San Juan Crisóstomo. XVII. Pedro de Orrente
Óleo sobre lienzo. Medidas: 110cm x 128cm.
Museo del Prado. Madrid. España
Memoria de san Juan, obispo de Constantinopla y doctor de la Iglesia, antioqueño de nacimiento, que, ordenado presbítero, llegó a ser llamado “Crisóstomo” por su gran elocuencia. Gran pastor y maestro de la fe en la sede constantinopolitana, sufrió el destierro por la facción de sus enemigos, y al volver del exilio por decreto del papa san Inocencio I, como consecuencia de los maltratos recibidos de sus guardas durante el camino de regreso, entregó su alma a Dios en Comana, localidad del Ponto, el catorce de septiembre (407).
El Martirologio nos remite hoy a la venerable figura de san Juan Crisóstomo. Por supuesto, es amplísima la tradición iconográfica bizantina; pero en la pintura religiosa barroca también encontramos ejemplos, que insisten más bien en el carácter penitencial de la vida del santo. Tal es el caso de la obra que hemos escogido, de Pedro de Orrente.
Fiel a su característica pintura en la que las escenas religiosas sirven de pretexto para desarrollar paisajes en la estela de las célebres obras de la familia Bassano, Orrente representa a san Juan Crisóstomo en su retiro penitencial. Aparece desnudo y con los cabellos crecidos, ocultándose de quienes ocasionalmente llegaban a su lugar de retiro.
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