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martes, 31 de mayo de 2016

Giulio romano y Giovanni Francesco Penni. La Visitación

La Visitación, 1517. Romano - Peni
Temple sobre tabla. 200 cm x 145 cm
Museo del Prado. Madrid. España

Celebramos la fiesta de la Visitación. La Virgen María visita a su prima Isabel embarazada de Juan, el Bautista, momento en el que la Virgen entona el Magníficat.

Contemplamos un lienzo que se venía atribuyendo a Rafael. En ella aparecen dos figuras femeninas, que se distinguen por su edad, María está representada como una muchacha joven mientras que Isabel, a la izquierda, es casi una anciana, resaltando el milagro de su estado de buena esperanza, según lo escrito en los textos bíblicos. La escena se desarrolla sobre un paisaje, al fondo del cual podemos observar un momento que tendrá lugar años después: el bautizo de Jesús por Juan el Bautista en el río Jordán.

Esta obra fue diseñada por Rafael, que cobró 300 escudos, que delegó la ejecución de la pintura en su ayudante Giulio Romano y el paisaje en Giovanni Francesco Penni. El cuadro fue encargado por Giovanni Branconio, protonotario apostólico, en representación de su padre, Marino Branconio, para la capilla familiar en la iglesia de San Silvestre de Aquila. En la elección del tema por Marino debió de ser decisivo el nombre de su esposa Isabel, y el de su hijo Juan. Adquirida en 1655 por Felipe IV (1605-1665), quien la depositó en el Monasterio de El Escorial

lunes, 30 de mayo de 2016

Murillo. Fernando III el Santo

Fernando III el Santo. 1672. Murillo
Óleo sobre lienzo. Medidas: 56 cm x 38 cm.
Museo del Prado. Madrid

Recordamos hoy la santidad de Fernando III, rey de Castilla. Tras su muerte y entierro en la catedral de Sevilla se genera una energía espiritual que atrae a los fieles. El papa Sixto V confirmaría en 1590 que Fernando III poseía el halo de santidad y que merecía el tratamiento de santo, en base al «resplandor alrededor de la cabeza que se da en Roma a los beatificados y la diadema de los canonizados.» Las restricciones del papa Urbano VIII obligaron a demostrar que esta representación realmente era tal y, una vez acreditada, fue posible impulsar el procedimiento a partir de 1649.

Murillo pintó al rey Fernando III el Santo en varias ocasiones. De todas las versiones que hizo, ésta es la de tamaño más reducido, si bien es la única en la que el santo se representa de cuerpo entero. Está en oración, reconcentrado en sí mismo, arrodillado sobre un cojín de terciopelo carmesí, ante un reclinatorio en el que se disponen la corona y el cetro que indican su condición regia. Su iconografía es la habitual, fijada con anterioridad a su subida a los altares en 1672: de mediana edad, con el cabello largo sobre los hombros, vestido con gregüescos, media armadura y manto real de armiño. Unos bellos angelitos, característicos del artista sevillano, descorren un escenográfico cortinaje para mostrar la figura del rey, que aún no lleva el halo de santidad, lo cual podría indicar una fecha inmediatamente anterior a su canonización.

domingo, 29 de mayo de 2016

Joos van Cleve. Retablo del Llanto sobre Cristo muerto

Llanto sobre Cristo muerto, 1520-1525. Joos van Cleve
Óleo sobre tabla,
Museo del Louvre. París

Contemplamos un retablo completo, dividido en tres cuerpos. En el central, contemplamos el Llanto sobre Cristo muerto. En la parte superior, aparece la Estigmatización de san Francisco; y, por fin, en la parte inferior, se nos muestra la Última Cena, según el modelo que Leonardo pintó a finales del siglo XV.

Esta obra nos muestra el significado de la Eucaristía, como sacramento en el que se renueva y actualiza la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor. Haced esto en memoria mía, es lo que dijo el Señor durante la Última Cena.

sábado, 28 de mayo de 2016

Joos van Cleve. Cristo, Salvador del mundo

Cristo, Salvador del mundo, 1516-1518. Joos van Cleve
Óleo sobre tabla, Medidas: 54 x 40 cm
Museo del Louvre. París

En aquel tiempo, Jesús y los discípulos volvieron a Jerusalén y, mientras paseaba por el templo, se le acercaron los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos y le preguntaron: «¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién te ha dado semejante autoridad?»

A esta pregunta que formulan los sumos sacerdotes en el evangelio que leemos hoy, respondemos llenos de fe: Con la autoridad del Hijo de Dios, que le ha sido conferida por Dios Padre todopoderoso, como Salvador del mundo.

Joos van Cleve (1485-1541), también llamado Joos van Cleef, Joos van der Beke y Maestro de la Muerte de la Virgen, fue un pintor flamenco del Renacimiento en los países nórdicos. Miembro al parecer de una familia de artistas, pues el apellido Cleef se repite entre los pintores de Amberes, es poco lo que se conoce de su vida y de su carrera artística. Podría haber nacido en Cléveris (Cleve en alemán, Kleef en neerlandés), actualmente ciudad alemana pero en el siglo XVI en el ducado de Cleves, integrado política y culturalmente en los Países Bajos.

Debió de formarse con Jan Joest, con quien colaboró en las puertas del retablo de la iglesia de San Nicolás de Kalkar, en el Bajo Rin. De allí es posible que pasase a Brujas antes de instalarse en Amberes. Se dedicó al retrato y a la pintura religiosa, en ocasiones repitiendo sus composiciones de figuras abigarradas, fondos de arquitecturas renacentistas y venta fácil. La Muerte de la Virgen del Wallraf-Richartz Museum de Colonia, fechada en su marco en 1515 y firmada con monograma en una de las vidrieras que aparecen en la escena, sirvió de punto de partida para el reconocimiento de su estilo inicial y atribuirle así las obras que hasta entonces se habían venido asignando al Maestro de la Muerte de la Virgen.

viernes, 27 de mayo de 2016

Falcone. La expulsión de los mercaderes del Templo

La Expulsión de los mercaderes del Templo. 1630-1640. Aniello Falcone
Óleo sobre lienzo. Medidas: 101 cm x 114 cm.
Museo del Prado. Madrid

Llegaron a Jerusalén, entró en el templo y se puso a echar a los que traficaban allí, volcando las mesas de los cambistas y los puestos de los que vendían palomas. Y no consentía a nadie transportar objetos por el templo. Y los instruía, diciendo: «¿No está escrito: "Mi casa se llamará casa de oración para todos los pueblos" Vosotros, en cambio, la habéis convertido en cueva de bandidos.»

Leemos hoy en la Eucaristía el relato según san Marcos de la expulsión de los mercaderes del Templo. El lienzo que contemplamos, del pintor napolitano Falcone, nos muestra a Jesús, empuñando un flagelo, entre dos grupos de mercaderes, unos que se marchan a su izquierda, y otro que intenta recoger su mercancía a su derecha, ante la mirada de tres espectadores. La escena tiene lugar con un rico fondo arquitectónico de fondo, de estilo clasicista, que evoca el Templo de Jerusalén.

jueves, 26 de mayo de 2016

Corpus Christi


Triunfo de la Fe Sobre los sentidos, 1667. Obra de Juan Antonio de Frías y Escalante
Óleo sobre lienzo, 113x152 cm. 
Museo del Prado, Madrid. España

En cuadro de hoy, barroco como no podía ser de otro modo, aparece el texto Præstet fides suppleméntum, sénsuum deféctui. Es decir La fe provea suplemento para el defecto de los sentidos. Este verso pertenece al himno eucarístico Pange lingua, escrito por santo Tomás de Aquino, como el oficio de hoy y que por lo general se canta durante la adoración del Santísimo Sacramento.

Santo Tomás en el Opúsculo 57, que trata de la fiesta del Cuerpo de Cristo nos habla sobre el banquete precioso y admirable que el hombre recibe, Dios mismo que, no solo se ha entregado por nosotros, sino que permanece entre nosotros y se nos da como alimento nutriendo el alma con la abundancia de todos los dones espirituales.

Que éste día lo vivamos en contemplación de ese gran misterio que nos trae la salvación, éste en el que los sentidos callan y la fe se manifiesta victoriosa.

El Hijo único de Dios, queriendo hacernos partícipes de su divinidad, tomó nuestra naturaleza, a fin de que, hecho hombre, divinizase a los hombres.

Además, entregó por nuestra salvación todo cuanto tomó de nosotros. Porque, por nuestra reconciliación, ofreció, sobre el altar de la cruz, su cuerpo como víctima a Dios, su Padre, y derramó su sangre como precio de nuestra libertad y como baño sagrado que nos da, para que fuésemos liberados de una miserable esclavitud y purificados de todos nuestros pecados.

Pero, a fin de que guardásemos por siempre jamás en nosotros la memoria de tan gran beneficio, dejó a los fieles, bajo la apariencia de pan y de vino, su cuerpo, para que fuese nuestro alimento, y su sangre, para que fuese nuestra bebida.

¡Oh banquete precioso y admirable, banquete saludable y lleno de toda suavidad! ¿Qué puede haber, en efecto, de más precioso que este banquete en el cual no se nos ofrece, para comer, la carne de becerros o de machos cabríos, como se hacía antiguamente, bajo la ley, sino al mismo Cristo, verdadero Dios?

No hay ningún sacramento más saludable que éste, pues por él se borran los pecados, se aumentan las virtudes y se nutre el alma con la abundancia de todos los dones espirituales.

Se ofrece, en la Iglesia, por los vivos y por los difuntos, para que a todos aproveche, ya que ha sido establecido para la salvación de todos.

Finalmente, nadie es capaz de expresar la suavidad de este sacramento, en el cual gustamos la suavidad espiritual en su misma fuente y celebramos la memoria del inmenso y sublime amor que Cristo mostró en su pasión.

Por eso, para que la inmensidad de este amor se imprimiese más profundamente en el corazón de los fieles, en la última cena, cuando, después de celebrar la Pascua con sus discípulos, iba a pasar de este mundo al Padre, Cristo instituyó este sacramento como el memorial perenne de su pasión, como el cumplimiento de las antiguas figuras y la más maravillosa de sus obras; y lo dejó a los suyos como singular consuelo en las tristezas de su ausencia.

miércoles, 25 de mayo de 2016

Mantegna. Cristo, varón de dolores

Cristo, varón de dolores, 1495-1500. Andrea Mantegna
Óleo sobre tabla, Medidas: 78 x 48 cm
Galería Nacional de Dinamarca. Copenhague

Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, se burlarán de él, le escupirán, lo azotarán y lo matarán; y a los tres días resucitará.

Esta sentencia de Jesús en el capítulo 10 de san Marcos que leemos en la Eucaristía de hoy nos mueve a la contemplación de Cristo, varón de dolores. Se trata de una iconografía de origen medieval, que presenta al Señor muerto, con su cuerpo severamente maltratado por la tortura a la que fue sometido, sostenido por los ángeles, que lo muestran como salvador de los hombres, tal como lo había profetizado Isaías.

Mantegna nos presenta una imagen del cuerpo de Cristo con gran perfección anatómica, sobre un artístico sepulcro, con un fondo de paisaje muy logrado. Llama la atención, también, el extraordinario colorido de la obra.

martes, 24 de mayo de 2016

Geertgen tot Sint Jans. Cristo, varón de dolores.

Cristo, varón de dolores, 1486. Geertgen tot Sint Jans
Óleo sobre tabla, Medidas: 25 x 24 cm
Museo Catharijneconvent. Utrecht

La salvación fue el tema que investigaron y escrutaron los profetas, los que predecían la gracia destinada a vosotros. El Espíritu de Cristo, que estaba en ellos, les declaraba por anticipado los sufrimientos de Cristo y la gloria que seguiría; ellos indagaron para cuándo y para qué circunstancia lo indicaba el Espíritu. Se les reveló que aquello de que trataban no era para su tiempo, sino para el vuestro. 

Este texto de la Primera Carta de san pedro, que leemos en la Eucaristía de hoy, nos invita a contemplar los padecimientos del Señor, el varón de dolores profetizado por Isaías, cuyo sacrificio, Pasión, Muerte y Resurrección nos han logrado la salvación.

Contemplamos una tabla en la que Cristo aparece portando los instrumentos de su Pasión, justo encima de la tumba, en compañía de la Santísima Virgen y de los ángeles que contemplan admirados la obra de la salvación. 

Geertgen tot Sint Jans (h. 1460 en Leiden – h. 1490 en Haarlem, a veces conocido como Gerrit Gerritsz y, en español, como Gerardo de San Juan), fue un pintor holandés de la escuela flamenca dentro del gótico, época del prerrenacimiento según otra denominación. Estuvo activo en Haarlem.

lunes, 23 de mayo de 2016

Pedro Berruguete. Cristo Salvador del mundo

Cristo Salvador del mundo, 1501. Pedro Berruguete
Óleo sobre tabla.
Museo Camón Aznar. Zaragoza

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en su gran misericordia, por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha hecho nacer de nuevo para una esperanza viva, para una herencia incorruptible, pura, imperecedera, que os está reservada en el cielo.

Este texto de la Primera Carta de San Pedro, que leemos en la Eucaristía de hoy, nos introduce en la contemplación de este magnífico Salvador de pedro Berruguete, pintado para la predela del retablo de la iglesia palentina de Guaza de Campos, que hoy se conserva en el Museo Camón Aznar de Zaragoza. 

El Señor, desnudo y cubierto con el manto púrpura regio, muestra las heridas de su Pasión tras la resurrección. Lleva en la mano la bola del mundo, sobre la que se yergue la Cruz como bandera victoriosa. El fondo es dorado, al estilo bizantino, propio de la etapa del pintor previa a su paso por Italia.

domingo, 22 de mayo de 2016

Durero. Adoración de la Trinidad

Adoración de la Trinidad, 1511. Alberto durero
Óleo y temple sobre tabla. 135 x 123 cm
Museo de Historia del Arte. Viena

Celebramos hoy la solemnidad de la Santísima Trinidad. Toda la Iglesia se postra para adorar el misterio de nuestro Dios, revelado por él mismo en la persona del Hijo, de su unidad en la Trinidad. Confesamos un solo Dios, pero el nuestro es un monoteísmo Trinitario, pues la Unidad de la Trinidad encieera en sí el misterio de las tres personas del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Por este motivo, hemos escogido una obra de la etapa católica de Durero: el Retablo de Todos los Santos. Se trata de un cuadro encargado por Matthäus Landauer, ejecutado por Durero a la vuelta de su segundo viaje a Venecia. Existe un dibujo preparatorio en el Museo Condé de Chantilly, datada del año 1508, lo que hace pensar que ya había sido contratada por entonces. Tuvo como destino la capilla de Todos los Santos, en Núremberg, que formaba parte del «Hogar de los Doce Hermanos», fundado en 1501, centro de acogida de artesanos arruinados.

Lo mismo que el Martirio de los diez mil (1508), ejecutado en la misma época, esta Adoración de la Trinidad, basa su composición en la multiplicación de personajes, así como en una construcción esférica -copernicana- del espacio.

La obra se articula en dos planos. En el superior, en una figura de óvalo cuya parte de arriba está marcada por la propia forma del retablo, ocupan el centro, de arriba abajo, el Espíritu santo (una paloma), Dios Padre formidable y Jesucristo crucificado. Las figuras son trazadas con monumentalidad. Tanto a su alrededor, como abajo, en formación ligeramente curvada, se encuentran todos los santos en adoración: reyes, cardenales, mártires, héroes y profetas flotan sobre un paisaje de vista panorámica. Esta composición sintetiza de manera sublime el cielo y la tierra», confiriéndole un «carácter visionario anunciador de Altdorfer, Bruegel, Tintoretto y los Maestros del Barroco.

La composición recuerda a La disputa del Sacramento de Rafael que se encuentra en la Stanza della Segnatura del Vaticano, obra que Durero no pudo conocer, dada la fecha en que se comenzó. En realidad, esta interacción entre elementos circulares y geométricos que se ve en ambas obras no es más que una forma «clásica» a la que tendía toda la pintura de la época, partiendo de la pintura renacentista italiana.

sábado, 21 de mayo de 2016

Gerard David. Santa Ana, la Virgen y el Niño

Santa Ana, la Virgen y el Niño,1500-1520. Gerad David
Óleo sobre tabla, 232 cm x 96 cm
Galería Nacional de Arte. Washington

Veneramos este sábado a la gloriosa Virgen maría, de quien nos vino la salvación. Contemplamos, pues, esta hermosa tabla en la que aparecen el Niño Jesús en brazos de su madre, a su vez sentada sobre santa Ana, abuela del Señor, en un trono adornado con un rico dosel y alfombra.

Todo lo que se conoce sobre santa Ana está basado en los Evangelios apócrifos. Según estos, santa Ana era natural de Belén. Sus padres eran Mathan y Emerenciana. Descendía del rey David y de Leví (casta sacerdotal). Según el Protoevangelio de Santiago, Joaquín y Ana eran una pareja acomodada, pero estéril. Joaquín fue rechazado al llevar su ofrenda al templo por no tener descendencia. Apenado, Joaquín no volvió a su casa, sino que se dirigió a una montaña, donde rogó a Dios que le diera un hijo ayunando durante 40 días y 40 noches; Ana, mientras tanto, lloraba su dolor. Entonces un ángel se les apareció simultáneamente, anunciando que sus ruegos habían sido escuchados y que concebirían un hijo.

Ana prometió dedicar al niño al servicio de Dios y cumplidos los nueve meses dio a luz a una niña a la que llamó María. Al cumplir los tres años, Joaquín y Ana llevaron a María al templo para consagrarla a Dios como habían prometido. María vivió en el templo hasta que cumplió los 12 años, edad en la que fue entregada a José como esposa.

viernes, 20 de mayo de 2016

El Greco. San Bernardino de Siena

San Bernardino de Siena,1603. El Greco 
Óleo sobre lienzo, 269 cm x 144 cm
Museo del Prado, Madrid.

Recordamos hoy a San Bernardino de Siena (1380-1444). Creció en el seno de una familia patricia que le posibilitó una sólida formación intelectual. En 1400 ingresó en la Orden Franciscana. 

El Greco lo presenta cubierto con el hábito franciscano y empuñando en la mano derecha un bastoncillo coronado con el anagrama del nombre de Jesús. Bajo el brazo izquierdo sostiene un libro con característica encuadernación plateresca. En la esquina derecha del suelo, junto a sus pies, se amontonan tres mitras correspondientes a los tres obispados que rechazó y, en el lado opuesto, más al fondo, se bosqueja un paisaje y algunos edificios de Toledo.

San Bernardino se recorta sobre un celaje de nubes tormentosas que potencian la monumentalidad de la figura. Está concebido desde una composición piramidal, marcada por la ancha base que dibuja el hábito, y culminada en la delicada y pequeña cabeza del santo, un hombre de unos treinta años, de aguda mirada y fisonomía contemporánea al pintor: un rostro de finas facciones, perilla apuntada y bigotes de guías marcadas, ojos grandes y almendrados, de expresión melancólica, próxima a la de los caballeros retratados por el Greco en el Toledo de principios de siglo. Con esta visión, el Greco se aleja de la iconografía que representa al personaje más tradicional, en su vejez, gastado por las mortificaciones, con un rostro de asceta febril, demacrado y lleno de arrugas. Esta pintura fue un encargo de 1603 del colegio franciscano de San Bernardino.

jueves, 19 de mayo de 2016

Frans Floris. Sacrifico de Jesucristo

Sacrificio de Jesucristo, 1562. Frans Floris de Vriendt
Óleo sobre tabla, Medidas: 165 x 230 cm
Museo del Louvre. París

Vueltos al tiempo ordinario tras las celebraciones pascuales, volvemos a contemplar el misterio de nuestro Señor Jesucristo, nuestro Señor y Salvador. Hoy hemos escogido una visión alegórica de la Redención, donde vemos a Cristo crucificado sobre el pelícano, el ave mitológica que se hiere a sí misma para alimentar a sus hijos, con el padre eterno y el Espíritu Santo sosteniendo al Hijo, y la entera humanidad encabezada por Adán y Eva recibiendo la salvación.

Frans Floris de Vriendt (Amberes, c. 1519 - ídem;1570) es un pintor flamenco del siglo XVI. Tras viajar en su temprana juventud a Italia en donde se dedicó a estudiar a los grandes maestros (Leonardo, Miguel Ángel, Rafael entre otros) retornó a su ciudad natal para establecerse en ella definitivamente.

Frans Floris de Vriendt se destaca por haber introducido el manierismo y un conjunto de rasgos pictóricos de procedencia italiana que son llamados "romanismo" en Flandes y los Países Bajos. Por otra parte influyó directamente en su hermano el escultor y arquitecto Cornelis Floris de Vriendt. Su particular manierismo evidencia temáticamente y estilísticamente los influjos de la pintura flamenca, en el uso de colores sobrios y en la tensión de los personajes en escenas tales como las del Juicio Final. La mayoría de sus realizaciones se encuentra en los museos de Amberes, Bruselas, Florencia, Châlons-en-Champagne y Múnich.

martes, 17 de mayo de 2016

Calvario de ursberg

Calvario. 1220-1230. Anónimo
Madera policromada, 417 x 200 cm.
Iglesia de San Pedro y San Juan. Ursberg (Baviera)

«El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y, después de muerto, a los tres días resucitará.» Pero no entendían aquello, y les daba miedo preguntarle.


El Señor anuncia a sus discípulos su final, que no es la muerte, sino la resurrección. Por eso, contemplamos hoy un magnífico ejemplo del arte románico tardío en el sur de Alemania.


En el centro aparece nuestro Señor crucificado, con las piernes flexionadas y clavadas en la cruz por separado.

domingo, 15 de mayo de 2016

Pentecostés


Pentecostés,1600. Obra de El Greco 
Óleo sobre lienzo, 275 cm x 127 cm
Museo del Prado, Madrid. España

La imagen de hoy como no podía se menos representa la venida del Espíritu Santo, en forma de lenguas de fuego, sobre la Virgen y los Apóstoles el día de Pentecostés, cincuenta días después de Pascua, segun nos relatan los Hechos de los Apóstoles 2, 1-5. 

San Ireneo de Lyon nos dice con respecto al envío del Espíritu Santo:

El Señor dijo a los discípulos: Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Con este mandato les daba el poder de regenerar a los hombres en Dios.

Dios había prometido por boca de sus profetas que en los últimos días derramaría su Espíritu sobre sus siervos y siervas, y que éstos profetizarían; por esto descendió el Espíritu Santo sobre el Hijo de Dios, que se había hecho Hijo del hombre, para así, permaneciendo en él, habitar en el género humano, reposar sobre los hombres y residir en la obra plasmada por las manos de Dios, realizando así en el hombre la voluntad del Padre y renovándolo de la antigua condición a la nueva, creada en Cristo.

Y Lucas nos narra cómo este Espíritu, después de la ascensión del Señor, descendió sobre los discípulos el día de Pentecostés, con el poder de dar a todos los hombres entrada en la vida y para dar su plenitud a la nueva alianza; por esto, todos a una, los discípulos alababan a Dios en todas las lenguas, al reducir el Espíritu a la unidad los pueblos distantes y ofrecer al Padre las primicias de todas las naciones.

Por esto el Señor prometió que nos enviaría aquel Defensor que nos haría capaces de Dios. Pues, del mismo modo que el trigo seco no puede convertirse en una masa compacta y en un solo pan, si antes no es humedecido, así también nosotros, que somos muchos, no podíamos convertirnos en una sola cosa en Cristo Jesús, sin esta agua que baja del cielo. Y, así como la tierra árida no da fruto, si no recibe el agua, así también nosotros, que éramos antes como un leño árido, nunca hubiéramos dado el fruto de vida, sin esta gratuita lluvia de lo alto.

Nuestros cuerpos, en efecto, recibieron por el baño bautismal la unidad destinada a la incorrupción, pero nuestras almas la recibieron por el Espíritu.

El Espíritu de Dios descendió sobre el Señor, Espíritu de prudencia y sabiduría, Espíritu de consejo y de valentía, Espíritu de ciencia y temor del Señor, y el Señor, a su vez, lo dio a la Iglesia, enviando al Defensor sobre toda la tierra desde el cielo, que fue de donde dijo el Señor que había sido arrojado Satanás como un rayo; por esto necesitamos de este rocío divino, para que demos fruto y no seamos lanzados al fuego; y, ya que tenemos quien nos acusa, tengamos también un Defensor, pues que el Señor encomienda al Espíritu Santo el cuidado del hombre, posesión suya, que había caído en manos de ladrones, del cual se compadeció y vendó sus heridas, entregando después los dos denarios regios para que nosotros, recibiendo por el Espíritu la imagen y la inscripción del Padre y del Hijo, hagamos fructificar el denario que se nos ha confiado, retornándolo al Señor con intereses.
(San Ireneo de Lyon, Tratado contra las herejías)

La pintura realizada por el Greco y su taller para el retablo mayor de la Iglesia del Colegio de doña María de Aragón, esta dentro de este conjunto en el Museo del Prado conformando éste los cuadres de: El Bautismo de Cristo, La Crucifixión, La Resurrección de Cristo y La Anunciación. En el segundo peldaño está la firma con caracteres griegos, rehecha en una restauración antigua.

Se ha identificado al Apóstol barbado y calvo que dirige su mirada al espectador en la parte derecha del lienzo como el autorretrato del autor o, quizás, el retrato de su amigo Antonio de Covarrubias. 

sábado, 14 de mayo de 2016

Cenni di Francesco. La Virgen de la Humildad


La Virgen de la Humildad con el Padre Eterno, el Espíritu Santo y los doce apóstoles.
Temple y oro sobre tabla. Medidas: 76,6 x 51,2 cm
Colección Thyssen-Bornemisza, en depósito en el Museo Nacional de Arte de Cataluña

Recordamos hoy a san Matías, el apóstol elegido después de la Resurrección del Señor para sustituir al traidor. Dada la escasez de su iconografía, hemos escogido un apostolado completo, en una compleja obra de devoción del Trecentto italiano: La Virgen de la Humildad, de Cenni di Francesco.

Aparece Dios Padre encerrado en una mandorla mística formada por querubines, en azul, y serafines, en rojo. La esfera divina se complementa con dos grupos de ángeles músicos a los lados de la mandorla y la paloma del Espíritu Santo sobre la cabeza de María. En la esfera terrestre encontramos a la Virgen dando de mamar al Niño y sentada en el suelo encima de un cojín; un tipo de representación que responde al conocido como «Virgen de la Humildad». A ambos lados se distribuyen los doce apóstoles, reconocibles por sus atributos. Podemos identificar a nuestra izquierda, de arriba a abajo, a Matías, Santiago el Menor, Simón, Tadeo, Santiago el Mayor y Pedro; y, a la derecha, a Tomás, Mateo, Andrés, Felipe, Juan Evangelista y Bartolomé.

Cenni di Francesco elaboró un tema con fondo de oro donde los personajes se disponen siguiendo una rígida y rigurosa simetría. Las figuras, sin embargo, pese a la ley de la jerarquía que impera entre ellas, mantienen un canon esbelto, al que sin duda contribuyen el esmero y la elegancia con que se pliegan sus túnicas.

viernes, 13 de mayo de 2016

Nuestra Señora de Fatima


 Nuestra Señora de Fatima s. XX
Madera policromada
Capilla de las apariciones, Fatima. Portugal

Hoy, mientras esperamos celebrar el día de Pentecostes la venida del Espíritu Santo, conmemoramos la aparición de la Stma Virgen en Fatima a tres niños pastores, Jacinta, Lucia y Francisco. Se produjo un 13 de Mayo de 1917. En su Homilía de 13 de mayo de 2010 en Fátima, dijo el papa Benedicto XVI:

Este bendito lugar es prueba de ello. Dentro de siete años volveréis aquí para celebrar el centenario de la primera visita de la Señora “venida del Cielo”, como Maestra que introduce a los pequeños videntes en el conocimiento íntimo del Amor trinitario y los conduce a saborear al mismo Dios como el hecho más hermoso de la existencia humana. Una experiencia de gracia que los ha enamorado de Dios en Jesús, hasta el punto de que Jacinta exclamaba: “Me gusta mucho decirle a Jesús que lo amo. Cuando se lo digo muchas veces, parece que tengo un fuego en el pecho, pero no me quema”. Y Francisco decía: “Lo que más me ha gustado de todo, fue ver a Nuestro Señor en aquella luz que Nuestra Madre puso en nuestro pecho. Quiero muchísimo a Dios”.

Hermanos, al escuchar estas revelaciones místicas tan inocentes y profundas de los Pastorcillos, alguno podría mirarlos con una cierta envidia porque ellos han visto, o con la desalentada resignación de quien no ha tenido la misma suerte, a pesar de querer ver. A estas personas, el Papa les dice lo mismo que Jesús: “Estáis equivocados, porque no entendéis la Escritura ni el poder de Dios”. Las Escrituras nos invitan a creer: “Dichosos los que crean sin haber visto”  pero Dios —más íntimo a mí de cuanto lo sea yo mismo— tiene el poder para llegar a nosotros, en particular mediante los sentidos interiores, de manera que el alma es tocada suavemente por una realidad que va más allá de lo sensible y que nos capacita para alcanzar lo no sensible, lo invisible a los sentidos. Por esta razón, se pide una vigilancia interior del corazón que muchas veces no tenemos debido a las fuertes presiones de las realidades externas y de las imágenes y preocupaciones que llenan el alma. Sí, Dios nos puede alcanzar, ofreciéndose a nuestra mirada interior.

Más aún, aquella Luz presente en la interioridad de los Pastorcillos, que proviene del futuro de Dios, es la misma que se ha manifestado en la plenitud de los tiempos y que ha venido para todos: el Hijo de Dios hecho hombre. Que Él tiene poder para inflamar los corazones más fríos y tristes, lo vemos en el pasaje de los discípulos de Emaús. Por lo tanto, nuestra esperanza tiene un fundamento real, se basa en un evento que se sitúa en la historia a la vez que la supera: es Jesús de Nazaret. Y el entusiasmo que suscitaba su sabiduría y su poder salvador en la gente de su tiempo era tal que una mujer en medio de la multitud —como hemos oído en el Evangelio— exclamó: “¡Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron!”. A lo que Jesús respondió: “Mejor: ¡Dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen!”. Pero, ¿quién tiene tiempo para escuchar su palabra y dejarse fascinar por su amor? ¿Quién permanece, en la noche de las dudas y de las incertidumbres, con el corazón vigilante en oración? ¿Quién espera el alba de un nuevo día, teniendo encendida la llama de la fe? La fe en Dios abre al hombre un horizonte de una esperanza firme que no defrauda; indica un sólido fundamento sobre el cual apoyar, sin miedos, la propia vida; pide el abandono, lleno de confianza, en las manos del Amor que sostiene el mundo.

jueves, 12 de mayo de 2016

Andrés de Melgar. El milagro de santo Domingo de la Calzada.

El milagro de Santo Domingo de la Calzada. 1531. Andrés de Melgar
Óleo sobre tabla.
Catedral de Santo Domingo de la Calzada

Este día recordamos al célebre ermitaño y protector de peregrinos, santo Domingo de la Calzada. Sobre su tumba se levantó una hermosa catedral románica, que con el paso de los siglos fue notablemente embellecida. En el muro externo del Coro, en la lado de la Epístola, encontramos nueve pinturas sobre tabla, que fueron ejecutadas en torno a 1531 por Andrés de Melgar y Alonso Gallego.

La que hoy contemplamos nos muestra el célebre milagro del Santo: la posadera quiere seducir a un joven peregrino; éste no accede a sus pretensiones y, en venganza, deposita la moza una copa de oro entre sus cosas; acusado injustamente es condenado a muerte y ahorcado. Los padres siguen hasta Compostela. A su regreso, ven que su hijo sigue colgado, pero no está muerto, pues los ángeles le están sujetando los pies. Acuden al juez demandando su liberación; pero éste les responde que su hijo está tan muerto como el gallo que se va a comer. Entonces, el gallo asado se levanta del plato y cacarea.

La escena está dividida en dos tablas, separadas por una columna adornada por grutescos, en cuya difusión jugó un papel fundamental Andrés de Melgar, pintor nacido en Benavente y próximo a la escuela de Berruguete.

miércoles, 11 de mayo de 2016

Berzé-la-Ville


Pinturas del ábside de la capilla del "Chateau des Moines" s. XII.
Berzé-la-Ville, Francia.

Hoy recordamos en el calendario a los santos abades de Cluny El monasterio de Cluny, fundado el año 909, por obra de los santos abades que se sucedieron por espacio de dos siglos, fue uno de los más famosos centros de vida monástica. 

La Imagen pertenece a una capilla, posterior priorato,  cercana al monasterio que sirvió incluso de enterramiento de abades. Berzé-la-Ville era un priorato cluniacense próximo al monasterio, apenas a unos de kilómetros. En su interior encontramos una de las decoraciones pictóricas más importantes del Románico francés. Realizada hacia 1109 con una técnica muy cuidada, sobre un espeso enlucido de base, se representaba en el interior del ábside una composición en tres niveles: arriba, Cristo en majestad; en el medio, escenas relativas a los martirios de san Blas y san Lorenzo o san Vicente; abajo, una serie de bustos de santos, en total, dieciséis figuras alrededor del Pantocrátor. Ademanes y caracterización de los rostros denuncian el conocimiento de obras bizantinas. Sin embargo, es posible, como creen algunos especialistas, que el pretendido bizantinismo no corresponda a una dependencia directa, sino a algo aprendido a través de modelos italianos; seguramente, dados los estrechos contactos existentes, con Montecasino; no faltando una coincidencia en los detalles ornamentales con la misma pintura romana coetánea. 

Podemos distinguir dos escuelas diferentes dentro de la pintura románica en Francia: la escuela de Borgoña que se inspira en la benedictina de Italia, y la escuela del Loire, que mantendrá contactos con las escuelas españolas. La escuela de Borgoña era continuadora de la pintura italobizantina porque el monasterio de Cluny mantenía una buena relación como ya hemos apuntado con el de Montecassino. Se caracterizaba por utilizar colores muy decorativos, y realizar figuras de delicado modelado y suntuosos vestidos sobre fondos azules.  Estas majestuosas figuras aparecen en los frescos de Berzé-la-Ville, que era el lugar donde reposaban los abades de Cluny, y en la cripta de la catedral de Auxerre.

Pero vamos a recordar de forma breve a los abades que hoy recordamos:

Odón, anteriormente canónigo de la iglesia de Tours, muy luego hizo profesión de vida monástica. Elegido abad de Cluny en 927, ilustró a los monjes los tesoros escondidos en la observancia de la Regla. Hizo florecer muchos monasterios en Francia y en Italia. Murió en Tours el 18 de noviembre de 942, en la octava de la fiesta de san Martín.

Máyolo, nacido en Provenza, de noble familia, canónigo de la iglesia de Mácon, joven aún fue nombrado arcediano. En 948 hizo profesión de vida monástica en Cluny, y muy pronto fue elegido abad. Fue tan apreciado por los príncipes de aquel tiempo, que Otón II tenía interés enhacerlo elegir Sumo Pontífice, a lo que Máyolo se opuso resueltamente. Fundó innumerables monasterios y aceptó reformar otros muchos. Murió en Souvigny (Alvernia) el 11 de mayo de 994.

Odilón, nacido en Alvernia en 962, fue primero canónigo de la iglesia de Brioude, y después monje de Cluny. Nombrado por Máyolo coadjutor suyo en 991, le sucedió en el cargo abacial. Extendió la observancia cluniacense en España. Fue el primero en instituir la conmemoración litúrgica de todos los difuntos. Murió el 1 de enero de 1049 en Souvigny, junto a la tumba del padre Máyolo.

Hugo, hijo de Dalmacio conde de Semur, nació en 1024. Contra la voluntad de sus padres, en 1039 se retiró al monasterio de Cluny, de donde fue prior. A la muerte de Odilón, fue elegido abad. Construyó la célebre basílica de su monasterio, hizo redactar el código de las costumbres monásticas, y fundó de planta muchos monasterios. Después de sesenta años de gobierno, murió en Cluny el 29 de abril de 1109.

Pedro, llamado el Venerable, nació en Alvernia hacia el 1092. Educado en el monasterio de Sauxilanges, fue nombrado prior y responsable del escolasticado del monasterio de Doméne, y, más tarde, en 1122 fue elegido abad de Cluny. Se preocupó por la observancia regular en los monasterios. Personalmente eminente en el estudio de las letras, estimuló a sus monjes para que se dedicasen a los estudios, pero demostrando siempre un perfecto equilibrio entre acción y contemplación. Murió el año 1156 en el día de Navidad.

(De la Historia del monasterio de Cluny)

martes, 10 de mayo de 2016

San Juan de Ávila


San Juan de Ávila, ca. 1630. Obra atribuida a el Greco
Óleo sobre lienzo, 79 x 62 cm.
Museo de El Greco. Toledo. España

Hoy recordamos un gran santo que fue proclamado doctor de la Iglesia el 7 de octubre de 2012 en Roma. Predicador infatigable y autor de obras de gran profundidad espiritual. Gran conocedor de la Sagrada Escritura, que citaba de memoria, de los Padres de la Iglesia, de los teólogos y de los autores de su tiempo. Estudia y difunde la doctrina de Trento para salir al paso de las opiniones de los reformadores, de las que estaba al tanto. Aunque la fuente principal de su ciencia era la oración y la contemplación del misterio de Cristo.  

En 1513 comenzó a estudiar leyes en Salamanca, de donde volvería después de cuatro años para llevar una vida retirada en Almodóvar, viviendo una vida de oración y penitencia, durará hasta 1520. Pues aconsejado por un religioso franciscano, marchará a estudiar artes y teología a Alcalá de Henares (1520-1526). Durante esta etapa murieron sus padres. Juan fue ordenado sacerdote en 1526, y quiso venerar la memoria de sus padres celebrando su Primera Misa en Almodóvar del Campo. A la ceremonia asistieron doce pobres que comieron luego en su mesa. Después vendió todos los bienes que le habían dejado sus padres, los repartió a los pobres, y se dedicó enteramente a la evangelización, empezando por su mismo pueblo.

Sus deseos de misión en las Indias, no llegaron a realizarse a pesar que se ofreciera como misionero al nuevo obispo de Tlaxcala (Nueva España), Julián Garcés, y con el propósito de embarcar se trasladó a Sevilla con su compañero de estudios en Alcalá, Fernando de Contreras. Sin embargo el arzobispo de Sevilla, Alonso Manrique ordenó a Juan de Ávila que abandonara esa idea y evangelizase Andalucía. Así pues san Juan de Ávila paso a ser el "Apóstol de Andalucía".

Desde 1531 hasta 1533 Juan de Ávila estuvo procesado por la Inquisición sevillana acusado de Erasmismo, del cual se había impregnado en Alcalá. Al cabo de un año, que paso cárcel, se le absolvió.

Tuvo gran influencia en el Concilio de Trento. El Maestro Ávila pertenece a ese grupo de verdaderos re formadores que alentaron e iluminaron la renovación de la Iglesia en aquellos tiempos recios del siglo XVI. Es  modelo de catequista ta que supo transmitir con seguridad el núcleo del mensaje cristiano y formar en los misterios  centrales de la fe y en su implicación en la vida cristiana, provocó la adhesión a Jesucristo y llamó a la conversión. Fue pionero en el ámbito de la educación y de la cultura. Fundó una universidad, Baeza (Jaén), dos colegios mayores, como el Colegio de San Pelagio (en la actualidad el Seminario Diocesano de Cordoba) y el Colegio de la Asunción (donde no se podía dar título de maestro sin haberse ejercitado antes en la predicación y el catecismo por los pueblos).once escuelas y tres convictorios para formación permanente e integral de los sacerdotes. Sacerdotes, a los que había que formar desde la niñez.

Fue amigo de todos y  padre en Cristo de muchos hombres de toda condición, nobles y  humildes, sacerdotes y seglares; y maestro, a la vez, de santos, tales como san Juan de Dios, san Francisco de Borja, san Pedro de Alcántara, san Ignacio de Loyola, san Juan de Ribera, santo Tomás de Villanueva, santa Teresa de Jesús.

El Audi, Filia fue publicado después de su muerte. El rey Felipe II lo apreció tanto que pidió no faltara nunca en El Escorial. Prácticamente es el primer libro en lengua vulgar que expone el camino de perfección para todo fiel, aun el más humilde. El sentido de perfección cristiana es el sentido eclesial de desposorio de la Iglesia con Cristo.

Renunció a las prebendas y obispados (el de Segovia y Granada), así como el capelo cardenalicio (ofrecido por Paulo III)



San Juan de Ávila que había nacido el 6 de enero de 1499 en Almodóvar del Campo (Ciudad Real), de una familia profundamente cristiana. Murió en Montilla, Cordoba, el 10 de mayo de 1569

lunes, 9 de mayo de 2016

Libro de las Ricas Horas del Duque de Berry. Pentecostés.

Pentecostés, 1410. Hermanos Limburg
Iluminación sobre pergamino, Medidas: 29 x 21 cm
Museo Condé. Chantilly

Nos preparamos para la solemnidad de Pentecostés con un magnífico ejemplo del arte de la iluminación generado en el gótico internacional. El grupo de los apóstoles sobre el que viene el Espíritu Santo está ricamente decorado con vivos colores, en medio de una arquitectura de ricas trazas. 

Las muy ricas horas del Duque de Berry es un libro profusamente iluminado, que contiene plegarias para ser recitadas por los fieles laicos en cada una de las horas canónicas del día. Es probablemente el manuscrito iluminado más importante del siglo XV. Fue encargado por Jean, duque de Berry hacia 1410 y realizado por el taller de los hermanos Limbourg.

domingo, 8 de mayo de 2016

Comunión de los Apóstoles


Comunión de los Apóstoles, 1512. Obra de Luca Signorelli
Tabla  232x220 cm 
Museo Diocesano, Cortona. Italia

Este cuadro me hace meditar en el texto del evangelio de hoy, VII domingo de Pascua, en el que Cristo ruega al Padre por nosotros, por todos los que les ha entregado. (Jn 17, 20-26) "Yo en ellos y tú en mí, para que sean completamente uno"

San Cirílo de Alejandría nos deja este magnifico comentario:

Cristo ha venido a ser primicia de la nueva humanidad y el primer hombre celeste. Pues, como dice Pablo: El segundo Adán, el Señor, es del cielo. Por eso decía: Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Los más allegados a esta primicia y mucho más cercanos que los demás, fueron los primeros elegidos como discípulos y los que, habiendo conseguido el alto honor de seguir a Cristo, fueron los espectadores y testigos oculares de su gloria, como asiduos que fueron de él, convivieron con él y recibieron las primicias de sus dones. Eran, pues, y son, después del que es cabeza de todos y está sobre todos, miembros preciosos y dignísimos del cuerpo de la Iglesia.

Por esta razón, ruega que el Padre envíe sobre ellos, por medio del Espíritu, la bendición y la santificación, si bien a través de él. No podía ser de otra forma, dado que él es la vida, verdadera y todopoderosa y eficaz sabiduría y virtud del Padre.

Pero a fin de que exegetas menos ponderados de las sagradas Letras pensaran temerariamente que sólo se refiere a los discípulos el ruego del Salvador sobre el envío del Espíritu y no a nosotros que somos posteriores a ellos, ni a nuestros mayores, el Mediador entre Dios y los hombres, el abogado y pontífice de nuestras almas, desmontando de antemano tales insustanciales sospechas, añadió con mucha razón: No sólo por ellos ruego, sino también por los que crean en mí por la palabra de ellos.

Porque sería en cierto modo absurdo que de aquel primer Adán pasara la condena a todos sus descendientes, y que llevaran en sí la deforme imagen del hombre terreno incluso los que no pecaron, es decir, que no pecaron en el mismo momento en que el primer padre cayó por su desobediencia; y, en cambio, a la venida de Cristo, que se presentó como el hombre celeste, no reflejaran paralelamente su imagen todos cuantos por medio de él, es decir, por medio de la fe, han sido llamados a la justicia.

Y así como decimos discernir la deforme imagen del hombre terreno por ciertas formas y figuras, que llevan el inconfundible sello de las manchas del pecado y la debilidad de la muerte y de la corrupción; inversamente pensamos también que la imagen del hombre celeste, esto es, de Cristo, brilla en la pureza y en la integridad, en la más absoluta incorrupción, en la vida y en la santificación. Ahora bien, era realmente imposible que los que una vez habíamos caído por la prevaricación en Adán, fuéramos reinstalados en el primer estado de otra forma que haciéndonos capaces de aquella inefable participación y unión con Dios. Tal fue, en efecto, el privilegio inicial de la naturaleza humana.



Y esta unión con Dios en nadie puede efectuarse si no es mediante la participación del Espíritu Santo, que nos comunica su propia santificación, que reforma según el modelo de su misma vida la naturaleza sujeta a la corrupción, y que de este modo reconduce a Dios y a su peculiar condición a los hombres privados de esta gloria. Pues bien, la imagen perfecta del Padre es el Hijo, y la semejanza natural del Hijo es su Espíritu. En consecuencia, al configurar de alguna manera consigo mismo las almas de los hombres, imprime en ellas la semejanza divina y esculpe la efigie de la suprema sustancia de todos. Ruega, pues, nuestro Señor Jesucristo no sólo por los doce discípulos, sino más bien por todos los que, en diversas épocas, han de creer por la palabra de ellos, por medio de la cual los oyentes son incitados a recibir aquella santificación mediante la fe, y la purificación que se lleva a cabo mediante la participación del Espíritu. 

viernes, 6 de mayo de 2016

Kulmbach. La Ascensión

Ascensión, 1513. Hans von Kulmbach
Óleo sobre tabla, Medidas: 61 x 35 cm
Museo Metropolitano de Arte. Nueva York

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Os aseguro que lloraréis y os lamentaréis vosotros, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría. La mujer, cuando va a dar a luz, siente tristeza, porque ha llegado su hora; pero, en cuanto da a luz al niño, ni se acuerda del apuro, por la alegría de que al mundo le ha nacido un hombre. También vosotros ahora sentís tristeza; pero volveré a veros, y se alegrará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestra alegría. Ese día no me preguntaréis nada.»

Después de la Ascensión del Señor, leemos el discurso de la despedida de Jesús, en el capítulo 16 de san Juan. Contemplamos una nueva tabla de la Ascensión, pintada por el maestro alemán Hans Suess o Süß, conocido como Hans von Kulmbach (Kulmbach, c., 1485 – Núremberg, 1522). Habría estudiado con Jacopo de Barbari, pintor veneciano establecido hacia 1500 en Alemania para trabajar al servicio de Federico de Weise, príncipe elector de Sajonia. En 1505 se documenta su presencia en el taller de Alberto Durero en Núremberg, ciudad en la que obtuvo la ciudadanía en 1511.

Al frente de un próspero taller dedicado a la pintura de retablos, e influido por Durero, en 1513 abordó la más característica de sus obras: el gran epitafio de Lorenz-Tucher conservado en la iglesia de San Sebaldo de Núremberg. Su fama alcanzó a Cracovia para la que, por encargo de su alcalde, Jan Boner, pintó entre 1514 y 1516 dos altares dedicados a santa Catalina y a san Juan para la capilla del Espíritu Santo de la iglesia de Santa María, parcialmente conservados en el museo Narodowym y en la iglesia de San Florián.

jueves, 5 de mayo de 2016

Hans Memling. Tríptico de la Resurrección

Tríptico de la Resurrección. 1490. Hans Memling
Óleo sobre tabla. Medidas: 62cm x 45cm.
Museo del Louvre. Paris

La Resurrección y la Ascensión del Señor son misterios que se relacionan mutuamente: el resucitado es exaltado a la diestra de Dios, es decir, tras la Resurrección, el Hijo abandona físicamente a sus discípulos y vuelve junto al Padre. La relación entre ambos misterios aparece nítida en el tríptico de Memling, que hoy contemplamos. En el centro, aparece la Resurrección del Señor y, a la derecha, la escena en la que los discípulos, junto a María, contemplan al Señor desaparecer entre las nubes del cielo. El tríptico se cierra con una imagen del martirio de san Sebastián.

La composición de la Ascensión es semejante a la que ayer vimos, de Juan de Flandes: los discípulos forman un círculo, cuyo centro son los pies del ya casi ascendido Señor. La actitud es de reverencia y alegría.

miércoles, 4 de mayo de 2016

Juan de Flandes. La Ascensión

La Ascensión. 1514-1519. Juan de Flandes
Óleo sobre tabla. Medidas: 110 cm. x 84 cm.
Museo del Prado. Madrid

Nos preparamos para la Solemnidad de la Ascensión con esta magnífica tabla de Juan de Flandes, perteneciente al retablo de don Sancho de Castilla de la Iglesia de San Lázaro de Palencia. Cristo se eleva sobre un monte, en presen cia de los apóstoles y de la virgen. Se reconocen Santiago por su bordón de peregrino, y Pedro con la Cruz que guía la Iglesia.