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domingo, 24 de febrero de 2013

La Transfiguarción


 La Transfiguración. 1566. Obra de Tiziano Vecellio
Óleo sobre lienzo 245x297 cm
Iglesia de San Salvador, Venecia Italia

En el altar mayor de la iglesia de San Salvador, se encuentra la Transfiguración de Cristo, Esta obra fue encargada a Tiziano en 1534, durante la construcción, por parte de Guglielmo dei Grigi, del nuevo altar mayor de esta iglesia veneciana. Posteriormente en el 59, se le encargará también la tela de la Anunciación para e Con este lienzo se debía cubrir, los días festivos, el precioso frente de altar en plata dorada, pero no fue entregado hasta 1563. El Evangelio según Lucas, que este segundo domingo de cuaresma se lee en la liturgia, nos narra el evento de la Tranfiguración; En aquel tiempo, Jesús cogió a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto de la montaña, para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blancos. De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que, apareciendo con gloria, hablaban de su muerte, que iba a consumar en Jerusalén. Pedro y sus compañeros se calan de sueño; y, espabilándose, vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. Mientras éstos se alejaban, dijo Pedro a Jesús: «Maestro, qué bien se está aquí. Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.» 
No sabía lo que decía. Todavía estaba hablando, cuando llegó una nube que los cubrió. Se asustaron al entrar en la nube. Una voz desde la nube decía:  «Éste es mi Hijo, el escogido, escuchadle.»
El efecto teatral de la tela responde al lugar que ocupa, punto de convergencia de las miradas de los fieles en el centro del altar de la Iglesia. La composición es tremendamente innovadora al situar a Cristo en el centro de la escena, resplandeciente de luz y rodeado por Moisés y Elías, a izquierda y derecha respectivamente. En la zona inferior podemos observar a los tres apóstoles en forzados movimientos, pudiendo ser contemplados desde lejos.La pintura excluye los colores fríos y juega con una impetuosa paleta de tonalidades cálidas, desde el rojo al bronce, teniendo su momento culminante en la luz dorada que rodea a Cristo. Tiziano emplea una pincelada fluida y agitada. La iluminación es la habitual en la década de 1560, jugando con los contrastes de luz y sombra para acentuar el dramatismo del momento, reforzando así la teatralidad de la obra, anticipándose así al Barroco. 

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