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jueves, 13 de marzo de 2014

Felipe Vigarny. La Última Cena

La última Cena. 1534. Felipe Vigarny
Madera policromada
Capilla del Sagrario. Catedral de Palencia

Este primer Jueves de Cuaresma dirigimos en la oración nuestra mirada hacia el misterio de la Última Cena, horas antes de morir el Señor, cuando no sólo dio sentido a su entera existencia como una existencia en favor de los hombres, sino que inició con aquel banquete pascual el paso definitivo de Dios para salvar a los hombres, que culminaría en la Resurrección.

Hemos escogido una escultura que se encuentra en el Retablo de la Capilla del Sagrario de la Catedral del Palencia, una obra ejecutada en plena efervescencia del Renacimiento en Palencia. En dicho retablo trabajaron dos grandes maestros, que colaborarían en otras obras maestras de este impresionante Catedral: Felipe Vigarny y Juan de Balmaseda. En concreto, nuestra Última Cena se atribuye al primero, un escultor borgoñón especialmente activo en la diócesis palentina.


La composición tiene como centro a Jesús. Se ven los rostros de todos los apóstoles, excepto el de Judas, que se reconoce por la bolsa que lleva colgada a la cintura con el dinero. Juan aparece reclinado. Jesús tiene en la mano un trozo de pan, en la forma usual en la que se recibe la Eucaristía. Dos apóstoles portan sendos cálices, y el que está sentado a la izquierda tiene en la mano un pan.

La Última Cena es el referente de cada Eucaristía: Jesús quiso dar un significado pascual a toda su existencia, sobre todo el momento supremo de su muerte, que no sería la obra de una malvados asesinos, sino el fruto de la voluntad de Dios de instaurar una nueva Alianza con el ser humano y con la Creación entera. En su obra, Vigarny destaca en la admirable composición el rostro de serenidad de Jesús, consciente de la llegada de su hora.

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