Altar de la Trinidad de Pistoia. 1455. Taller de Fra Filippo Lippi
Óleo sobre tabla
Nathional Gallery. Londres
Cristo ofreció por los pecados, para siempre jamás, un solo sacrificio; está sentado a la derecha de Dios y espera el tiempo que falta hasta que sus enemigos sean puestos como estrado de sus pies. Con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a los que van siendo consagrados.
Cristo ejerció un sacerdocio único, al ofrecerse en la Cruz a sí mismo como ofrenda por la salvación de todo el género humano. El Padre eterno recibe dese ofrenda, y el Espíritu Santo mueve al Hijo a ofrecerse.
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