lunes, 27 de mayo de 2013

Cristo y el joven rico


Cristo y el joven rico, 1889. Obra de Heinrich Hofmann
Óleo sobre lienzo, 
Iglesia de Riverside, Nueva York. EEUU

Ante el evangelio de hoy y las palabras de Jesús, podemos pararnos y meditar. Orar y pensar. ¿Donde está nuestro corazón? Quizás nos entre el desaliento o el desasosiego ante las duras y exigentes palabras de Jesús, pero también ha de ser la confianza en Él lo que nos mantenga en esa tensión espiritual constante que nos lleva a aceptar lo aparentemente imposible, dejar todo por Él, porque lo que es para el hombre y sus fuerzas no lo es para Dios.

En aquel tiempo, cuando salta Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló y le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?»
Jesús le contestó: « ¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre.»
Él replicó: «Maestro, todo eso lo he cumplido desde pequeño.»
Jesús se le quedó mirando con cariño y le dijo: «Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dale el dinero a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego sígueme.»
A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó pesaroso, porque era muy rico.
Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: «¡ Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el reino de Dios! » 
Los discípulos se extrañaron de estas palabras. Jesús añadió: «Hijos, ¡qué difícil les es entrar en el reino de Dios a los que ponen su confianza en el dinero! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios.»
Ellos se espantaron y comentaban: «Entonces, ¿quién puede salvarse?»
Jesús se les quedó mirando y les dijo. «Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo.
Marcos 10, 17-27

Las obras religiosas de Heinrich Hofmann resuenan con la profunda fe que guiaron su vida y nutre su creatividad. Hofmann (1824 - 1911) pintó temas de la literatura y la mitología, pero es más conocido por sus pinturas de la vida de Cristo. Profundamente afectado por la muerte de su amada madre, Hofmann se inspiró para pintar su primera gran obra religiosa, "El entierro de Cristo." Intensamente devoto, él estudió diligentemente la Biblia antes de pintar cualquier escena de la vida de Cristo. Él cree firmemente que alguien movía su alma más interna mientras pintaba sus temas religiosos, ya que si no sería incapaz de esa tarea. Cuatro de las más famosas obras de Hofmann se muestran actualmente en la iglesia Riverside de Nueva York. Compradas por el maganate  Rockefeller y regaladas para ser colocadas en este templo.

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