sábado, 6 de abril de 2013

Cristo resucitado en el cenáculo


Cristo resucitado en el cenáculo. ca.1670. Obra de Mattia Pretti
Óleo sobre lienzo, 149 x 203 cm

Cristo después de resucitar, dice Mateo, se apareció a la Magdalena, quien fue a contarlo a los discípulos, que la tomaron por loca. También se apareció a otros dos discípulos que iban de camino (los de Emaús), volvieron a anunciarlo y tampoco los creyeron. Por último Jesús aparece a los once cuando estaban a la mesa y les reprochó su incredulidad por no creer el testimonio de los que anunciaron su resurrección. El encuentro directo con Cristo los fortalece y los reafirma con valentía y es aquí cuando el discipulado se cambia en apóstol. El mismo Maestro resucitado los hace apóstoles, (del griego: Απόστολος, que significa enviado), y les ordena: Id,  sed propagadores de la doctrina, de la buena nueva del Evangelio.

Jesús, resucitado al amanecer del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios. Ella fue a anunciárselo a sus compañeros, que estaban de duelo y llorando.
Ellos, al oírle decir que estaba vivo y que lo había visto, no la creyeron.
Después se apareció en figura de otro a dos de ellos que iban caminando a una finca.
También ellos fueron a anunciarlo a los demás, pero no los creyeron.
Por último, se apareció Jesús a los Once, cuando estaban a la mesa, y les echó en cara su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que lo habían visto resucitado. Y les dijo:
 ld al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación.

Han necesitado que él venga a confirmar lo que otros ya les habían anunciado y yo me pregunto ¿en queé consiste la dicha de creer sin ver cuando a los mismos incrédulos y temerosos discípulos que, aun siendo reprochados, les consoló, confortó y fortaleció el mismo Señor? ¿Tendremos parte de ese consuelo en el reino eterno los que confiados en la palabra de otros y en su testimonio creemos y proclamamos que verdaderamente Cristo ha resucitado? 

El Espíritu Santo actúa en cada uno de nosotros con fuerza. Aceptando la verdad de Cristo, el Espíritu nos vigoriza y anima a proclamar dichosos la Buena Noticia, nos transforma, hace que pasemos de ser discípulos que están en la oscuridad del miedo, y nos convierte en valientes  apóstoles que proclaman en el mundo entero el Evangelio.

La obra de hoy puede hacer reconocernos en esas caras de susto que tienen los discipulos, sus miedos pueden expresar los nuestros. Nos puede llevar dentro del juego de luces y sombras que hay en el lienzo, arrebatándonos al interior de nuestros claroscuros, y haciendonos emerger a la superficie no superficialmente sino atraidos profundamente por la experiencia del resucitado. Somos rescatados de los abismos del pecado y salimos ante la luz de Cristo para, confiados en El, no temer, y anunciar con decisión el mensaje evangelico. El ha vencido al oscuridad y nos ha regalado la luz de la Vida

Ésta es una obra de grandes contrastes tenebristas en la que el pintor parece retomar la técnica ideada por por Caravaggio, "de la emergencia" consistente en aclarar progresiva e irregularmente el marrón negruzco del fondo, de manera que los colores emergen de éste. Los tonos ocres configuran el carácter sobrenatural de la escena, viéndose potenciada la luminosidad que irradia Cristo Resucitado. 
La distribución escalonada de los personajes y el punto de vista cercano al espectador, recuperan la tradición manierista de las grandes composiciones de Tintoretto y Veronés. 
Composición de gran dramatismo en la gesticulación de los personajes, se ve acentuada por la iluminación.

La pintura posiblemente pertenezca al conjunto de cuadros que Preti trajo a Sevilla desde Malta al arzobispo sevillano don Manuel Arias.

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