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lunes, 25 de diciembre de 2017

Pedro Berruguete. El Nacimiento de Cristo

El nacimiento de Cristo.XV. Pedro Berruguete
 Óleo sobre tabla. Medidas: 146cm x 110cm.
Museo del Santa María. Becerril de Campos

Hoy ha nacido Jesucristo, hoy ha aparecido el Salvador; hoy en la tierra cantan los ángeles, se alegran los arcángeles; hoy saltan de gozo los justos, diciendo: Gloria a Dios en el cielo. Aleluya.

Esta antífona es cantada en el Oficio de Vísperas de la tarde de Navidad, como expresión del gozo de la Iglesia ante el misterio que, no sólo tuvo lugar en el pasado, sino que la acción del Espíritu Santo hace que vuelva a tener lugar en nuestro hoy. Dios toma nuestra naturaleza mortal, para hacernos partícipes de su divinidad.

Este aspecto orante o contemplativo fue captado por Berrugete en su magnífica tabla de la Navidad del Señor. Pertenece a su tercera época, después de su retorno de Italia. En este momento adapta el estilo que aprendió en Italia a los gustos de la clientela castellana, más conservadora y apegada a las maneras del Gótico.

sábado, 9 de diciembre de 2017

Correa del Vivar. Profeta Isaías

Profeta Isaías. 1533. Correa del Vivar
Óleo sobre lienzo. Medidas: 90 cm. x 43 cm.
Museo del Prado. Madrid

Pueblo de Sión, que habitas en Jerusalén, no tendrás que llorar, se apiadará de ti al oír tu gemido: apenas te oiga, te responderá. Aunque el Señor te diera el pan de la angustia y el agua de la opresión ya no se esconderá tu Maestro, tus ojos verán a tu Maestro.

Leemos hoy en la Eucaristía este hermoso texto del profeta Isaías, uno de los protagonistas del tiempo de Adviento. Su profecía no sólo anunció la salvación de Israel, sino la de toda la humanidad por medio de la Encarnación del Hijo de Dios. De hecho, es la tabla de Correa del Vivar, lo vemos sosteniendo y señalando una cartela en la que se lee: Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado.

viernes, 8 de diciembre de 2017

Zurbarán. Inmaculada Concepción

La Inmaculada Concepción. 1628-1630. Francisco de Zurbarán
Óleo sobre lienzo. Medidas: 128 cm. x 89 cm.
Museo del Prado. Madrid

El culto a la Inmaculada es una de las señas de identidad de la sociedad española del siglo XVII, sobre todo a raíz de una gran polémica entre sus defensores y sus detractores que tiene lugar en Sevilla en 1616. A partir de ese momento la ciudad se convierte en uno de los grandes focos concepcionistas del país y sus pintores dedican gran parte de sus energías a promover la devoción. Zurbarán es uno de los más activos en este sentido y a él se deben varias obras de este tema, como ésta, una de sus composiciones más tempranas y en la que muestra su característica Virgen niña y estática. 

Aparece con las manos unidas en oración y rodeada por los símbolos de las letanías que recuerdan las virtudes que acompañan a la imagen de la Virgen. 

La abundancia de estos complejos signos de lectura teológica hace que la imagen tenga dos posibles visiones para el fiel: la del manifiesto doctrinal extremadamente complejo y sólo descifrable para unos pocos entendidos, y la de la imagen devocional, que muestra una María hermosa e infantil, que despierta el fervor de los más sencillos.

jueves, 7 de diciembre de 2017

Van Dyck. San Ambrosio excomulga a Teodosio

San Ambrosio excomulga a Teodosio. 1619. Anton van Dyck
Óleo sobre lienzo. Medidas: 147 cm x 114 cm.
National Gallery. Londres

Celebramos la memoria de san Ambrosio, obispo de Milán. El lienzo que contemplamos narra el momento en el que excomulgó al emperador Teodosio como responsable de la matanza de Tesalónica. El papa Benedicto XVI le dedicó una magistral catequesis. Leamos sus palabras.

El santo obispo Ambrosio, de quien os hablaré hoy, murió en Milán en la noche entre el 3 y el 4 de abril del año 397. Era el alba del Sábado santo. El día anterior, hacia las cinco de la tarde, se había puesto a rezar, postrado en la cama, con los brazos abiertos en forma de cruz. Así participaba en el solemne Triduo pascual, en la muerte y en la resurrección del Señor. Nosotros veíamos que se movían sus labios, atestigua Paulino, el diácono fiel que, impulsado por san Agustín, escribió su Vida, pero no escuchábamos su voz. En un momento determinado pareció que llegaba su fin. Honorato, obispo de Vercelli, que se encontraba prestando asistencia a san Ambrosio y dormía en el piso superior, se despertó al escuchar una voz que le repetía:  Levántate pronto. Ambrosio está a punto de morir. Honorato bajó de prisa —prosigue Paulino— y le ofreció al santo el Cuerpo del Señor. En cuanto lo tomó, Ambrosio entregó el espíritu, llevándose consigo el santo viático. Así su alma, robustecida con la fuerza de ese alimento, goza ahora de la compañía de los ángeles (Vida 47).

En aquel Viernes santo del año 397 los brazos abiertos de san Ambrosio moribundo manifestaban su participación mística en la muerte y la resurrección del Señor. Esa era su última catequesis:  en el silencio de las palabras seguía hablando con el testimonio de la vida. 

San Ambrosio no era anciano cuando murió. No tenía ni siquiera sesenta años, pues nació en torno al año 340 en Tréveris, donde su padre era prefecto de las Galias. La familia era cristiana. Cuando falleció su padre, su madre lo llevó a Roma, siendo todavía un muchacho, y lo preparó para la carrera civil, proporcionándole una sólida instrucción retórica y jurídica. Hacia el año 370 fue enviado a gobernar las provincias de Emilia y Liguria, con sede en Milán. Precisamente allí se libraba con gran ardor la lucha entre ortodoxos y arrianos, sobre todo después de la muerte del obispo arriano Ausencio. San Ambrosio intervino para pacificar a las dos facciones enfrentadas, y actuó con tal autoridad que, a pesar de ser solamente un catecúmeno, fue aclamado por el pueblo obispo de Milán.

Hasta ese momento, san Ambrosio era el más alto magistrado del Imperio en el norte de Italia. Muy bien preparado culturalmente, pero desprovisto del conocimiento de las Escrituras, el nuevo obispo se puso a estudiarlas con empeño. Aprendió a conocer y a comentar la Biblia a través de las obras de Orígenes, el indiscutible maestro de la escuela de Alejandría. De este modo, san Ambrosio introdujo en el ambiente latino la meditación de las Escrituras iniciada por Orígenes, impulsando en Occidente la práctica de la lectio divina. El método de la lectio llegó a guiar toda la predicación y los escritos de san Ambrosio, que surgen precisamente de la escucha orante de la palabra de Dios.

Un célebre exordio de una catequesis ambrosiana muestra admirablemente la manera como el santo obispo aplicaba el Antiguo Testamento a la vida cristiana: Cuando leíamos las historias de los Patriarcas y las máximas de los Proverbios, tratábamos cada día de moral —dice el santo obispo de Milán a sus catecúmenos y a los neófitos— para que vosotros, formados e instruidos por ellos, os acostumbréis a entrar en la senda de los Padres y a seguir el camino de la obediencia a los preceptos divinos.

En otras palabras, según el Obispo, los neófitos y los catecúmenos, después de aprender el arte de vivir rectamente, ya podían considerarse preparados para los grandes misterios de Cristo. De este modo, la predicación de san Ambrosio, que representa el núcleo fundamental de su ingente obra literaria, parte de la lectura de los Libros sagrados ("Los Patriarcas", es decir, los Libros históricos; y "Los Proverbios", o sea, los Libros sapienciales) para vivir de acuerdo con la Revelación divina.

jueves, 23 de noviembre de 2017

Correa del Vivar. San Clemente

San Clemente. 1540. Juan Correa de Vivar
Óleo sobre tabla. Medidas: 93 cm x 40 cm.
Museo del Prado. Madrid

Celebramos hoy la memora de san Clemente. Bajo este nombre coinciden tres aspectos, y no sabemos si se refieren a la misma persona. Por una parte, alude a un noble romano, emparentado con la familia imperial, Clemente Flavio, que sería el primer personaje importante convertido al cristianismo. Por otra parte, tenemos al autor de la Carta a los Corintios, que sería el tercer papa, es decir, el tercer obispo de Roma. Por último, tenemos a uno de los colaboradores de san Pablo, citado en sus propias cartas.

La leyenda sobre su persona alude al destierro con el que fue castigado, muriendo al ser arrojado al mar Negro con un ancla al cuello. Milagrosamente las aguas se habrían retirado, apareciendo una capilla donde estaban las reliquias del santo.

La propagación de su culto se debe a los santos Cirilo y Metodio, que en el año 867 trasladaron sus restos a Roma. Se le representa siempre de pontifical, como en esta obra, en la que viste alba, estola y capa pluvial de color rojo y forro verde con orla y broche de pedrería, que cruza por delante y sujeta bajo el brazo. Va nimbado con una fina aureola circular y cubre su cabeza con la tiara papal de triple corona, de la que cuelgan las ínfulas. En las manos, enguantadas, luce sendos anillos de oro y rubíes; bendice con la derecha y porta en la izquierda una cruz patriarcal de triple travesaño. No le acompañan en esta ocasión ninguno de sus atributos característicos, con los que suele aparecer a partir de la Edad Media, que son el ancla, símbolo del martirio, una capilla rodeada de agua, en recuerdo de la que le construyeron los ángeles en el fondo del mar, y un Agnus Dei, en referencia a uno de sus milagros. El santo está efigiado de pie, en posición frontal, sobre un suelo terroso. Al fondo se divisa un paisaje montañoso con una ciudad de edificios clásicos de planta circular y poligonal, a la manera habitual del pintor. La composición remata en semicírculo; las enjutas no van decoradas y en origen irían cubiertas. La figura está dotada de cierto carácter escultórico. Su marcada frontalidad se ve compensada por el suave movimiento del cuerpo y los plegados de sus vestiduras, por la disposición en diagonal de sus brazos, en línea con la estola cruzada, y por la leve desviación lateral de su mirada

sábado, 18 de noviembre de 2017

Consagración de San Pedro. Vaticano.


El Papa Urbano VIII dibuja las letras del alfabeto latino en las cenizas durante la consagración de la basílica de San Pedro del Vaticano el 18 de noviembre de 1626, aniversario de la consagración de la Basílica antigua, a 1300 años de la consagración original de la iglesia hecha por el Papa San Silvestre I. 
Tapiz romano, año 1660.
Vaticano

Celebra la Iglesia hoy las consagraciones de las basílicas de San Pedro y San Pablo. La Basílica de San Pedro en el Vaticano y la de San Pablo en la via ostiense son los dos templos más importantes de toda la cristiandad y están edificados respectivamente sobre las tumbas de estos apóstoles. La primera fue consagrada tal día como hoy en 1626, tras 170 años de construcción, sobre la tumba de San Pedro donde ya Constantino había ordenado construir la primera basílica, allá por el año 323. La de San Pablo, por su parte, se encuentra al otro lado de Roma. La antigua basílica fue destruida en 1823 por un incendio, construyéndose la nueva sobre la anterior y siendo consagrada en 1854. En los trabajos de reconstrucción se encontró un sepulcro de antes del siglo IV con la inscripción: "A San Pablo, Apóstol y Mártir". Ambos edificios recuerdan a todos los cristianos en el mundo que la fe en Cristo se fundamenta en la predicación fiel del Evangelio y en la sangre de los primeros discípulos del Señor que supieron ser leales hasta el martirio.

Oración de consagración de la Iglesia.

Oh Dios, santificador y guía de tu Iglesia, 
celebramos tu nombre con alabanzas jubilosas, 
porque en este día tu pueblo quiere dedicarte, para siempre, con rito solemne, esta casa de oración, 
en la cual te honra con amor, 
se instruye con tu palabra 
y se alimenta con tus sacramentos. 

Este edificio hace vislumbrar el misterio de la Iglesia,
a la que Cristo santificó con su sangre, 
para presentarla ante sí como Esposa llena de gloria, 
como Virgen excelsa por la integridad de la fe, 
y Madre fecunda por el poder del Espíritu. 

Es la Iglesia santa, la viña elegida de Dios, 
cuyos sarmientos llenan el mundo entero, 
cuyos renuevos, adheridos al tronco, 
son atraídos hacia lo alto, al reino de los cielos. 

Es la Iglesia feliz, la morada de Dios con los hombres, 
el templo santo, construido con piedras vivas, 
sobre el cimiento de los Apóstoles, 
con Cristo Jesús como suprema piedra angular. 

Es la Iglesia excelsa, 
la Ciudad colocada sobre la cima de la montaña, 
accesible a todos, y a todos patente, 
en la cual brilla perenne la antorcha del Cordero 
y resuena agradecido el cántico de los bienaventurados. 

Te suplicamos, pues, Padre santo, 
que te dignes impregnar con santificación celestial esta iglesia y este altar, 
para que sean siempre lugar santo 
y una mesa siempre lista para el sacrificio de Cristo. 

Que en este lugar el torrente de tu gracia 
lave las manchas de los hombres, 
para que tus hijos, Padre, muertos al pecado, 
renazcan a la vida nueva. 

Que tus fieles, reunidos junto a este altar,
celebren el memorial de la Pascua, 
y se fortalezcan con la palabra y el cuerpo de Cristo. 

Que resuene aquí la alabanza jubilosa 
que armoniza las voces de los ángeles y de los hombres, 
y que suba hasta ti la plegaria por la salvación del mundo. 

Que los pobres encuentren aquí misericordia, 
los oprimidos alcancen la verdadera libertad, 
y todos los hombres sientan la dignidad de ser hijos tuyos, 
hasta que lleguen, gozosos, a la Jerusalén celestial. 
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo 
en la unidad del Espíritu Santo 
y es Dios, por los siglos de los siglos. 

jueves, 16 de noviembre de 2017

Anónimo. Visión de santa Gertrudis

Visión de santa Gertrudis. XVIII. Anónimo
Óleo sobre lienzo. Medidas: 126 cm x 88 cm.
Museo Santa Clara. Bogotá

Recordamos hoy a Santa Gertrudis de Hefta, la célebre monja y mística benedictina alemana, nacida en Alemania en 1256. Murió en Helfta, cerca de Eisleben, Sajonia, el 17 de noviembre de 1301 ó 1302. Nada se sabe acerca de su familia, ni siquiera el nombre de sus padres. A los cinco años de edad ingresó en el convento de Helfta. En aquel tiempo, el monasterio estaba a cargo de la santa abadesa Gertrudis de Hackerborn, bajo cuyo abadiato el monasterio prosperó de manera sobresaliente, tanto en la observancia  como en la actividad intelectual , a la que contribuyeron Santa Lioba y sus monjas anglo-sajonas, formadas en Alemania.

Se dice que Gertrudis poseía cualidades excepcionales para el estudio y no fue hasta pasados los veinticinco años de edad que recibió el impacto de su primera visión, que sería sólo el comienzo de una serie de revelaciones que tendría sucesivamente a lo largo de su vida, hasta el momento de su muerte. Hasta antes de la primera revelación, el objeto de sus estudios eran las ciencias naturalesy humanas pero, pasado el éxtasis, cambió totalmente el sentido de sus estudios y optó por dedicarse al estudio de los escritos de los santos padres, de teología y de Sagrada Escritura.

Cuando sintió que se acercaba su muerte, Gertrudis tendría aproximadamente 46 años de edad. Antes pudo asistir a los funerales de la ilustre abadesa Gertrudis de Hackerborn (1291) y los de su guía y confidente, Santa Matilde (1298).

En 1346 fue transferida la comunidad benedictina al monasterio de Nueva Helfta y se cree que las monjas conservaron algunas pertenencias del antiguo convento, pero nada se sabe de los restos de las santas Gertrudis y Matilde. La Antigua Helfta pasó a ser propiedad de la Corona, mientras que la Nueva Helfta pasó a manos de la municipalidad local tras la secularización. De las sepulturas de las santas no hay registros.

En 1677 el nombre de Gertrudis se inscribió en el Martirologio Romano y su fiesta se extendió a la Iglesia universal celebrándole el día 15 de noviembre, corrigiéndo después para fijarse el día 17 de noviembre como la fecha de su muerte, que celebra la Orden Benedictina, aunque se establecería el día 16 como la fiesta de la Santa. De conformidad con una petición hecha por el Rey de España, se declaró a Santa Gertrudis, Patrona de las Indias Occidentales; en Perú se celebra su fiesta con gran pompa y, en Nuevo México se construyó una ciudad en su honor, que lleva su nombre.

El lienzo que contemplamos, de la época virreinal americana, muestra a santa Gertrudis rodeada de otras religiosas de la orden, recibiendo un lirio —símbolo de la virginidad— y un collar de parte de la Virgen María. Unos ángeles sostienen un báculo mientras otros se dirigen a imponer a la santa una corona de flores. La representación es complementada con la figura de Jesús portando impresa, en su corazón, la imagen de la santa, quien a su vez lleva, en el suyo, la imagen de Jesús. Esta escena es tomada de una de las experiencias místicas de santa Gertrudis en la cual Jesús le dice que ella lo lleva en su corazón. La mística alemana consideraba que Cristo llenaría su corazón y la sanaría en su lucha contra los vicios y las pasiones.

miércoles, 15 de noviembre de 2017

Salvador Gómez. San Alberto Magno

Aparición de la Virgen a San Alberto Magno. 1660. Vicente Salvador Gómez
Óleo sobre lienzo. 132 x 100 cm
Museo de Bellas Artes.Valencia. España.

Celebramos hoy a san Alberto Magno, patrono de las ciencias naturales. "Doctor Universallis", "Doctor Expertus". Nace en el castillo de Bollstadt, cerca de la ciudad bávara de Lavingen. Es noble y rico, pero además quiere ser sabio. Busca la ciencia con pasión, cuando he aquí que, oyendo predicar en Padua a Jordán de Sajonia, general de los Hermanos Predicadores, se amplían los horizontes de sus anhelos. Ahora quiere ser santo. Cuando Jordán baja del pulpito, el joven alemán cae a sus pies, pidiéndole el hábito blanco de Santo Domingo. Tenía entonces treinta años. Después, toda su vida se resume en estas tres palabras: rezar, estudiar y enseñar. Enseña en las principales casas de su Orden, especialmente en Colonia y en París, y "dondequiera que sienta su cátedra, dice un contemporáneo suyo, parece monopolizar a todos los amantes de la verdad". En 1260, una orden del Pontífice le separa de sus libros para hacerle obispo de Ratisbona. Fue un pequeño paréntesis, en que el profesor descubre sus talentos de administrador y de reformador. Dos años más tarde dejaba la mitra y volvía a coger los libros. Murió a la edad de 87 años en Colonia.

Fue un forjador de grandes maestros, entre los cuales descuella el más ilustre de todos: Santo Tomás de Aquino. En las escuelas de la Edad Media se decía de él este adagio: Mundo luxisti, quia totum scibile scisti. Lo cual quiere decir: "Iluminaste al mundo, porque supiste todo lo que se puede saber."

San Alberto Magno se esfuerza por recoger todos los frutos de la experiencia antigua, atesorados en Aristóteles, Avicena y Nicolás de Damasco, madurándolos y aumentándolos con su propia experiencia. Amplía las consideraciones aristotélicas sobre la esfericidad de la tierra, explica la Vía Láctea como una multitud de estrellas, habla de las antípodas, y determina las horas del día y el ritmo de las estaciones para cada sección del globo; explica la formación de las montañas por la erosión; nos ofrece en uno de sus libros el germen de la descripción de la tierra; en su laboratorio hace interesantes experiencias químicas, formula teorías audaces, es un hábil destilador, conoce el uso del agua fuerte y del arsénico, y separa en el crisol los metales preciosos de las materias impuras.

Sacerdote, obispo y Doctor de la Iglesia, fue un destacado teólogo, geógrafo, filósofo y figura representativa de la química y, en general un maestro de la ciencia medieval. Su humildad y pobreza fueron notables.

domingo, 12 de noviembre de 2017

Luz en la que Dios se revela

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martes, 7 de noviembre de 2017

Andrea Previtali. Cristo bendiciendo

Cristo bendiciendo. 1515. Andrea Previtali
Óleo sobre tabla. Medidas: 47 cm x 38 cm.
National Gallery. Londres

Nosotros, siendo muchos, somos un solo cuerpo en Cristo, pero cada miembro está al servicio de los otros miembros. Esta frase de la lectura de la Carta a Los Romanos nos invita a venerar al Señor, en la representación que de él hizo Andrea Previtali, en esta table frontal en la que nos mira con bondad mientras nos bendice.

lunes, 6 de noviembre de 2017

Tiziano. Jesucristo

Jesucristo. 1530. Tiziano
Óleo sobre lienzo. Medidas: 82 cm x 60 cm
Museo de Historia del Arte. Viena

 ¡Qué abismo de generosidad, de sabiduría y de conocimiento, el de Dios! ¡Qué insondables sus decisiones y qué irrastreables sus caminos! ¿Quién conoció la mente del Señor? ¿Quién fue su consejero? ¿Quién le ha dado primero, para que él le devuelva? Él es el origen, guía y meta del universo. A él la gloria por los siglos. Amén.

Este texto de la Carta a Los Romanos que leemos hoy en la Eucaristía constituye un hermoso canto de alabanza, una Doxología, en la que damos gracias a Dios por la Salvación que nos ha otorgado en Jesucristo. Eso nos invita a la oración, contemplando este hermoso retrato de Jesucristo pintado por Tiziano.

domingo, 5 de noviembre de 2017

Annibale Carraci. La Crucifixión

Crucifixión. XVI. Annibale Carraci
Óleo sobre lienzo. Medidas: 33 cm x 23 cm.
Galería de Pintura. Berlín.

No llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo. No os dejéis llamar consejeros, porque uno solo es vuestro consejero, Cristo. El primero entre vosotros será vuestro servidor. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.

Leemos en la Eucaristía de hoy este texto del Evangelio, que nos invita a contemplar la humildad de Cristo, que no renunció a su condición divina sino que tomó nuestra condición,l y se rebajó hasta el punto de aceptar ponerse como esclavo a nuestro servicio y sufrir la ignominiosa pasión en la Cruz.

sábado, 4 de noviembre de 2017

Saraceni. San Carlos Borromeo lleva la comunión a un apestado

San Carlos Borromeo lleva la comunión a un apestado. 1618. Carlo Saraceni
Óleo sobre lienzo.
Iglesia de los Siervos de Maria en Cesena (Italia)

Celebreamos hoy la memoria de san Carlos Borromeo, arzobispo de Milán y excepcional impulsor de la Reforma Católica promovida en el Concilio de Trento. Dedicó todos sus esfuerzos a la vida pastoral, como nos lo muestra el lienzo de Sareceni en el que visita, con riesgo de su vida, a un enfermo de peste para confortarle en su agonía.

Aunque Saraceni nació en Venecia, sus pinturas son de un estilo más romano; se trasladó a Roma en 1598, uniéndose a la Accademia di san Luca en 1607. Cuando la famosa Muerte de la Virgen de Caravaggio (hoy en el Museo del Louvre), fue rechazada en 1606 por la iglesia de Santa Maria della Scala, fue Saraceni quien realizó un sustituto apropiado, que permanece allí. Fue influido por la dramática iluminación de Caravaggio, sus figuras monumentales, detalles naturalístico, de manera que se cuenta entre los primeros "tenebristas" o "caravaggistas".

Saraceni maduró rápidamente entre 1606 y 1610. Su carrera plenamente madura se desarrolla en la década posterior a 1610. En 1616–17 colaboró con los frescos para la Sala Regia en el Palazzo Quirinale, Roma. En 1618 recibió pago por dos pinturas en la iglesia de S. Maria dell' Anima. En 1620 regresó a Venecia, donde murió ese mismo año.

viernes, 3 de noviembre de 2017

Jean van Eyck. La Fuente de la Gracia y el Triunfo de la Iglesia

La Fuente de la Gracia y el Triunfo de la Iglesia. 1430.  Jean Van Eyck
Óleo sobre tabla. Medidas: 181 cm x 119 cm.
Museo del Prado. Madrid. España

Digo la verdad en Cristo; mi conciencia, iluminada por el Espíritu Santo, me asegura que no miento. Siento una gran pena y un dolor incesante en mi corazón, pues por el bien de mis hermanos, los de mi raza según la carne, quisiera incluso ser un proscrito lejos de Cristo. Ellos descienden de Israel, fueron adoptados como hijos, tienen la presencia de Dios, la alianza, la ley, el culto y las promesas. Suyos son los patriarcas, de quienes, según la carne, nació el Mesías, el que está por encima de todo: Dios bendito por los siglos. Amén.

Leemos en la Eucaristía de hoy este texto de la Carta del Apóstol san Pablo a los Romanos. Se contrapone el nuevo pueblo de Dios, que reconoce a Cristo como el cumplimiento de todo lo prometido, al pueblo de Israel que no sólo rechaza a Jesucristo, sino que lo concdena a muerte. Esta contraposición se plasmó iconográficamente en obras como la que hoy contemplamos.

La representación está realizada en tres planos. En el superior se encuentra Cristo en el trono, entre la Virgen y San Juan Evangelista, con el Cordero a los pies, de donde brota un manantial. En el medio aparecen ángeles músicos y cantores. En el plano inferior se representan a la izquierda reyes, nobles, papas, teólogos, y a la derecha varios judíos confusos y en fuga, uno de ellos con los ojos vendados.

Las Sagradas Formas que manan con el agua dan al tema un claro significado eucarístico y convierten el agua en símbolo de Gracia, que ilumina a la Iglesia Triunfante y ciega a la Sinagoga, es decir, a los judíos que no reconocen a Cristo.

El cuadro está basado en el Políptico de los hermanos van Eyck en la catedral de San Bavón de Gante, aunque existen ciertas diferencias, especialmente el mayor desarrollo de la arquitectura del baldaquino, dispuesto en las tres terrazas, y la posición del Cordero a los pies del Creador. La obra se localiza en España desde mediados del siglo XV cuando fue donado por Enrique IV al Monasterio del Parral de Segovia.

jueves, 2 de noviembre de 2017

Anónimo. Cristo en Majestad

Cristo en Majestad. XII. Anónimo
Madera tallada y policromada. Medidas: 156 cm x 120 cm. x 40 cm.
Museo de Arte de Cataluña

El 2 de noviembre conmemora la Iglesia a todos los fieles difuntos. Este año, al coincidir con el domingo, nos hace considerar de forma más profunda el misterio de la Cruz y de la Resurrección de nuestro Señor. De la Cruz, pues a través de la muerte Jesús ha compartido nuestra condición y nosotros compartimos con nuestra muerte su Cruz; de la Resurrección, pues de ella esperamos poder participar por su misericordia.

Por eso, hemos escogido una de las obras maestras de la escultura románica: la llamada Majestad de Batlló. Se trata de un Cristo crucificado, pero que ostenta toda la realeza del Resucitado. El nombre de Batlló se debe al coleccionista que lo donó en 1914 a la Diputación de Barcelona, de donde pasó al Museo de Arte de Cataluña.


Cristo no está desnudo, sino revestido con ropajes reales; no muestra el sufrimiento del tormento, sino la serenidad de quien ha triunfado y observa a quienes todavía tenemos que caminar por el valle de las sombras y de la muerte. A la talla le faltan los pies y algunos dedos. En la parte superior del madero, se lee la inscripción: Jesús Nazareno, Rey de los Judíos.

miércoles, 1 de noviembre de 2017

Maestro de la Familia Artés. El Juicio Final

El Juicio Final. 1500-1520. Maestro de la Familía Artés
Óleo sobre tabla. Medidas: 200 cm x 130 cm.
Museo de Arte de Sao Paulo. Brasil.

Contemplamos hoy la escena del Juicio Final, en la solemnidad de Todos los Santos. Lo hacemos a través de una tabla del llamado Maestro de la Familia Artés. Se trata de un pintor anónimo catalán, activo en Valencia alrededor del año 1500. Se le considera en el círculo del Renacimiento hispano, confluyendo en su estilo las influencias pictóricas flamencas, italianas y provenzales, con imaginación académica notable y agudo sentido cromático.

La tabla está dividida en dos partes verticales. La superior está presidida por Cristo resucitado, que muestra las llagas de la Crucifixión y ostenta un manto púrpura. A su derecha está el coro de las vírgenes, encabezado por María, y a la izquierda el de los santos. El ámbito celestial se encuentra delimitado por estructuras almenadas, que simbolizan la ciudad celestial, a la que se refiere el Libro del Apocalipsis.

Justo debajo de él se encuentra una estructura abovedada, dentro de la cual se representa el milagro de la Misa de San Gregorio. A la izquierda se representan los réprobos, distinguiéndose a Judas ahorcado; en el centro un mar de fuego en el que se distinguen varios personajes, entre ellos un eclesiástico; y, por último, debajo, un pozo en que los demonios arrojan las almas condenadas.

A la izquierda, en la parte superior, un ángel va subiendo las almas que se levan en una piscina llena de sangre (son los que lavan sus vestiduras en la Sangre del Cordero); debajo hay una especie de nicho (el limbo de los justos), en el que están sentados varios niños; por último, en la parte inferior, se ve una especie de piscina con tres personajes, que podría responder al Purgatorio en el que son purificadas las almas.

miércoles, 4 de octubre de 2017

Murillo. Visión de san Francisco en la Porciúncula

Visión de san Francisco en la Porciúncula. 1670.  Murillo
Óleo sobre lienzo. Medidas: 206 cm x 146 cm.
Museo del Prado. Madrid. España

Celebramos la memoria de san Francisco de Asís. Contemplamos un lienzo de Murillo, en el que se representa al santo teniendo una aparición de Jesucristo y la Virgen. Cuando San Francisco se encontraba orando en la capilla de la Porciúncula se le aparecieron Cristo y la Virgen. Las flores, los ángeles, las nubes y la luz son los instrumentos que utiliza Murillo para poner en contacto la realidad cotidiana con el espacio del milagro.

martes, 3 de octubre de 2017

Alonso Cano. San Francisco de Borja

San Francisco de Borja. 1626. Alonso Cano
Óleo sobre lienzo. Medidas: 186 cm x 120 cm.
Museo de Bellas Artes de Sevilla

Celebramos hoy la memoria de san Francisco de Borja. Fue uno de los jesuitas más influyentes en el desarrollo de la Compañía de Jesús. Perteneciente a la más alta nobleza, en cuanto descendiente de Fernando el Católico y del papa Alejandro VI de Borja, llegó a ser Virrey de Cataluña, pero supo renunciar al poder y a su dignidad, para seguir el camino de Jesús.

Contemplamos un retrato que de él realizó Alonso Cano..El santo, representado de cuerpo entero, es una figura de tamaño natural que aparece vistiendo el hábito negro de los jesuitas y contemplando con expresión mística y concentrada una calavera coronada que sostiene con su mano izquierda. Este atributo alude a su renuncia a las glorias terrenales. A sus pies tres capelos de cardenal que significan su renuncia a aceptar esta distinción por tres ocasiones. El monograma de los jesuitas, IHS, con tres clavos, aparece en la parte superior izquierda en un fondo de gloria. 

La figura del santo, de gran verticalidad, se recorta sobre un fondo oscuro del que emerge gracias a un estudiado juego de luces y sombras que, como en el caso de algunas obras de Francisco Zurbarán, confiere a la imagen valores escultóricos que lo aproximan también a la obra del escultor Juan Martínez Montañés, artista que realizó en la misma fecha una escultura del santo jesuita para la Casa Profesa de la Compañía de Jesús en Sevilla. La luz que incide directamente sobre la cabeza y las manos del santo intensifica el dramatismo expresivo de éste, lo que testifica una cierta reminiscencia de las fórmulas manieristas. La gama de negros y verdes oscuros dominan la composición. Las únicas notas de color vienen dadas por el rojo de los capelos y la luz amarillenta-dorada del monograma en la zona superior izquierda.

lunes, 2 de octubre de 2017

Giaquinto. La Magdalena penitente

La Magdalena penitente. 1750. Corrado Giaquinto
Óleo sobre lienzo. Medidas: 160 cm x 118 cm
The Metropolitan Museum of Art. Nueva York.

Celebramos la memoria de los santos ángeles custodios, los espíritus enviados por Dios para protegernos y guardarnos durante nuestra vida. Hemos escogido un lienzo de Corrado Giaquinto, en el que contemplamos, precisamente, a un ángel orientando a la Magdalena penitente hacia lo lato, es decir, inspirándola pensamientos divinos. Se le representa junto a la penitente, levantando el dedo hacia lo alto.

Nacido al norte de Bari, en Molfetta, Giaquinto fue alumno de Francesco Solimena y de Sebastiano Conca. Conoció una carrera internacional muy brillante, viajando mucho: fue así llamado a la corte de España entre 1753 y 1762 para realizar trabajos en los palacios reales de Madrid, del Escorial y de Aranjuez). Allí sería nombrado pintor de cámara, director general de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (diciembre de 1753) y director artístico de la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara.

domingo, 1 de octubre de 2017

Joos van Cleve. El Salvador

El Salvador. 1520. Atribuido a Joos van Cleve
Óleo sobre tabla. Medidas: 60 cm x 47 cm.
Museo del Prado. Madrid. España

Tened entre vosotros los sentimientos propios de Cristo Jesús. Él, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el Nombre-sobre-todo-nombre; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

La segunda lectura de la Eucaristía de hoy nos propone el célebre canto del abajamiento y la exaltación de Cristo, contenido en la Carta de san Pablo a los Filipenses. Cristos se convierte no sólo en el anunciador del Reino de Dios sino él, en persona, el cumplimiento propio de dicho anuncio. Por eso, hemos escogido hoy un magnífico Cristo en majestad para ilustrar este cántico, atribuido al pintor flamenco Joos van Cleve, activo durante el Renacimiento especialmente en los países nórdicos.

La figura de Cristo como Salvador, en su majestad, es de menos de medio cuerpo, en actitud de bendecir. Tiene el mundo -con un paisaje- en la mano izquierda. Repite el modelo del Salvator Mundi del Museo del Louvre, pero la versión del Louvre presenta un modelado suave y un colorido cálido, propio de la primera versión. En la obra del Museo del Prado los colores y la luz son más fríos, el modelado es más duro y pulido. Los rasgos alargados y femeninos del Cristo recuerdan a Leonardo. Se trata de una pintura extraña en Joos van Cleve, pero existen paralelismos con los retratos tardíos por la técnica pastosa y realizar las manos con gran volumen.

sábado, 30 de septiembre de 2017

Zurbarán. San Jerónimo

San jerónimo. 1626. Francisco de Zurbarán
Óleo sobre lienzo. Medidas: 198 cm x 125 cm.
Museo de Bellas Artes de Sevilla

Celebramos la memoria de san Jerónimo, uno de los cuatro santos padres de la Iglesia latina. Vivió en la parte final del Imperio romano. Abrazó la vida monástica, que vivió como intenso esfuerzo por conocer y encarnar la palabra de Dios. A tal fin se retiró a Palestina, donde se entregó al estudio de la Biblia en sus distintos idiomas.

Aquí lo vemos en una representación de Zurbarán, pintada para el convento dominico de San Pablo de Sevilla. Zurbarán lo representa con sus dos atributos característicos: el ropaje rojo de cardenal, que abandonó para retirarse al desierto; y el libro en la mano, como símbolo de su estudio y traducción de la Biblia al latín, la llamada Vulgata. Destaca el dominio del color, típico de la técnica tenebrista de Zurbarán.

viernes, 29 de septiembre de 2017

Piero della Francesca. San Miguel

Arcángel san Miguel.. 1469. Piero della Francesca
öleo sobre tabla. Medidas: 133 cm x 59 cm.
National Gallery. Londres

En este día celebra la iglesia la fiesta de los santos arcángeles. Por eso contemplamos esta tabla de Piero de la Francesca en la que se representa a san Miguel, con la espada en la mano pisando la serpiente. Se trata de una típica imagen renacentista, con un magnífico estudio anatómico y una belleza en el canon masculino que evoca la perfección clásica.

Piero della Francesca fue un pintor italiano del Quattrocento. Actualmente se le aprecia sobre todo como pintor especialista en frescos, pero en su época fue conocido también como un geómetra y matemático, maestro de la perspectiva y de la geometría euclidiana, temas en los que se concentró a partir del año 1470. Su pintura se caracterizó por su estilo sereno y el uso de las formas geométricas, particularmente en relación con la perspectiva y la luz. Es uno de los principales y fundamentales personajes del Renacimiento.

jueves, 28 de septiembre de 2017

Juan Martínez Montañés. San Juan Bautista

San Juan Bautista. 1620-1630. Juan Martínez Montañés
Madera tallada y policromada. 154x75x70 cms
The Metropolitan Museum of Art. Nueva York.

En aquel tiempo, el virrey Herodes se enteró de lo que pasaba y no sabía a qué atenerse, porque unos decían que Juan había resucitado, otros que había aparecido Elías, y otros que había vuelto a la vida uno de los antiguos profetas. Herodes se decía: «A Juan lo mandé decapitar yo. ¿Quién es éste de quien oigo semejantes cosas?» Y tenía ganas de ver a Jesús.

¿Quién es Jesús? Esta pregunta que se hace Herodes sigue latente en nuestro mundo. Entonces lo compararon con Juan el Bautista. Por eso, contemplamos hoy esta talla de Martínez Montañés (Alcalá la Real, Jaén, 1568 - Sevilla, 18 de junio de 1649). Su obra conserva la sobriedad clásica propia del Renacimiento, aunque aportando la profundidad de la escultura del Barroco. Se formó en Granada con Pablo de Rojas y completó su educación en Sevilla, donde se estableció para el resto de su vida, convirtiéndose en el máximo exponente de la escuela sevillana de imaginería.

miércoles, 27 de septiembre de 2017

Fray Bartolomeo. Cristo con los cuatro Evangelistas

Cristo con los cuatro Evangelista. 1516. Fray Bartolomeo
Óleo sobre lienzo. Medidas: 282 cm x 204 cm.
Palacio Pitti. Roma.

En aquel tiempo, Jesús reunió a los Doce y les dio poder y autoridad sobre toda clase de demonios y para curar enfermedades. Luego los envió a proclamar el reino de Dios y a curar a los enfermos, diciéndoles: «No llevéis nada para el camino: ni bastón ni alforja, ni pan ni dinero; tampoco llevéis túnica de repuesto. Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si alguien no os recibe, al salir de aquel pueblo sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa.» Ellos se pusieron en camino y fueron de aldea en aldea, anunciando el Evangelio y curando en todas partes.

La liturgia inicia hoy la lectura del capítulo noveno del Evangelio según san Lucas, con el envió de Jesús a los doce apóstoles para anunciar el Evangelio. La Iglesia nace de este mandato de Jesús, cuyo contenido es dar a conocer la Buena Noticia de que en Jesucristo hemos sido salvados. El Evangelio no sólo será esta Buena Noticia, sino que vendrá contenido en los llamados evangelios canónicos, que nos dan a conocer la obra de Jesucristo.

Por eso, hemos escogido hoy una obra del Cuatroccento italiano, del dominico toscano Fray Bartolomeo. Aparece Cristo resucitado sobre una esfera que representa el globo del mundo, con la cartela Salvator Mundi, es decir, Salvador del Mundo, y coronado todo ello con los signos eucarísticos del cáliz y la patena. Muestra el Señor las señales de su pasión, mediante un atrevido escorzo que nos habla de un movimiento que ha superado la rigidez medieval. A sus pies están los cuatro evangelistas, sin sus atributos característicos, portando los libros de los Evangelios.

martes, 26 de septiembre de 2017

Fernando del Rincón. Santos Cosme y Damián


Milagro de los santos Cosme y Damián. Siglo XVI. Fernando del Rincón
Óleo sobre tabla. Dimensión: Alto: 188 cm.; Ancho: 155 cm.
Museo del Prado. Madrid

Nos recuerda hoy el Martirologio Romano la santidad de Cosme y Damián, cuyos nombres han pasado también a la lista de los santos citados en el Canon Romano. Según la tradición, fueron dos hermanos médicos de Cilicia, en la actual Turquía, que fueron martirizados en el siglo III.  Los hermanos gemelos San Cosme y San Damián nacieron en Cilicia, en algún momento del siglo III. Los médicos ejercían como tal en Siria, y daban auxilio a los más pobres, ofreciendo sus servicios y atención de manera gratuita, por lo que se ganaron la calificación de Ανάργυροι, que significa los “santos anargiros“, término utilizado para quienes no cobraban por sus servicios, viniendo a significar algo así como lo contrario a un mercenario.

Muy poco se sabe de la vida de estos santos mártires, a parte de la tradición que recoge que su Fe era tan grande que curaron muchas enfermedades tan solo con el poder de la oración. Se sabe que fueron martirizados durante la persecución del emperador Diocleciano. El prefecto de Cilicia, llamado Lisías, ordenó su apresamiento y pidió que fueran torturados hasta que renunciases a su Fe. Los médicos no sucumbieron, a pesar de haber sido colgados de una cruz, apedreados, flechados, y finalmente degollados.

Muy poco después de su muerte, se conoce la existencia de diversos templos construidos en su nombre en Jerusalén, Egipto y la antigua Mesopotamia. La devoción a los dos santos médicos se expandió rápidamente debido a la gran cantidad de milagros que realizaban, así como al testimonio admirable de su Fe. En el siglo VI, el emperador Justiniano el Grande ordenó que la ciudad de Ciro fuese dedicada a ellos, y la restauró de manera admirable. En Constantinopla, el mismo emperador ordenó la construcción de una gran basílica en su nombre, donde se venerarían sus reliquias.

El Papa Félix IV construyó en Roma una magnífica iglesia en honor de los santos Cosme y Damián. Un hombre encargado de la limpieza y vigilancia de este templo cayó enfermo de cáncer, que al cabo de cierto tiempo le corroyó totalmente la carne de una de sus piernas. Cierta noche, mientras dormía, soñó que acudían a su lecho los santos Cosme y Damián provistos de medicinas y de los instrumentos necesarios para operarle; pero antes de proceder a la operación uno de ellos preguntó al otro: ¿Dónde podríamos encontrar carne sana y apta para colocarla en el lugar que va a quedar vacío al quitarle la podrida que rodea los huesos de este hombre? El otro le contestó: Hoy mismo han enterrado a un moro en el cementerio de San Pedro ad vincula; ve allí, extrae una de las piernas del muerto, la que haga falta, y con ella supliremos la carroña que tenemos que raerle a este enfermo.

Uno de los santos se fue al cementerio, pero en vez de cortar al muerto la carne que pudiera necesitar, le cortó una de sus piernas y regresó con ella, amputó luego al enfermo la pierna que tenía dañada, colocó en su lugar la del moro, aplicó después un ungüento al sitio en que hizo el injerto y seguidamente los dos santos se fueron después al cementerio con la pierna que habían amputado al sacristán y la dejaron en la sepultura del moro, al lado de su cadáver.

Los artistas han representado después este milagro basándose en esta narración de Jacobo de la Vorágine. Entre las numerosas representaciones que se encuentran en la iconografía españolahe,mos escogido una tabla de Fernando del Rincón, procedente de San Francisco el Fuerte de Gaudalajara, y que fue depositado por fin en el Museo del Prado.

lunes, 25 de septiembre de 2017

Anónimo. El Salvador

El Salvador XVII. Anónimo
Óleo sobre tabla,  104 cm x 83 cm
Museo del Prado, Madrid. España

«Nadie enciende un candil y lo tapa con una vasija o lo mete debajo de la cama; lo pone en el candelero para que los que entran tengan luz. Nada hay oculto que no llegue a descubrirse, nada secreto que no llegue a saberse o a hacerse público. A ver si me escucháis bien: al que tiene se le dará, al que no tiene se le quitará hasta lo que cree tener.»

La fe en Jesús se convierte en la principal decisión de la vida de una persona. Pero la fe no es algo que pueda esconderse, sino que debe iluminar todos los actos de la vida. Contemplamos esta obra anónima procedente del oratorio de la reina Isabel de Farnesio en La Granja, en la que se representa a Jesucristo bendiciendo al mundo, sobre el que se erige su Cruz.

domingo, 24 de septiembre de 2017

Alejo Fernández. La Virgen de los navegantes

Virgen de los navegantes. 1531-1536. Alejo Fernández
Óleo sobre tabla.
Reales Alcázares. Sevilla

Celebra la Iglesia la memoria de nuestra Señora la Virgen de la Merced. La iglesia reconoce, honra y venera a la Virgen María, principalmente, con el título de madre: Madre de Dios y Señor Jesucristo, y Madre de la iglesia, de todos los hombres, ya que la redención de Jesucristo es universal y todos los hombres son llamados a pertenecer al pueblo de Dios, la Iglesia. Con San Pedro Nolasco, en la primera mitad del siglo XIII, comienza a invocarse a la Virgen bajo el título de la Merced. Santa María de la Merced es una invocación que expresa un aspecto esencial del misterio de María, evocando su presencia maternal y misericordiosa a favor de los fieles cristianos que se hallan en peligros y ansiedad, para que, rotas las cadenas de toda opresión, alcancen la plena libertad del cuerpo y del espíritu.

La Virgen de los Navegantes o de los mareantes es una pintura de Alejo Fernández, creada como tabla central de un retablo para la capilla de la Casa de Contratación en Sevilla. Es la pintura más temprana que se conoce cuyo tema es el descubrimiento de América. Algún tiempo antes de 1536, los oficiales de la Casa de Contratación encargaron la pintura como la tabla central del retablo que instalaron en la Sala de Audiencias, de manera que la habitación sirviera también como capilla. Los estudiosos datan esta pintura de 1531–36.

En la Era de los descubrimientos, los católicos de toda Europa comenzaban a ver en la Virgen María un símbolo de maternidad y de todo lo que era bueno, amable y misericordioso. En la Virgen de los navegantes María está representada cubriendo con su manto a los españoles. Se alza sobre los mares, uniendo continentes, o sobre la bahía, para proteger a los barcos, su carga y la tripulación conforme se embarcan en la peligrosa travesía del Atlántico. Fernando el Católico y el emperador Carlos V (con la capa roja) están retratados junto a Cristóbal Colón, Américo Vespucio y uno de los Hermanos Pinzón, que se muestran arrodillados. Todos se elevan sobre nubes sobre el agua, debajo de los pies de la Virgen. Alrededor de la Virgen se reúnen figuras de indígenas americanos.

sábado, 23 de septiembre de 2017

Roberto Dughetti. Padre Pio de Pietrelcina

Padre Pio de Pietrelcina. 1966. Roberto Dughetti
Carboncillo

Celebramos la memoria del santo Padre Pio de Pietrelcina. Este humilde fraile capuchino revolucionó la vida religiosa de la Italia del siglo XX a través de la oración, de la penitencia, y de las obras de caridad.

Este retrato realizado todavía en vida del Padre Pio nos muestra su gesto adusto. Fue un hombre que tuvo que sufrir la incomprensión y hasta la persecución de parte de amplios sectores de la Iglesia que veían en él un retorno al oscurantismo medieval.


viernes, 22 de septiembre de 2017

El Greco. El Martirio de San Mauricio y la legión tebana.

El Martirio de San Mauricio y la Legión Tebana. 1580-1582. El Greco
Óleo sobre lienzo. Medidas: 445 cm x 294 cm.
Real Sitio de San Lorenzo del Escorial

En Agauno (hoy Saint Maurice d´Agaune), en la región de Valais, en el país de los helvecios, santos mártires Mauricio, Exuperio, Cándido, que siendo soldados, al decir de san Euquerio de Lyon, fueron sacrificados por su fe en Cristo, en tiempo del emperador Maximiano, juntamente con sus compañeros de la misma legión Tebea y el veterano Víctor, ilustrando así a la Iglesia con su gloriosa pasión (c. 302).

Esta noticia del Martirologio Romano nos invita hoy a contemplar una de las obras cumbres de la pintura religiosa: el Martirio de San Mauricio y la Legión Tebana de El Greco. Fue encargado en 1580 por Felipe II para decorar una de las capillas laterales de la Basílica del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, concretamente la capilla consagrada al santo, dentro del programa iconográfico de culto a los santos, que había sido ideado para la misma de acuerdo a los dictámenes de la Contrarreforma.  Se eligió este tema porque el citado Santo era el patrón de la Orden del Toisón de Oro, cuya cabeza era Felipe II.

Doménico tardó casi tres años en pintar esta soberbia obra en su taller de Toledo, entregándola personalmente a finales de 1582, lo que demuestra que el pintor quería conseguir el favor de Felipe II y la oportunidad de poder trabajar en la decoración de El Escorial.  A su regreso de Portugal en 1583, el rey pudo ver la obra pero no resultó de su agrado, aunque su calidad artística le fue reconocida al tasarse la obra en 800 ducados.  A El Greco se le pedía claridad y decoro para la representación del martirio, pero él no sólo lo desplaza a segundo término, sino que lo hace con una serenidad inapropiada y sin verse la muerte de San Mauricio, colocando como motivo principal el momento en que el santo convence a sus compañeros para que permanezcan fieles a su fe en Cristo.

Además el pintor introduce en todos los grupos una serie de retratos de personajes con armaduras contemporáneas, con banderolas y ballestas, recurso bastante habitual de la pintura italiana y que El Greco había utilizado ya en algunos de sus cuadros, como en El Expolio, pero que, en realidad, resultan poco idóneos para el ornato de un lugar dedicado al culto como la Basílica. Seguramente el Greco sólo buscaba la presencia de altos dignatarios cortesanos, con la intención de relacionar la resistencia de San Mauricio a hacer sacrificios a los dioses, con el papel del rey como defensor de la fe católica frente a la herejía protestante.

Con este cuadro, El Greco fracasó para siempre en sus intentos de conseguir el mecenazgo real de Felipe II, y su Martirio acabó relegado a una estancia secundaria del Monasterio, la Sala de Capas o Sacristía de Coro.  La versión que realizó Rómulo Cincinato en 1584, se consideró como un verdadero modelo de corrección arqueológica para su sustitución en la capilla, donde hoy continúa figurando.

jueves, 21 de septiembre de 2017

Juan Ribalta. San Mateo y san Juan Evangelista

San Mateo y san Juan Evangelista, 1625. Juan Ribalta
Óleo sobre lienzo,  66 cm x 102 cm
Museo del Prado, Madrid. España

Celebramos hoy la fiesta del apóstol y evangelista san Mateo. Se trataba de un publicano, un recaudador de impuestos. Fue llamado por Jesús, a quien no importó su condición de pecador público; y, movido a la conversión, lo dejó todo para seguirlo.

Contemplamos la imagen del evangelista en una representación de Juan Ribalta. Era hijo de Francisco, y desarrolló su corta carrera en Valencia, donde se trasladó siendo niño con su padre. Su estilo tiene como punto de referencia el de éste y, por lo tanto contiene numerosas referencias naturalistas, que mezcla con un gusto personal por el cromatismo.

Sus mejores cualidades se advierten en esta obra, que forma pareja con la que representa a los otros dos evangelistas. Su tema y su formato sugieren que formaron parte del banco de algún retablo. Están realizadas con pinceladas menudas, de delicado trazo, propias de un miniaturista preciso, de un excelente dibujante. Se aprecia además en ellas la importante influencia que ejerció en Valencia el pintor Pedro de Orrente, quien gustó de representar la historia sagrada en clave de pintura de género.

miércoles, 20 de septiembre de 2017

San Andrés Kim, primer sacerdote y mártir coreano

Busto de San Andres Kim. Siglo XX
Bronce
Catedral de Myeongdong (Seúl)

Celebramos hoy la memoria del martirio del primer sacerdote coreano, san Andrés Kim, junto con una multitud de mártires que perecieron en la persecución contra la naciente iglesia coreana, durante el siglo XIX. El 6 de mayo de 1984, el papa Juan Pablo II canonizó a Andrés Kim Taegon junto a otros 103 mártires de Corea, incluidos Pablo Chong, durante la visita que este realizó a Corea.

Nacido en familia nobiliaria de clase social que se llama yangban, los padres de Kim Taegon eran conversos y su padre fue también martirizado por practicar el Cristianismo, una actividad prohibida en la Corea fuertemente Confucionista de la época. Bautizado a la edad de 15 años, Andrés estudió en el seminario de la colonia portuguesa de Macao, hoy parte de China. Nueve años más tarde fue ordenado sacerdote en Shanghái (1845) por el obispo francés Jean Joseph Ferréol; Después volvió a Corea a predicar y evangelizar. Durante la dinastía Joseon, el cristianismo fue duramente suprimido, muchos cristianos fueron perseguidos y ejecutados; los católicos por tanto recurrieron a practicar en secreto su fe. Kim Taegon fue uno de los muchos miles de cristianos que fueron ejecutados en este tiempo. En 1846, a la edad de 25 años, fue torturado y decapitado cerca de Seúl en el río Han.

De él conservamos estas palabras de despedida. En esta última hora de mi vida, escúchenme atentamente: si he mantenido comunicación con extranjeros, ha sido por mi religión y mi Dios. Es por él que yo muero. Mi vida inmortal está en su punto inicial. Conviértanse al cristianismo si desean la felicidad tras la muerte, porque Dios alberga castigo eterno para aquellos que rehusaron conocerle.

Antes de que el Padre Jean Joseph Ferréol, a la sazón primer obispo de Corea, muriera por asfixia el 3 de febrero de 1853, él deseaba ser enterrado junto a Andrés Kim, afirmando: Nunca sabrán lo triste que fue para mí la pérdida de este joven sacerdote nativo. Amaba a su padre y le amaba a él; es un consuelo saber que ambos estarán en la felicidad eterna.

martes, 19 de septiembre de 2017

Resurrección del hijo de la viuda de Naín

Resurrección del hijo de la viuda de Naín, 1530-1532. Matthias Gerung
Tinta sobre pergamino. Biblia Ottheinrich, Folio 81V 

¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate! así llamo Jesús al hijo de la viuda de Naim. Leemos en la Eucaristía de hoy este pasaje del Evangelio según san Lucas, en el que Jesús, movido a misericordia ante la triste escena del duelo de la viuda enterrando a su único hijo, devuelve la vida al difunto y se lo entrega a su madre. Dos son, pues, los aspectos que contemplamos: el poder de Jesús como Señor de la vida que es, y la misericordia como motivo de su acción.

Contemplamos la escena representada en una iluminación del siglo XVI en una Biblia alemana. Aparece el Señor a la puerta de la ciudad, de donde sale el cortejo fúnebre.

domingo, 17 de septiembre de 2017

Cristo Pantocrator - Berze la Ville

Cristo Pantocrator - XII - Anónimo
Pintura al fresco
Berze la Ville - Francia

No lejos de Cluny se encuentra un pequeño pueblo que alberga un gran tesoro. Se trata de Berze la Ville. Aquí estableció Cluny un priorato, en el que gustaba el gran abad san Hugo de Semur de retirarse a orar. Hoy se conserva la pequeña iglesia románica, ornamentada con unos frescos admirables, en los que destaca la majestuosa imagen de Cristo en majestad.


El Señor aparece sentado en un trono, portando en la mano izquierda un pliego que alude al evangelio de la vida;  la mano derecha, al mismo tiempo, esta desplegada en actitud de bendecir. Su figura se encuentra rodeada de una mandorla mística, signo de su trascendencia o divinidad.

viernes, 15 de septiembre de 2017

Van der Goes. Crucifixión.

Crucifixión. XV. Hugo van der Goes
Óleo sobre tabla. Medidas: 42 cm x 27 cm.
Museo Carrer. Venecia

Contemplaqmos hoy junto a la Madre la Pasión y muerte del Señor en la Cruz. Recurrimos a una tabla de Hugo van der Goes, en la que se representa la Cruz del Señor, al pie de la cual lloran el Discípulo Amado y la Madre del Señor. La Cruz se levanta sobre una roca, en la que se muestra una calavera y su mandíbulo, que aluden a Adán.

Hugo van der Goes nació en Gante. Es poco lo que se sabe sobre su vida, aunque fue unos de los pintores flamencos más importantes de la segunda mitad del siglo XV. Las primeras informaciones ciertas sobre este pintor lo sitúan en los años 1460 en Brujas donde colabora con la decoración en las fiestas en honor de las bodas del duque de Borgoña, Carlos el Temerario. Ya en vida gozó de amplia fama, teniendo encargos tanto de los burgueses como de la aristocracia.

Al sufrir enfermedad mental, se retiró como hermano lego al monasterio Rodeklooster, cerca de Bruselas alrededor de 1478 con la esperanza de que, viviendo en un monasterio, se recobraría de su depresión. No interrumpió su actividad pues es por esta época cuando realizó su Muerte de la Virgen, donde se transparenta una tensión dramática más aguda, traducida por la irrefrenable animación expresiva de los personajes. Van der Goes intentó suicidarse por motivos de su enfermedad mental en 1480, y murió dos años más tarde. En su estancia en el monasterio Roderklooster también viaja alguna vez a Colonia y Lovaina.

En su obra acusa la influencia de autores como Jan Van Eyck y Rogier van der Weyden que habían logrado representar con solvencia el cuerpo humano y el acabado realista en el detalle. Posteriormente conoce sin duda algunas obras italianas contemporáneas, y este contacto influye sobre él, en el sentido de acabar en una ordenación más monumental del espacio.

jueves, 14 de septiembre de 2017

Giotto. Crucifixión

Crucifixión. XIV. Giotto
Óleo sobre tabla. Medidas: 200cm x 185cm.
Pinacoteca Antigua de Múnich

Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna.

Leemos hoy este fragmento del Evangelio según san Juan, en la celebración de la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz. Contemplamos una obra de Giotto, en la que se representa al Señor crucificado, con san Francisco besando las llagas de sus pies. Los donantes están arrodillados frente a él; la Virgen es sostenida por las tres mujeres, y san Juan aparece junto a Nicodemo. Es llamativa la sangre que brota del costado de Cristo. Finalmente, los ángeles veneran al Señor en los brazos de la cruz.

jueves, 25 de mayo de 2017

La Ascensión de Cristo


La Ascensión de Cristo, 1460. Obra de Andrea Mantegna
Temple sobre tabla, 86x162cm
Galeria de los Uffizi, Florencia. Italia

Hoy es la Ascensión del Señor a los cielos, cuarenta días después de resucitar y tras aparecerse a los discípulos varias veces dejando así constancia de su resurrección, asciende al Cielo, desde donde al final de los tiempos ha de venir a juzgara al mundo.

El evangelio dice así; Jesús a sus discípulos: «Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto. Yo os enviaré lo que mi Padre ha prometido; vosotros quedaos en la ciudad, hasta que os revistáis de la fuerza de lo alto.» Después los sacó hacia Betania y, levantando las manos, los bendijo. Y mientras los bendecía se separó de ellos, subiendo hacia el cielo. Ellos se postraron ante él y se volvieron a Jerusalén con gran alegría; y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios.
(Lc 24, 46-53)

San Pablo en su carta a los efesios nos habla de la gracia recibida en Cristo, de como en Él hemos sido arrancados de toda esclavitud y como en Él hemos de desarrollarnos según los dones que nos ha regalado llegando así a nuestra plenitud en Cristo: A cada uno de nosotros se le ha dado la gracia según la medida del don de Cristo. Por eso dice la Escritura: «Subió a lo alto llevando cautivos y dio dones a los hombres». El «subió» supone que había bajado a lo profundo de la tierra; y el que bajó es el mismo que subió por encima de todos los cielos para llenar el universo. Y él ha constituido a unos, apóstoles, a otros, profetas, a otros, evangelizadores, a otros, pastores y maestros, para el perfeccionamiento de los santos, en función de su ministerio, y para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que lleguemos todos a la unidad en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al hombre perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud.
(Ef 4, 7-13)

Y san Cirilo de Alejandría en su comentario sobre el evangelio de san Juan hace alusión a éste acontecimiento; Así pues, nuestro Señor Jesucristo nos ha inaugurado un camino nuevo y vivo, como dice Pablo: Ha entrado no en un santuario construido por hombres, sino en el mismo cielo, para ponerse ante Dios, intercediendo por nosotros. En realidad, Cristo no subió al cielo para manifestarse a sí mismo delante de Dios Padre: él estaba, está y estará siempre en el Padre y a la vista del que lo engendró; es siempre el objeto de sus complacencias. Pero ahora sube en su condición de hombre, dándose a conocer de una manera insólita y desacostumbrada el Verbo que anteriormente estaba desprovisto de la humanidad. Y esto, por nosotros y en provecho nuestro, de modo que presentándose como simple hombre, aunque Hijo con pleno poder, y habiendo oído en la carne aquella invitación real: Siéntate a mi derecha, mediante la adopción pudiera transmitir por sí mismo a todo el género humano la gloria de la filiación. Es efectivamente uno de nosotros, en cuanto que apareció a la derecha de Dios Padre en su calidad de hombre, si bien superior a toda criatura y consustancial al Padre, ya que es el reflejo de su gloria, Dios de Dios, y luz de la luz verdadera. Se apareció, pues, por nosotros delante del Padre, para colocarnos nuevamente junto al Padre a nosotros que, en fuerza de la antigua prevaricación, habíamos sido alejados de su presencia. Se sentó como Hijo, para que también nosotros, como hijos, fuésemos, en él, llamados hijos de Dios. Por eso, Pablo que pretende ser portador de Cristo que habla en él, enseña que las cosas acaecidas a título especial respecto de Cristo son comunes a la naturaleza humana, diciendo: Nos ha resucitado con Cristo y nos ha sentado en el cielo con él.

El cuadro en cuestión era una de las tablas que adornaba la capilla del Castillo de Mantua, junto a la Muerte de la Virgen del Museo del Prado. Después se formó un tríptico con este cuadro y la Circuncisión y la Adoración de los Reyes Magos.De sentido marcadamente vertical, todos los elementos de la composición conducen la mirada del espectador hacia el Cristo que asciende al cielo, en cuerpo y alma, portado por una guirnalda a mondo de mandorla cuajada de ángeles y querubines  de color rojo entre nubes azules, modelo que se repitió en España y Flandes. En el suelo, los apóstoles y la Virgen forman un corro que contempla asombrado el milagro, cada uno en una pose diferente según su propia reacción. Las cabezas elevadas y giradas hacia Cristo permiten al artista lucir su dominio del escorzo, que consiste en situar un objeto en diagonal y no de frente, ofreciendo una vista forzada y deformante que resultaba muy difícil en la época. Mantegna fue el mayor maestro en el dominio del escorzo y la perspectiva geométrica, lo que puede apreciarse en dos obras muy llamativas, como son el Cristo Muerto de la pinacoteca de Brea de Mián y la Cámara de los Esposos del palacio ducal de Mantua.