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lunes, 1 de abril de 2013

Jesús aparece a las Tres Marías


Jesús aparece a las Tres Marías, 1650. Obra de Laurent de La Hyre
Óleo sobre lienzo. 398 x 251 cm
Museo del Louvre, Paris. Francia

El evangelio de  evangelio según san Mateo (28, 8-15) de la liturgia de hoy lunes de Pascua nos muestra cómo las mujeres que vuelven del sepulcro son las que anuncian a Cristo resucitado. Ayer era, para el evangelista san Juan, María Magdalena la que anuncia a los discípulos la alegre noticia de que Cristo ha resucitado. Son ellas, las que parecen ocultas, las que anuncian la resurrección.  Fue María, Madre y a la vez la esclava del Señor, y la que dijo "hágase en mi tu voluntad". 

A veces y en estos tiempos queremos rizar el rizo y ser más que nuestro Señor. Están en el aire tantas preguntas acerca del papel de la mujer en nuestra Iglesia que puede parecer que nos extralimitamos en lo que podrían o no realizar. En los evangelios encontramos  momentos importantes donde son ellas las que asumen la responsabilidad, véase a la Madre en la encarnación, o la Magdalena en la resurrección,  o ambas al pie de la cruz.

Pero ¿por qué no hablan los evangelios explícitamente de "discipulado" o si queremos "elegidas para el sacerdocio"? Ni siquiera después de la ausencia de Judas y cuando nombran nuevos en el grupo imponiéndoles las manos eligen a una mujer. ¿Acaso no quería el Señor que ejercieran este ministerio? Si planteamos el ministerio mas como estatus  que como servicio, entramos en una polémica dialéctica que no terminará. Si asumimos que el centro es Cristo en sus diferentes facetas y que nosotros somos, todos, servidores del mismo Señor, encargados de anunciar su resurrección, lo haremos desde las diferentes vocaciones, dimensiones, perfiles y casos, como plural y variada es la Iglesia en sus diferentes servicios. Cada uno desde el ministerio al que ha sido llamado. Todos somos trabajadores de este gran Señor y en materia de resurrección  ellas, llegaron primero, nos lo comunicaron a todos y ahí está su gran servicio. Todos creímos a la Magdalena, los discípulos no dijeron, ¿estará loca o impresionada por el schock de la crucifixión?  ¿Acaso María la madre quiso asumir un papel mayor por se la madre del mesías?  Todos fueron testigos y todos dieron testimonio conforme a lo que el Señor les encargó. Hacer interpretaciones limites conducen a falsear a voluntad propia de la escritura y la tradición de siglos, desde el primero al veintiuno. Escritura y tradición, pilares sobre los que se asienta la Iglesia y sin los cuales se derrumbaría. ¿Acaso creemos en la Resurrección anunciada o tendríamos que interpretarla?
  
En aquel tiempo, las mujeres se marcharon a toda prisa del sepulcro; impresionadas y llenas de alegría, corrieron a anunciarlo a los discípulos. De pronto, Jesús les salió al encuentro y les dijo:
- «Alegraos.»
Ellas se acercaron, se postraron ante él y le abrazaron los pies.
Jesús les dijo:
- «No tengáis miedo: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán.»
Mientras las mujeres iban de camino, algunos de la guardia fueron a la ciudad y comunicaron a los sumos sacerdotes todo lo ocurrido. Ellos, reunidos con los ancianos, llegaron a un acuerdo y dieron a los soldados una fuerte suma, encargándoles:
- «Decid que sus discípulos fueron de noche y robaron el cuerpo mientras vosotros dormíais. Y si esto llega a oídos del gobernador, nosotros nos lo ganaremos y os sacaremos de apuros.»
Ellos tomaron el dinero y obraron conforme a las instrucciones. Y esta historia se ha ido difundiendo entre los judíos hasta hoy.


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