Profeta Elías, 1526-1532. Alonso Berruguete
Óleo sobre lienzo. 98 cm x 42 cm x 28 cm
Museo Nacional de Escultura. Valladolid
Tras la etapa de sequía, permite el profeta Elías el retorno de la lluvia a Israel. Este texto que leemos en el primera lectura de la Eucaristía no lleva a la contemplación de esta magnífica talla del profeta, obra del escultor Alonso Berruguete para el célebre retablo de San Benito el Real de Valladolid.
Los benedictinos contactaron directamente con Alonso Berruguete, justo después de su estancia en Italia, de donde venía imbuido de las novedades artísticas que allí se desarrollaban. Berruguete realizó un diseño arriesgado y original, de formas muy ligeras y al mismo tiempo llenas de tensión desenfrenada: balaustradas grutescos y órdenes arquitectónicos clásicos coronados por una gran venera, todo remozado por el espíritu inquieto del artista. La magna obra le supuso unos emolumentos de 4400 ducados
Originalmente, esta gigantesca obra, flanqueada por dos estructuras rematadas en frontón, de once calles verticales y dos grandes cuerpos horizontales sobre el banco, contenía pinturas, relieves, grandes esculturas (como la del propio San Benito), con una iconografía centrada en la infancia de Cristo y en la vida de San Benito, como temas centrales y alrededor una serie de pequeñas estatuas de profetas, apóstoles, evangelistas y santos.
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