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miércoles, 3 de agosto de 2016

El Pantocrátor ruso-bizantino


En aquel tiempo, Jesús se marchó y se retiró al país de Tiro y Sidón. Entonces una mujer cananea, saliendo de uno de aquellos lugares, se puso a gritarle: «Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David. Mi hija tiene un demonio muy malo.»

El Señor Jesús se muestra en el Evangelio que hoy leemos en la Eucaristía como Señor y Salvador todopoderoso, que vence el poder del mal y manifiesta así su divinidad. Por eso, hemos escogido un Pantocrátor ruso para venerarlo. La tradición iconográfica del Pantocrator ocupa, por supuesto, un importante lugar en la iconografía oriental. De hecho, la misma denominación que utilizamos procede del griego.

El Pantocrátor que hoy contemplamos es un icono ruso del siglo XVII. Cristo, como emperador, está coronado con la corona imperial original rusa, que es una especie de casquete de oro rematado con una cruz.

Es curiosa la disposición de los dedos de la mano derecha. Por una parte, tres dedos están extendidos, simbolizando la Santísima Trinidad. Pero los otros dos dedos restantes están unidos en una especie de círculo, representando las dos naturalezas de la única persona de Cristo. En suma, todo un resumen de la teología cristiana formulada en los concilios ecuménicos de la antigüedad.

Según las normas tradicionales de la iconografía ortodoxa, parte del icono está cubierto de metal dorado, mientras que otra parte, especialmente el rostro, está pintada.

Al Señor, que reina vestido de majestad, sea todo el honor y la gloria, por los siglos de los siglos. Amén.

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