San Cayetano ante la Sagrada Familia.Siglo XVII. Andrea Vaccaro
Óleo sobre lienzo. Medidas: 123cm x 76cm.
Museo del Prado. Madrid. España
Hoy recuerda la Iglesia a san Cayetano, un santo italiano que vivió entre 1480 y 1547. San Cayetano trabajó en la curia romana. en 1513 abandonó la carrera eclesiástica y fundó en compañía de otros sacerdotes y prelados el Oratorio del Amor Divino, siendo él mismo ordenado dos años después. Posteriormente, tomó parte activa en la polémica contra Lutero,y fundó en compañía de Agustín de Caraffa (futuro papa Paulo IV) la Orden de los Teatinos, o clérigos regulares en 1524. La nueva orden nacía en la convicción de que la lucha contra los protestantes debía partir de la renovación de la vida sacerdotal, con mayor atención a los pobres y a la vida espiritual. el nombre de teatinos procedía de la ciudad de Chietti, de donde era obispo Agustín de Caraffa. Murió en Nápoles en 1547, siendo superior general de la Orden. Fue canonizado en 1671, cuando los teatinos se habían extendido por toda Europa.
el pintor napolitano Andrea Vaccaro (1604-1670) pintó sobre san Cayetano una serie de cuadros, destinados al Palacio del Buen Retiro, y luego destinados al Palacio Real de Madrid. Vaccaro es un pintor que, partiendo del tenebrismo de Caravaggio, evoluciona hacia un clasicismo que suaviza los contrastes de éste. De la colección sobre san Cayetano, hemos escogido el titulado "La Adoración de la Sagrada Familia". Se trata de una visión mística del santo, en adoración ante María, José y el niño.
Esta obra expresa muy bien el espíritu de renovación espiritual de san Cayetano. Como expresión de esta piedad, podemos leer la siguiente carta del santo:
Yo soy pecador y me tengo en muy poca cosa, pero me acojo a los que han servido al Señor con perfección, para que rueguen por ti a Cristo bendito y a su Madre; pero no olvides una cosa: todo lo que los santos hagan por ti de poco serviría sin tu cooperación; antes que nada es asunto tuyo, y, si quieres que Cristo te ame y te ayude, ámalo tú a él y procura someter siempre tu voluntad a la suya, y no tengas la menor duda de que, aunque todos los santos y criaturas te abandonasen, él siempre estará atento a tus necesidades.
Ten por cierto que nosotros somos peregrinos y viajeros en este mundo: nuestra patria es el cielo; el que se engríe se desvía del camino y corre hacia la muerte. Mientras vivimos en este mundo, debemos ganarnos la vida eterna, cosa que no podemos hacer por nosotros solos, ya que la perdimos por el pecado, pero Jesucristo nos la recuperó. Por esto, debemos siempre darle gracias, amarlo, obedecerlo y hacer todo cuanto nos sea posible por estar siempre unidos a él.
El se nos ha dado en alimento: desdichado el que ignora un don tan grande; se nos ha concedido el poseer a Cristo, Hijo de la Virgen María, y a veces no nos cuidamos de ello; ¡ay de aquel que no se preocupa por recibirlo! Hija mía, el bien que deseo para mí lo pido también para ti; mas para conseguirlo no hay otro camino que rogar con frecuencia a la Virgen María, para que te visite con su excelso Hijo; más aún, que te atrevas a pedirle que te dé a su Hijo, que es el verdadero alimento del alma en el santísimo sacramento del altar. Ella te lo dará de buena gana, y él vendrá a ti, de más buena gana aún, para fortalecerte, a fin de que puedas caminar segura por esta oscura selva, en la que hay muchos enemigos que nos acechan, pero que se mantienen a distancia si nos ven protegidos con semejante ayuda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario