimbo, con la espada al pecho, símbolo de su martirio, que se ha asociado con Pedro de Arbués, inquisidor de Aragón, asesinado en 1485. A la izquierda, detrás del Rey, Santo Tomás (santo titular del monasterio de donde procede la obra), el príncipe Juan (1478-1497) y un dominico al que se le identifica con fray Tomás de Torquemada (1420-1498), Inquisidor General. A juzgar por los trajes, a la moda de 1490, y la edad del príncipe Juan, la tabla podría fecharse entre 1491 y 1493, momento en el que los Reyes rondarían los 40 años, de lo que se interpreta que sus retratos son ideales y no verídicos.

miércoles, 11 de septiembre de 2013

El Bosco. Mesa de los Pecados Capitales


Mesa de los Pecados Capitales. Finales siglo XV. El Bosco
Óleo sobre tabla. Medidas: 120cm x 150cm.
Museo del Prado. Madrid. España

Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también vosotros apareceréis, juntamente con él, en gloria. En consecuencia, dad muerte a todo lo terreno que hay en vosotros: la fornicación, la impureza, la pasión, la codicia y la avaricia, que es una idolatría. Eso es lo que atrae el castigo de Dios sobre los desobedientes.

La primera lectura de la Eucaristía nos remite hoy a este texto de la Carta a los Colosenses, que nos invita a buscar lo de arriba rechazando la vida pecaminosa.

La iconografía cristiana, sobre todo en la época medieval, fue muy proclive a poner en contraste los vicios y pecados frente las virtudes. En cierto modo, es el tema de la obra que hoy hemos escogida, fruto de la genial mano de El Bosco: la Mesa de los Pecados Capitales.

El pintor representa cinco círculos sobre un fondo negro. Los cuatro más pequeños, situados en los ángulos, muestran las postrimerías de la vida: Muerte, Juicio, Infierno y Gloria. Dos filacterias con inscripciones en latín, extraídas del Deuteronomio advierten de las consecuencias del pecado. La primera (32: 28-29) dice: “Porque son un pueblo que no tiene ninguna comprensión ni visión, si fueran inteligentes entenderían esto y se prepararían para su fin”. La segunda debajo (32:20) dice: “Apartaré de ellos mi rostro y observaré su fin” El círculo central, más grande que los anteriores, semeja un ojo, en cuya pupila aparece Cristo Varón de Dolores y la frase “Cuidado, Cuidado, el Señor está mirando” y los Siete Pecados Capitales en su anillo exterior reproducidos como escenas de género con las costumbres y los vicios de la época. 

Adquirida por Felipe II, fue por él enviada en abril de 1574 a El Escorial donde fue mencionada por el Padre Sigüenza en los aposentos del Rey.

martes, 10 de septiembre de 2013

Juan de Juanes. La Última Cen


La Última Cena. 1562. Juan de Juanes
Óleo sobre tabla. Medidas: 116cm x 191cm.
Museo del Prado. Madrid. España

En aquel tiempo, subió Jesús a la montaña a orar, y pasó la noche orando a Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió a doce de ellos y los nombró apóstoles: Simón, al que puso de nombre Pedro, y Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago Alfeo, Simón, apodado el Celotes, Judas el de Santiago y Judas Iscariote, que fue el traidor.

La liturgia de este día nos presenta en el Evangelio la elección que hizo Jesús de los doce apóstoles, el inicio del nuevo Pueblo de Dios, que es la Iglesia, a imagen de lo doce patriarcas y las doce tribus de Israel. Por eso, hemos escogido una obra en la que aparecen los doce apóstoles junto a Jesús, precisamente durante la Última Cena.

La Última Cena de Juan de Juanes fue pintada para el banco del retablo mayor de San Esteban, de Valencia, junto a las pinturas sobre la vida de San Esteban, la composición se basa, al parecer, en la famosa obra que Leonardo da Vinci pintó para el refectorio de Santa María delle Grazie de Milán, aunque el modelado de las figuras y el color remiten a Rafael. 

Sobre la mesa, delante de la figura de Cristo, aparece el Santo Cáliz que se conserva en la Catedral de Valencia, regalado en 1424 por Alfonso V. La jarra y la jofaina del primer término aluden al Lavatorio de los pies, previo a la Cena. Todos los Apóstoles llevan nimbo con su nombre excepto Judas Iscariote, aunque su nombre aparece en el banco que ocupa. Tiene la barba y el cabello rojos, según la tradición, viste de amarillo -color simbólico de la envidia-, y oculta a sus compañeros la bolsa del dinero.

lunes, 9 de septiembre de 2013

Alonso Cano. El milagro del pozo


El milagro del pozo. 1638. Alonso Cano
Óleo sobre lienzo. Medidas: 216cm x 149cm.
Museo del Prado. Madrid. España

En Castilla la Nueva, región de España, beata Toribia, llamada María de la Cabeza, esposa de san Isidro labrador, con quien llevó vida humilde y hacendosa (s. XII).

El Martirologio Romano nos da hoy a noticia de la memoria de santa María de la Cabeza, esposa de san Isidro. Su devoción en la ciudad de Madrid se remonta a la Alta Edad Media; se ha conservado hasta la actualidad con una sencillez similar a la que envolvió la entera existencia de la santa.

Esta devoción ha hecho que la iconografía del santo matrimonio sea abundante. Hemos escogido una obra de Alonso Cano, que tiene como tema el milagro del pozo: el hijo de los santos, tras caer a un pozo, es elevado hasta la superficie por las aguas que suben milagrosamente gracias a las oraciones de su padre, san Isidro, y su madre, Santa María de la Cabeza. 

Destaca Cano por sus pinceladas rápidas y por el uso de una gama cromática muy rica, asimilada durante su estudio en la corte de las pinturas de la escuela veneciana pertenecientes a las Colecciones Reales. 

Esta obra fue pintada para el altar mayor de la Iglesia de Santa María de la Almudena de Madrid, a expensas de la reina Isabel de Borbón, de donde pasará al Convento madrileño de las Bernardas del Santísimo Sacramento. 

domingo, 8 de septiembre de 2013

Pantoja de la Cruz. El Nacimiento de la Virgen.


El Nacimiento de la Virgen. 1603. Juan Pantoja de la Cruz
Óleo sobre lienzo. Medidas: 260cm x 172cm.
Museo del Prado. Madrid. España

La Natividad de la Virgen María es una fiesta de origen oriental, que encontró también gran raigambre en la Iglesia latina. Los ancianos Joaquín y Ana reciben el don de poder engendrar una hija, cuando la naturaleza ya lo impedía. Con este nacimiento milagroso, comienzo una serie de intervenciones divinas que desembocarán en la salvación de todos los hombres en Cristo Jesús.

El tema de la Natividad ha sido objeto de abundantes obras, tanto en Oriente como en Occidente. Nosotros hemos escogido una obra de comienzos del siglo XVII, del pincel de Pantoja de la Cruz. Se representa el Nacimiento de la Virgen con la madre y dos de las hermanas de la reina doña Margarita de Austria. doña María de Baviera arrodillada sosteniene a la Virgen, tras ella doña Leonora con el lienzo y doña Catalina Renata o doña Maria Cistierna con una canastilla, al fondo, Santa Ana es atendida por unas damas. 

Esta obra fue encargada junto con su pareja, el Nacimiento de Cristo, por la reina doña Margarita de Austria, esposa de Felipe III, cuya piedad y devoción mariana eran sobradamente conocidos, para su oratorio privado en el Palacio de Valladolid. 

sábado, 7 de septiembre de 2013

Fernando Gallego. La Piedad


La Piedad. 1465. Fernando Gallego
Técnica mista sobre tabla. Medidas: 118cm x 111cm.
Museo del Prado. Madrid. España

El santo Padre Francisco nos ha invitado a dedicar esta jornada a la oración por la paz, especialmente en Siria y en Egipto, donde la amenaza de la guerra se cierne con su siniestra sombra. Para ayudar a este propósito, y concentrar nuestra oración sobre los efectos de la violencia y de la Redención, hemos escogido una Piedad, es decir, la escena de Cristo muerto, bajado de la cruz, y sostenido en el regazo de la Virgen María.

La muerte de Jesús fue una mezcla de motín vergonzoso, de venganza llena de odio, de siniestro cálculo político, y de inmoral connivencia del poder. Pero su resultado final no fue una más de las lamentables injusticias de las que avergüenzan la historia de la humanidad, sino que fue el camino seguido por Dios, precisamente, para rescatarnos de esa ignominia a la que conduce nuestro pecado.

La Piedad representa el dolor de la Virgen por su hijo muerto, la Piedad, abrazando el cuerpo inerte de Cristo apenas cubierto por el paño de pureza, y con la Cruz, símbolo de su martirio, tras ellos. En su obra, Fernando Gallego sitúa a la izquierda a los anónimos donantes, representados a menor tamaño. Una cartela dice: Miserere mei, Domine (“ten compasión de mí, Señor”), solicitando el perdón de Cristo para merecer los frutos de la Redención. Al fondo, entre el paisaje rocoso, se levanta una ciudad amurallada que evoca a Jerusalén, como si fuera una ciudad medieval. 

Fernando Gallego, prescindiendo de las heridas y sangre de Cristo que suelen aparecer en la representación de la Piedad, concentra el dramatismo de la escena en la intensidad del abrazo de la Virgen a su Hijo y en la expresión de su rostro, y destaca la soledad de María, en una composición piramidal con su túnica roja -alusiva al dolor de la Pasión- y su manto azul.