El Evangelio que la liturgia del hoy nos presenta está tomado del capítulo noveno de san Mateo, y nos habla del sentido del ayuno. Mientras que otros grupos judíos ayunan, los discípulos de Jesús no ayunan, porque él es el Esposo de Israel, y mientras está con sus amigos, no ha lugar al ayuno.
En aquel tiempo, se acercaron los discípulos de Juan a Jesús, preguntándole:
-« ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?»
Jesús les dijo:
-«¿Es que pueden guardar luto los invitados a la boda, mientras el novio está con ellos?
Llegará un día en que se lleven al novio, y entonces ayunarán.
Nadie echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto y deja un roto peor.
Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos, porque revientan los odres; se derrama el vino, y los odres se estropean; el vino nuevo se echa en odres nuevos, y así las dos cosas se conservan.»
En la liturgia e iconografía bizantina, el tema de Cristo como Esposo, de pie junto a la tumba con los atributos de su Pasión, ocupa un lugar central en las celebraciones de la Semana Santa. Este Icono se sitúa ante el iconostasio, para la veneración de los fieles, hasta el Jueves Santo. ante él, se dice la siguiente oración:
He aquí viene el Esposa a media noche; bienaventurado el siervo que encuentre velando. Mas el que encuentre inadvertido, indigno es. Cuida alma mía de no caer en profundo sueño y ser arrojada fuera del Reino, y entregada a la muerte. Mas velad clamando: Santo, Santo, Santo, eres Tú, oh Dios. Por la intercesión de los Poderes Celestiales, ten piedad de nosotros.
En la tradición iconográfica bizantina, es importante reproducir una y otra vez el mismo motivo iconográfico. El que mostramos hoy aquí, es uno de tantos, como es venerado en la piedad cristiana oriental.
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