Cristo y Nicodemo 1604. Volmarijn Crijn Hendricksz.
Óleo sobre lienzo, 92.5 x 125 cm
Coleccion particilar
El evento representado por Hendricksz se describe en el evangelio de san Juan 3:1-21. Hoy en la liturgia leemos un fragmento de ese momento san Juan 3, 5a. 7b-l 5
En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo:
-«Tenéis que nacer de nuevo; el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que ha nacido del Espíritu.»
Nicodemo le preguntó:
- «¿Cómo puede suceder eso?»
Le contestó Jesús:
- « Y tú, el maestro de Israel, ¿no lo entiendes? Te lo aseguro, de lo que sabemos hablamos; de lo que hemos visto damos testimonio, y no aceptáis nuestro testimonio. Si no creéis cuando os hablo de la tierra, ¿cómo creeréis cuando os hable del cielo? Porque nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre.
Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna.»
En el encuentro se muestra a Jesús instruyendo a Nicodemo sobre la necesidad de nacer de nuevo y dio a entender en su crucifixión cunado dice que el Hijo del hombre ha de ser "levantado" . El versículo clave en este pasaje es: "nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre". Haciendo así una confesión de su propia naturaleza e intentando que el maestro de la ley, Nicodemo, entienda y comprenda que en Él se están cumpliendo las escrituras. En resumen, el Hijo, Jesús, hace posible la vida eterna a través de su sacrificio, porque es el enviado del Padre desde su morada celeste, es decir, igual que él "nace de nuevo" así hemos de nacer de nuevo, confesando a Cristo y aceptando en el la salvación. Renunciamos a nosotros a nuestros conceptos y deseos para creer en Él. Cristo, al asumir su nacimiento en carne mortal y descendesr ha salvar al hombre cumple obedientemente con la voluntad del Padre y esto le hace morir al pecado ser levantado de entre los muertos, y ascender a la diestra del Padre para interceder por el perdón de los pecados de todos los creyentes.
La noche es un tiempo especial. . No hay imágenes para los ojos, los oídos se animan encima en busca de signos y percibimos mejor los pasos sobre las piedras, las hojas secas pisadas, el viento entre las ramas. Fue en la noche en que el gallo cantó y se despertaron las lágrimas de Pedro. Estaba en la soledad de la noche cuando Jesús estaba orando al Padre.
Nicodemo, un fariseo y miembro del Sanedrín, el tribunal religioso supremo de Israel, un intelectual en búsqueda de la verdad, viene a visitar a Jesús en la oscuridad de la noche. Nada más apropiado. Después de todo, Jesús, la luz del mundo, había venido del Padre exactamente con la misión de iluminar la oscuridad.
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