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sábado, 30 de agosto de 2014

Pedro Berruguete. San Pablo

San Pablo. 1493-1499. Pedro Berruguete
Óleo sobre tabla. Medidas: 350 cm. x 206 cm.
Museo del Prado. Madrid.

Fijaos en vuestra asamblea, no hay en ella muchos sabios en lo humano, ni muchos poderosos, ni muchos aristócratas; todo lo contrario, lo necio del mundo lo ha escogido Dios para humillar a los sabios, y lo débil del mundo lo ha escogido Dios para humillar el poder. Aún más, ha escogido la gente baja del mundo, lo despreciable, lo que no cuenta para anular a lo que cuenta, de modo que nadie pueda gloriarse en presencia del Señor. 

Con esta admonición comienza san Pablo su Primera Carta a los Corintios, que vamos a leer en la Eucaristía durante los próximos días. Se trata de un texto complejo, dirigido a una comunidad dividida y con importantes problemas. Muchos desvelos le costó a san Pablo mantener unida en la verdadera fe a esta comunidad, fruto de sus esfuerzos apostólicos.

La imagen que hoy contemplamos de san Pablo fue pintada por Pedro Berruguete para una iglesia de Ávila, tal vez Santo Tomás. Se nota claramente su paso por Italia en el estudiado fondo arquitectónico que enmarca al santo y el estudio de perspectiva que realiza. El santo porta los atributos que le identifican: el libro de sus escritos, y la espada de su palabra.

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