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domingo, 12 de abril de 2015

Caravaggio. La incredulidad de Tomás

La incredulidad de Tomás, 1602. Caravaggio
Óleo sobre lienzo, Medidas: 107x 146 cm
Palacio de Sanssouci, Potsdam, Alemania

El segundo domingo de Pascua leemos, tal como sucedió aquel día una semana después de la Resurrección del Señor, el relato de la duda de Tomás, según el evangelio de san Juan. Tomás se niega a creer en al Resurrección, y pide poder meter su mano en la llaga del costado del Señor.

Caravaggio pintó este tema para la familia Giuliani, que lo mantuvo en su colección hasta que pasó al Neue Palais de Postdam. Caravaggio ha ejecutado una composición que converge completamente en el punto de la llaga con el dedo metido, de tal modo que la atención de los personajes del lienzo y la de los espectadores contemporáneos se ve irremisiblemente atraída por esta prueba física. El habitual naturalismo descarnado de Caravaggio se vuelve aquí casi de sentido científico: la luz fría cae en fogonazos irregulares sobre las figuras, iluminando el cuerpo de Cristo con un tono amarillento, que le hace aparecer como un cadáver, envuelto aún en el sudario (no es una túnica). El pecho todavía está hundido y pareciera que la muerte se resiste a dejarlo marchar al mundo de los vivos, manteniendo sus huellas en el cuerpo de Jesús.

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