La Virgen con san Esteban Harding, 1125. Osberto
Iluminación sobre pergamino
Biblioteca Municipal de Dijon
Nos unimos hoy a nuestros hermanos cistercienses para agradecer al Señor el don de los monjes rebeldes, fundadores del Cister: Roberto de Molesmes, Alberico y Esteban Harding.
San Roberto, hijo del noble Thierry y Ermengarda de Champaña, fue abad de Molesme, un monasterio dependiente de Cluny. Horrorizado por la laxitud en la que había caído la Orden de Cluny, se esforzó en efectuar reformas en los monasterios de Saint-Pierre-de-la-Celle, Saint-Michel de Tonnerre y finalmente en Molesme. Sus intentos de reforma en estos monasterios tuvieron muy poco éxito y él, junto con seis de sus religiosos, entre quienes estaban Alberic y Esteban, recurrió a Hugh, Legado de la Santa Sede y Arzobispo de Lyons. Autorizado por el Arzobispo Hugh para instituir una reforma, Roberto y sus compañeros volvieron a Molesme y allí escogieron entre los religiosos a quienes consideraron más aptos para participar en su empresa. Un grupo de veintiún religiosos se retiró a la soledad de Cîteaux (en la diócesis de Chalons), que Raynald, Vizconde de Beaune, les había cedido (Véase Cîteaux, Abadía de). En la fiesta de San Benito (21 de Marzo), de 1098, que cayó en Domingo de Ramos en ese año, comenzaron a construir el “Nuevo Monasterio”, como es llamado en el “Exordium sacri Ordinis Cisterciensis”. Este, por tanto, fue la fecha de nacimiento de la Orden de Cîteaux. Por orden del legado apostólico, Roberto recibió el personal pastoral por parte del obispo de la diócesis, Gauthier, y le fue confiado el gobierno de sus hermanos, quienes de inmediato hicieron su voto de estabilidad. Así quedó el “Nuevo Monasterio” erigido canónicamente como abadía.
Con estas noticias, los monjes que permanecieron en Molesme enviaron una diputación al Papa Urbano II, pidiéndole que Roberto pudiera regresar a su primer monasterio. El Papa cedió a esta petición y Roberto volvió a Molesme, luego de haber gobernado Cîteaux durante un año. Allí, el prior Alberico fue electo para sucederlo, y a su vez, envió dos monjes, John e Ilbode, como lega dos ante Pascual II (quien acababa de suceder a Urbano II) para rogarle que tomara la iglesia de Cîteaux bajo la protección de la Sede Apostólica. Mediante Cartas Apostólicas, fechadas en Troja, Campania, el 18 de Abril del 1100, Pascual II declaró que tomaba bajo su protección directa tanto la abadía como a los religiosos de Cîteaux, exentándolos de su alianza a la Iglesia de Chalons. Desde ese día, Alberico y sus religiosos establecieron en Cîteaux la exacta observancia a la Regla de San Benito, reemplazaron con un hábito blanco el hábito negro utilizado por los Benedictinos y para mejor seguir la regla respecto al Oficio Divino día y noche, asociaron con ellos hermanos legos, que se ocuparían de las labores manuales y los asuntos mundanos de la orden. Estos hermanos legos o conversi, aunque no eran monjes, tanto durante su vida como después de muertos, fueron tratados exactamente igual que si lo fueran. San Alberico murió en 1109.
Su sucesor fue Esteban Harding, un inglés de nacimiento, bien versado tanto en la ciencia sagrada como en la ciencia profana, que había sido uno de los primeros promotores del proyecto de dejar Molesme. San Roberto, sus dos inmediatos sucesores y sus compañeros no tenían otro objetivo en la mira sino: reaccionar contra la laxitud de Cluny y los otros monasterios reasumir el trabajo manual, adoptar un régimen más estricto y restablecer las iglesias monásticas y sus ceremonias a la solemnidad y simplicidad propias de la profesión monástica. Nunca pensaron en fundar una nueva orden, y sin embargo de Cîteaux iban a salir, al paso del tiempo, colonias de monjes que deberían fundar otros monasterios destinados a llegar a ser otras Cîteaux, y así crear una orden distinta a la de Cluny.
El ingreso de San Bernardo a la Orden de Cîteaux (1112) fue la señal de su extraordinario desarrollo. Treinta jóvenes nobles de Borgoña lo siguieron, entre ellos cuatro de los hermanos de San Bernardo. Otros vinieron tras ellos y en tal número que al año siguiente (1113) Cîteaux fue capaz de enviar su primera colonia y fundar su primera filiación, La Ferté, en la Diócesis de Chalons. En 1114 fue establecida otra colonia en Pontigny, en la Diócesis de Auxerre. En 1115 el joven Bernardo fundó Clairvaux en la Diócesis de Langres. En el mismo año se fundó Morimond también en Langres. Estas fueron los cuatro primeros vástagos de Cîteaux; pero de dichos monasterios Clairvaux logró el más alto desarrollo, llegando a procrear sesenta y ocho monasterios aun en vida de San Bernardo (Véase Clairvaux).
Después de esto San Esteban Harding terminó la legislación para el nuevo instituto. Cluny había introducido al orden monástico la confederación de miembros. San Esteban agregó la institución de los capítulos generales y las visitas regulares. Así la mutua supervisión, la rendición de cuentas de la administración, el rígido examen de la disciplina, la inmediata corrección de abusos, fueron medios mucho más seguros de mantener la observancia en toda su pureza. La colección de estatutos que redacto San Esteban y que contienen prudentes disposiciones para el gobierno de la orden fueron llamados la Constitución de la Caridad (Le Charte de Charité). Ésta y “Nosotros”, el libro de usos y costumbres, junto con algo de las definiciones de los primeros capítulos generales, recibieron la aprobación del Papa Calixto II. A la muerte de San Esteban (1134), la orden, después de treinta y seis años de existencia, contaba con 70 monasterios, 55 de ellos en Francia.