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viernes, 22 de marzo de 2013

Ecce Homo


Ecce Homo, s. XVI Taller de Luis de Morales
óleo sobre tabla, 99,5 x 72 cm. 
Colección privada.  

Hoy medito delante de esta imagen en la que en el marco está escrito:
  
O vos omnes,qui transitis per viam, attendite, et videte
Si est dolor similis dolori  mei quia eligaverunt oculi mei.

Oh, vosotros todos,los que pasáis por el camino, prestad atención y ved 
si existen dolores como mis dolor porque (ellos) han cerrado mis ojos


Encuentro gran paralelismo con los textos que nos propone la liturgia de este viernes de cuaresma, viernes de dolores. Los textos nos acercan de manera pedagógica a entender el motivo de condena de Cristo, declararse Hijo de Dios. Desde ellos nos acercamos a la semana de pasión del Señor y meditando en esta     nos estremecemos ante ese gran dolor que el Hijo de Dios, la Palabra, tuvo que soportar para liberarnos de la muerte, para que fuésemos dioses los hombres por participación de éste y nos regalase en Él el perdón de nuestros pecados.

El profeta Jeremias (20,10-13), dice en la primera lectura: 

Oía el cuchicheo de la gente: «Pavor en torno; delatadlo, vamos a delatarlo.» Mis amigos acechaban mi traspié: «A ver si se deja seducir, y lo abatiremos, lo cogeremos y nos vengaremos de él.»
Pero el Señor está conmigo, como fuerte soldado; mis enemigos tropezarán y no podrán conmigo. Se avergonzarán de su fracaso con sonrojo eterno que no se olvidará.
Señor de los ejércitos, que examinas al justo y sondeas lo íntimo del corazón, que yo vea la venganza que tomas de ellos, porque a ti encomendé mi causa.
Cantad al Señor, alabad al Señor, que libró la vida del pobre de manos de los impíos.

En el evangelio de hoy dice en evangelista san Juan:

En aquel tiempo, los judíos agarraron piedras para apedrear a Jesús.
Él les replicó:
«Os he hecho ver muchas obras buenas por encargo de mi Padre: ¿por cuál de ellas me apedreáis?»

y prosigue el evangelista:

Los judíos le contestaron:
«No te apedreamos por una obra buena, sino por una blasfemia: porque tú, siendo un hombre, te haces Dios.»
Jesús les replicó:
«¿No está escrito en vuestra ley: "Yo os digo: Sois dioses"? Si la Escritura llama dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y no puede fallar la Escritura), a quien el Padre consagró y envió al mundo, ¿decís vosotros que blasfema porque dice que es hijo de Dios? Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis, pero si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que comprendáis y sepáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre.»


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