El Juicio Final. Siglo XII. Leodegarius
Piedra tallada
Iglesia de Santa María la Real (Sangüesa)
El texto del Juicio Final, del capítulo 25 del Evangelio según san Mateo, que hoy nos propone la liturgia del primer lunes de Cuaresma, fue en repetidas ocasiones plasmado en piedra durante la época románica. La majestad de Cristo, como Señor y Emperador de la tierra, se apartaba de los criterios mundanos del poder, para poner el acento del destino último de los humanos en su capacidad para la caridad. Una de las representaciones más hermosas de esta escena es la tallada en el pórtico de la Iglesia de Santa María la Real de Sangüesa.
La obra está atribuida a un maestro de origen borgoñón, cuyo nombre conocemos por su propia firma en la talla de esta magnífica fachada. Cristo aparece en medio, dividiendo en dos grupos a los humanos, convocados ante el trono de su majestad por ángeles que tocan unos cuernos. A la izquierda se produce la escena del juicio de los condenados, cuyas almas son pesadas por san Miguel, y se ve a los réprobos entregados al demonio, figurado en unas máscaras que los engullen. Debajo de la escena hay una galería, con María al centro, y doce personajes que representan a los doce apóstoles.
Esta imagen nos hace considerar que la nuestro juicio ante la majestad de Dios se solventará en base a la actitud que cada uno mantuvo ante el sufrimiento ajeno, es decir, que la caridad que practicamos u olvidamos durante nuestra existencia será la medida de nuestro destino eterno, con Dios o alejados de su presencia.
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