La visita de la reina de Saba al rey Salomón, 1559. Obra de Lucas de Heere
Óleo sobre lienzo, 183 x 260 cm
Catedral de san Bavón, Gante, Bélgica
Leemos en la Eucaristía este texto del Evangelio según san Mateo: Cuando juzguen a esta generación, la reina del Sur se levantará y hará que la condenen, porque ella vino desde los confines de la tierra, para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón.
Tantas veces no dejamos impresionar por los poderes humanos, nos encandilan sus fastos, sus brillos sus éxitos y sus conquistas, su popularidad, su poder e influencia, su dinero y toda la materialidad engañosa que le rodea y dejando nuestros espíritu a merced de este encantamiento sucumbimos fascinados a sus pies.
Tantas veces no dejamos impresionar por los poderes humanos, nos encandilan sus fastos, sus brillos sus éxitos y sus conquistas, su popularidad, su poder e influencia, su dinero y toda la materialidad engañosa que le rodea y dejando nuestros espíritu a merced de este encantamiento sucumbimos fascinados a sus pies.
Es, sin embargo, la sabiduría de Dios la que nos ha de atraer y por la que hemos de recorrer largos caminos llenos, tantas veces, de esfuerzo para buscar y encontrar. Como dice la reina del Sur en II Cro 9, 5: "He visto cosas mucho mayores de lo que esperaba y me habían contado"
No han de ser los poderes del mundo los que nos han de decir como actuar y a que o quien nos tenemos que convertir. ¿No buscamos acaso mas que la sabiduría de Dios, el Reino de Dios y su justicia? Cuando sean juzgados los hombres de esta generación, la reina del Sur se levantará y hará que los condenen; porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón, Cristo, el Señor.
El pintor Lucas de Heere pintó, en Gante, por orden del embajador Viglio van Aytta el cuadro "La visita de la reina de Saba al rey Salomón" (I Re 10:1 y II Cron 9:1). Fue especialmente encargado para el cerramiento del coro con ocasión de la celebración en la catedral de San Bavón de Gante del capítulo XXII de la Orden del Toisón de Oro, el último que se haría en esas tierras. Salomón es representado con los rasgos de Felipe II: rubio, con barba, labio belfo y mentón acusado. El atuendo, corona de laurel incluida, es más bien el de un emperador romano, como el templo que se ve tras él. El trono no deja lugar a dudas de la intención del cuadro: se trata del famoso trono de oro y marfil de Salomón, con dos leones flanqueando sus brazos y seis escalones (I Re 10:19 y II Cron 9:18). La reina de Saba representa en una sutil alegoría a los Países Bajos, que ponen a su disposición todas sus riquezas a cambio de un gobierno justo y sabio.
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