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miércoles, 20 de julio de 2016

Rembrandt. Jeremias lamentando la destrucción de Jerusalén

Jeremias lamentando la destrucción de Jerusalem. 1630. Rembrandt
Óleo sobre lienzo. Medidas: 58 cm x 46 cm.
Museo Rijksmuseum. Amsterdan

Palabras de Jeremías, hijo de Helcías, de los sacerdotes residentes en Anatot, territorio de Benjamín. Recibí esta palabra del Señor: «Antes de formarte en el vientre, te escogí; antes de que salieras del seno materno, te consagré: te nombré profeta de los gentiles.» Yo repuse: «¡Ay, Señor mío! Mira que no sé hablar, que soy un muchacho.» El Señor me contestó: «No digas: "Soy un muchacho", que adonde yo te envíe, irás, y lo que yo te mande, lo dirás. No les tengas miedo, que yo estoy contigo para librarte.» Oráculo del Señor. El Señor extendió la mano y me tocó la boca; y me dijo: «Mira: yo pongo mis palabras en tu boca, hoy te establezco sobre pueblos y reyes, para arrancar y arrasar, para destruir y demoler, para edificar y plantar.»

Comenzamos la lectura de la Profecía de Jeremias en la Eucaristía. Por eso, traemos hoy para nuestra contemplación un lienzo de Rembrandt, en el que aparece el profeta en la edad madura, lamentándose de la destrucción de Jerusalén. Aparece con la mano apoyando su cabeza, en actitud doliente, en un paisaje rocoso bellamente iluminado.

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