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miércoles, 5 de junio de 2013

La Gloria


La Gloria o adoración del nombre de Dios, 1772. Francisco de Goya
Pintura al fresco. 700 x 1500 cm. 
Basílica del Pilar. Zaragoza. España

Francisco de Goya pinto la gloria de Dios como una escena llena de ángeles que están de forma ininterrumpida en presencia de Dios. Representó un rompimiento celestial en el que grupos de ángeles músicos y cantores, a distintos niveles, glorifican el Nombre de Dios, escrito en hebreo dentro de un triángulo, símbolo de la Suma Perfección. Los ángeles de los extremos cierran la composición y conducen la visión hacia el fondo. 

Entre mayo y primeros de junio de 1772, Goya pintó al fresco en la bóveda del Coreto del Pilar, frente a la Santa Capilla de la Virgen, La Adoración del Nombre de Dios, su primera obra importante tras volver de Italia, con la que deseaba consagrarse artísticamente en Zaragoza. Aquí demostró lo que había aprendido en las iglesias de Roma y en las grandes decoraciones de los maestros del Barroco y del Rococó. Los cielos amarillentos, dorados y rojizos están dentro de la  mas pura tradición rococó romano-napolitana.

El motivo fundamental de elegir esta pintura hoy ha sido por el texto evangélico de hoy (Mc 12, 18-27) en el cual Jesús se enfrenta con una cuestión propuesta por los  del partido saduceo que eran los jefes de los sacerdotes y administradores del pueblo de Dios. Estos eran partidarios del orden establecido, tenían un papel hegemónico y se les tachaba de colaboracionistas con Roma. Contrapuestos con los fariseos por no aceptar la tradición oral como divina y cercanos al helenismo. No veían en la escritura continuidad tras la muerte y se aferraban al desarrollo de lo material, su gran pecado era este materialismo.

Acercándose a Jesús con la aduladora expresión de Maestro, tratan de ponerlo en el resbaladero, como veíamos ayer con el impuesto, e intentan así dirimir el problema que tenían con los fariseos. Los primeros sostenían con este ejemplo lo absurdo de una vida después de la muerte ante esta situación y se enfrentaba así a los fariseos que mantenían esa continuidad de la vida terrenal en la futura.

Jesús es duro en su respuesta contra las autoridades supremas que gobiernan el pueblo y rigen en el Templo. Primero porque no conocen lo que Dios ha dicho, la Escritura, y segundo porque no conocen lo que Dios ha hace, la fuerza de Dios. No tienen experiencia de la acción de Dios.

"Cuando resucitan, dice Jesús, ni los hombres ni las mujeres se casarán; son como ángeles del cielo." El estado del hombre no es una prolongación de esta vida terrena, como afirmaban los fariseos, la vida inmortal no es genética humana sino que es transmitida directamente por Dios. Ser como ángeles, es el estado propio de los que habitan en la esfera divina.

Jesús no habla de una resurrección de futuro en cuanto a la pertenencia material, como lo hacían los saduceos con la mujer, sino que lo hace en presente, es la vida que continua despumes de la muerte, no es algo lejano, ahí esta la fuerza de Dios y se verifica desde ahora mismo. Dios mismo no deja que perezcan los que ama. Yo soy el Dios de Abraham, etc. El Dios de Jesús es el Dios de la vida no un Dios de la muerte, ante él todos están vivos. . Dios es el Dios de la alianza, de la igualdad… es Creador. Podriamos ver desde esta perspectiva que la muerte es "una nueva creación" por eso dice: son - serán como ángeles. 

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