San Juan de Ávila. 1746. Pierre Subleyras
Óleo sobre lienzo, 136 x 98 cm.
Museo de Birmingham. Gran Bretaña
Óleo sobre lienzo, 136 x 98 cm.
Museo de Birmingham. Gran Bretaña
Celebramos hoy la fiesta de san Juan de Avila, el célebre doctor de la Iglesia hispana del siglo XVI. El año pasado recogimos su biografía en una entrada que glosaba su retrato, atribuido a El Greco. Este año hemos escogido una obra de un autor del barroco francés tardío: Pierre Subleyras. Cuando la Causa de beatificación y canonización del Maestro dio el considerable paso de que la Congregación de Ritos aprobase sus escritos el 2 de abril de 1746, el Postulador fray Diego de Revilla encargó un retrato a Subleyras, amigo suyo.
El cuadro representa al Maestro Ávila como predicador en el púlpito. Está vestido con un roquete blanco; sostiene un crucifijo en la mano derecha, como expresión del tema fundamental de sus sermones. En el balaustre del púlpito se lee: “VENER. MAG. JOANNES DE ÁVILA ANDALUCIE APOST. OBIIT MONTILIAE DIE X MAII AN. MDLXIX” (el venerable maestro Juan de Ávila, apóstol de Andalucía, murió en Montilla el 10 de mayo de 1569).
Cuando el 7 de octubre de 2012 fue proclamado doctor de la Iglesia, junto con santa Hildegarda de Bingen, dijo de él el papa Benedicto XVI en su homilía:
A este respecto, nos paramos un momento para admirar a los dos santos que hoy han sido agregados al grupo escogido de los doctores de la Iglesia. San Juan de Ávila vivió en el siglo XVI. Profundo conocedor de las Sagradas Escrituras, estaba dotado de un ardiente espíritu misionero. Supo penetrar con singular profundidad en los misterios de la redención obrada por Cristo para la humanidad. Hombre de Dios, unía la oración constante con la acción apostólica.
Se dedicó a la predicación y al incremento de la práctica de los sacramentos, concentrando sus esfuerzos en mejorar la formación de los candidatos al sacerdocio, de los religiosos y los laicos, con vistas a una fecunda reforma de la Iglesia.
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