El Varón de Dolores. 1385-1400. Jacobello di Bonomo
Témpera al huevo sobre tabla. Medidas: 48,5cm x 30cm.
National Gallery. Londres.
Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Estas profecía de Isaías, contenida en el capítulo 53 de su libro, fue claramente referida a nuestro Señor Jesucristo, que cargó sobre sus hombres toda la maldad humana, se dejó herir y torturar para curar nuestras heridas; y, en su Sagrada Pasión, mostró hasta dónde ha estado dispuesto a llegar nuestro Creador para rescatarnos a nosotros, sus pobres criaturas.
Para ilustrar esta profecía hemos escogido una representación del Varón de Dolores, procedente de la Italia del Trecento. Era una época difícil: la pese había asolado media Europa; los papas, que se habían marchado de Roma a causa de la inseguridad reinante, intentaban volver a duras penas. el mundo cristiano parecía venirse abajo a causa del empuje turco y de los constantes conflictos egoístas de los así llamados príncipes cristianos. Por eso, el arte de esta época adquiere un especial dramatismo. La mirada creyente busca consuelo en la imagen sufriente de Cristo, que ha compartido nuestros dolores, y que sólo desde su absoluta humillación nos da la esperanza de la salvación.
La imagen que contemplamos nos muestra el busto de Cristo ya muerto, con el costado y las manos atravesados. Su cabeza está inclinada hacia la izquierda, y el cuerpo asoma por la boca del sepulcro. Dos ángeles lo inciensan, sobre un fondo dorado que nos habla de su divinidad.
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