martes, 12 de marzo de 2019

Zurbarán. El Padre eterno


El Padre eterno, 1631-40. Zurbarán
Óleo sobre lienzo, 240 x 277 cm.

Con esta imagen y el evangelio de hoy no habría nada que añadir: 

"Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de que lo pidáis. Vosotros rezad así: Padre nuestro del cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy el pan nuestro de cada día, perdónanos nuestras ofensas, pues nosotros hemos perdonado a los que nos han ofendido, no nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del Maligno."
Mateo 6, 7-15

La figura humana de Dios es rara de encontrar por aislado, sobre todo en el arte español. Los precedentes más famosos con que Zurbarán podía contar eran las imágenes del Padre Eterno de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina, pero sólo podría conocerlos por estampas, ya que no viajó a Italia, que se sepa. Parece que Zurbarán recurrió a la imagen tradicional del Antiguo Testamento que habla de un Dios terrible y justiciero, sin eliminar, por supuesto, la de anciano y respetado Padre. Zurbarán, pinta a un anciano de gesto adusto y ceño fruncido, de porte poderoso que exhala fuerza. Para acentuar este poder Zurbarán pinta unas manos y pies bastante destacadas, y acentúa la expresividad de su gesto, sin olvidar el pequeño escorzo que tiene de perspectiva y que hace que al ver el cuadro desde abajo de sensación de mas altura y distancia. Dios se corona por el triángulo que alude a la perfección trinitaria. La creación se encuentra a su lado simbolizada por el orbe terrestre. Una corte de ángeles dorados rodea completamente la figura, pintada por completo en tonos pardos y dorados, de origen celestial.

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