Jacob. XVIII. Anónimo ruso
Óleo y oro sobre tabla.
Iconostasio del Monasterio Kizhi. Rusia
En aquellos días, Israel, con todo lo suyo, se puso en camino, llegó a Berseba y allí ofreció sacrificios al Dios de su padre Isaac. Dios le dijo a Israel en una visión de noche: «Jacob, Jacob.» Respondió: «Aquí estoy.» Dios le dijo: «Yo soy Dios, el Dios de tu padre; no temas bajar a Egipto, porque allí te convertiré en un pueblo numeroso. Yo bajaré contigo a Egipto, y yo te haré subir; y José te cerrará los ojos.»
Vamos llegando al fin del ciclo de Jacob, al final del Libro del Génesis, con su bajada a Egipto. El episodio viene a poner de relieve el designio de Dios en la llegada de Israel a Egipto, como forma de explicar el acontecimiento central de la Historia de la Salvación en Israel: el Éxodo.
Para venerar la memoria del santo Patriarca, al que Dios le dirigió la palabra en Berseba antes de abandonar la tierra de sus padres, contemplamos un icono ruso, que nos muestra a Jacob, identificado por la escala de su visión.
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