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domingo, 9 de junio de 2019

Fray Juan Bautista Maíno. Pentecostés.

Pentecostés. 1620. Fray Juan Bautista Maíno
Óleo sobre lienzo. Medidas: 324cm x 246cm.
Museo del Prado. Madrid.

Poco después de pintar el Pentecostés para el retablo mayor de la iglesia de San Pedro Mártir de Toledo, que contemplamos ayer mismo, Maíno realizó esta segunda versión de mayores dimensiones y con un formato más ancho que sin duda le permitió insertar las catorce figuras de la escena de manera equilibrada, con María en el centro de la composición, y los apóstoles a ambos lados: seis de pie justo detrás de ella, y otros seis arrodillados en posición algo avanzada.

Igualmente arrodillada, pero más cercana al espectador, aparece María Magdalena, una hermosa joven vestida con túnica blanca y manto dorado. La santa aparece como un miembro más del colegio apostólico, una visión de la Magdalena que también encontramos en escritos dominicos de la época. Al igual que en la Pentecostés del retablo de San Pedro Mártir, todos los personajes poseen un marcado carácter popular, vestidos con amplias túnicas y dotados de una plasticidad poderosa, fruto tanto de la compacta construcción pictórica como de la fuerte y contrastada iluminación.

Por su parte, las dos mujeres están representadas con la característica idealización clasicista de Maíno cercana a modelos de Orazio Gentileschi y Guido Reni. Hasta fechas recientes se desconocía su procedencia, más allá de su origen en alguno de los monasterios desamortizados en 1835. Sin embargo, hoy sabemos que se realizó para el altar mayor de la iglesia del convento de Carmelitas Descalzos de Toledo

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