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jueves, 25 de junio de 2015

Cozza. Agar e Ismael en el desierto

Agar e Ismael en el desierto. 1665. Francesco Cozza
Óleo sobre lienzo. Medidas: 72 x 97 cm.
Rijksmuseum. Amsterdam

En aquellos días, Saray maltrató a Hagar, y ella se escapó. El ángel del Señor la encontró junto a la fuente del desierto, la fuente del camino de Sur, y le dijo: «Hagar, esclava de Saray, ¿de dónde vienes y adónde vas?» Ella respondió: «Vengo huyendo de mi señora.» El ángel del Señor le dijo: «Vuelve a tu señora y sométete a ella.» Y el ángel del Señor añadió: «Haré tan numerosa tu descendencia que no se podrá contar.»

La primera lectura, del Libro de Génesis, nos relata la huida de la esclava de Abraham, Agar. Abraham no había conseguido descendencia de su mujer, Sara; sin embargo, la descendencia llegó por la esclava, Ismael. Posteriormente tendrá un hijo de su propia mujer, Sara, cuando cree en la promesa de Dios. La interpretación de este pasaje distingue Ismael de Isaac, los hijos de Abrahán, porque el primero es el hijo de la carne, mientras que el segundo es el hijo de la fe.

La imagen que contemplamos pertenece a Francesco Cozza, un pintor barroco italiano de la escuela napolitana especialista en frescos. Después de haber pasado su juventud en su ciudad natal de Calabria, Francesco Cozza fue a Roma, donde fue aprendiz primero y después colaborador de Domenichino (1581 – 1641). Su presencia se registra en Roma, en la Basílica de San Andrés de Fratte, donde se localiza la orden de los Mínimos de San Francisco de Paula, poco antes de 1630, cuando el Domenichino fue a Nápoles. Siguió siendo un invitado de la Mínimos hasta 1634, en este período siguió a Domenichino a Nápoles y a Frascati. El resto de su vida permaneció en Roma y en sus entornos.

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