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martes, 7 de julio de 2015

Rembrandt. Jacob lucha con el ángel

Jacob lucha con el ángel. 1659. Rembrandt
Óleo sobre lienzo. Medidas: 137 cm x 116 cm.
Gemäldegalerie, Berlin

En aquellos días, todavía de noche se levantó Jacob, tomó a las dos mujeres, las dos siervas y los once hijos y cruzó el vado de Yaboc; pasó con ellos el torrente e hizo pasar sus posesiones. Y él quedó solo. Un hombre luchó con él hasta la aurora; y, viendo que no le podía, le tocó la articulación del muslo y se la dejó tiesa, mientras peleaba con él. Dijo: «Suéltame, que llega la aurora.» Respondió: «No te soltaré hasta que me bendigas.» Y le preguntó: «¿Cómo te llamas?» Contestó: «Jacob.» Le replicó: «Ya no te llamarás Jacob, sino Israel, porque has luchado con dioses y con hombres y has podido.» Jacob, a su vez, preguntó: «Dime tu nombre.» Respondió: «¿Por qué me preguntas mi nombre?» Y le bendijo. Jacob llamó aquel lugar Penuel, diciendo: «He visto a Dios cara a cara y he quedado vivo.» Mientras atravesaba Penuel salía el sol, y él iba cojeando. Por eso los israelitas, hasta hoy, no comen el tendón de la articulación del muslo, porque Jacob fue herido en dicho tendón del muslo.

La primera lectura de la Eucaristía nos presenta la escena de la lucha de Jacob con el ángel, que expresa el deseo humano de llegar a Dios. A este santo deseo responde el ángel cambiándole el nombre a Jacob; desde entonces se llamaría Israel. La imagen que contemplamos, de Rembrandt, nos muestra a Jacob, en un tono más oscuro, luchando con un ángel que irradia luz.

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