Cristo en la Cruz. 1660-1670. Bartolomé Esteban Murillo
Óleo sobre lienzo. Medidas: 208 cm x 113 cm.
Timken Museum of Art. San Diego
He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla! ¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división.
En el Evangelio que leemos en la Eucaristía hoy, se nos presenta Jesús como signo de contradicción. su afirmación de ser el hijo de Dios y el salvador esperado por Israel provocó algunas adhesiones, pero también suscitó un fuerte rechazo. Desde entonces, ser cristiano implica arriesgarse a padecer su mismo destino: la Cruz, en la que se manifiesta el rechazo del hombre a Dios.
Por eso, contemplamos un dramático lienzo de Murillo, en el que aparece intensamente iluminado el cuerpo de Cristo, que mira a lo alto, dirigiendo a Dios Padre su oración. Al pie de la Cruz está una calavera, en referencia al sepulcro de Adán. Por debajo de él, a la derecha, entre la oscuridad, se dibuja la ciudad de Jerusalén, envuelta en tinieblas al rechazar a Dios.
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