Páginas

martes, 25 de junio de 2013

El carro de heno


El carro de heno, 1516. Obra de El Bosco. 
Óleo sobre tabla, 147 cm x 212 cm. 
Museo del Prado, Madrid. España

Leyendo el evangelio de hoy (Mt 7, 6. 12-14) no he podido dejar de pensar en este magnifico cuadro que fuese ya objeto de reflexión del rey Felipe II allá por 1570.

El texo evangelico dic e así:

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«No deis lo santo a los perros, ni les echéis vuestras perlas a los cerdos; las pisotearán y luego se volverán para destrozaros.
Tratad a los demás como queréis que ellos os traten; en esto consiste la Ley y los profetas.
Entrad por la puerta estrecha. Ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos entran por ellos.
¡Qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que lleva a la vida! Y pocos dan con ellos.»

El tríptico abierto está dedicado al pecado. El lateral izquierdo muestra su origen en el mundo, desde los ángeles caídos al pecado de Eva. En el centro se ve a la humanidad arrastrada por el pecado, por ese carro de heno, metáfora de origen bíblico alusiva a lo efímero y perecedero de las cosas de este mundo. Se ilustra el versículo de Isaías: “Toda carne es como el heno y todo esplendor como la flor de los campos. El heno se seca, la flor se cae”. La tabla derecha deja ver el infierno, destino de los pecadores, con castigos acordes a sus faltas. En el tríptico cerrado aparece un anciano peregrino, que recorre el camino de la vida, plagado de peligros. 


En la tabla central, El Bosco recrea un proverbio flamenco: “El mundo es como un carro de heno y cada uno coge lo que puede”. Todos los estamentos, incluido el clero, censurado por vicios como la avaricia y la lujuria, quieren coger ese heno y subirse al carro. Para lograr su objetivo no dudan en cometer todo tipo de atropellos y pecados, incluso el asesinato. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario