miércoles, 1 de mayo de 2013

San José obrero



Infancia de Cristo, ca.1620. Obra de Gerrit van Honthorst 
Óleo sobre lienzo. 137x185 cm 
Museo del Hermitage, San Petersburgo. Rusia



Hoy celebra la Iglesia la figura de san Jose, en el martirologio romano lo cita así: 

San José Obrero, el carpintero de Nazaret, que con su trabajo remedió las necesidades de María y de Jesús e inició al Hijo de Dioen los trabajos de los hombres. Por esta razón, en este día, en el que se celebra la fiesta del trabajo en muchas partes del mundo, los obreros cristianos honran a san José como modelo y patrono suyo.

En el trabajo, todo hombre ha de ser dignificado. Éste no ha de ser una vía de insensible productividad marcada por objetivos interesados. Únicamente la obtención de máximo lucro corrompe al hombre y lo convierte en esclavo de  quien debería ser señor.  Solo una manera en la que el hombre con su esfuerzo y el acto renovado diariamente de querer aportar algo a la creación con su trabajo hace que el hombre se asemeje mas a su creador. No somos números que producen con el fin de mantener una economía sino que somos instrumentos de Dios y es en el trabajo donde ponemos a disposición de los demás los dones que Dios nos ha entregado. 

Sobre la actividad humana en todo el mundo el concilio Vaticano segundo decía estas palabras en la constitución pastoral que habla sobre la Iglesia en el mundo actual.

Con su trabajo y su ingenio el hombre se ha esforzado siempre por mejorar su vida; pero hoy, gracias a la ayuda de la ciencia y de la técnica, ha desarrollado y sigue desarrollando su dominio sobre casi toda la naturaleza y, gracias sobre todo a las múltiples relaciones de todo tipo establecidas entre las naciones, la familia humana se va reconociendo y constituyendo progresivamente como una única comunidad en todo el mundo. De donde resulta que muchos bienes que el hombre esperaba alcanzar de las fuerzas superiores, hoy se los procura con su propio trabajo.

Ante este inmenso esfuerzo, que abarca ya a todo el genero humano, el hombre no deja de plantearse numerosas preguntas: ¿Cuál es el sentido y el valor de esa actividad? ¿Cómo deben ser utilizados todos estos bienes? Los esfuerzos individuales y colectivos ¿qué fin intentan conseguir?

La Iglesia, que guarda el depósito de la palabra de Dios, de la que se deducen los principios en el orden moral y religioso, aunque no tenga una respuesta preparada para cada pregunta, intenta unir la luz de la revelación con el saber humano para iluminar el nuevo camino emprendido por la humanidad.

Constitución Gaudium et Spes, del Concilio Vaticano II (Núms 33-34)

San Jose puede ser un modelo de humilde trabajador que supo custodiar un tesoro a él entregado y a la vez desarrollo sus dones en la familia de Nazaret, nos entregó a Cristo en la sencillez y laboriosidad del trabajo y su escucha atenta y disponibilidad  a la misión encomendada por Dios nos hacen ver como en el desarrollo humilde de la actividad diaria, en la vocación a la que Dios nos ha llamado, se manifiesta de lleno la voluntad de Dios. El Papa Francisco en su homilía en la Misa de comienzo del ministerio petrino el dia 19 de marzo de este año cito de esta manera a san José:

Dios no desea una casa construida por el hombre, sino la fidelidad a su palabra, a su designio; es Dios mismo quien construye la casa, pero de piedras vivas marcadas por su Espíritu.
José es "custodio" porque sabe escuchar a Dios, se deja guiar por su voluntad, y precisamente por eso es aún más sensible a las personas que se le han confiado, sabe cómo leer con realismo los acontecimientos, está atento a lo que le rodea, y sabe tomar las decisiones más sensatas. 


El tema de este lienzo se piensa que es una historia apócrifa de la infancia de Cristo: Jesús ayuda del carpintero José. Gerrit van Honthorst fue uno de los principales seguidores holandeses de Caravaggio. La influencia del gran maestro italiano es clara en la naturaleza terrena de la escena, en las medias distancias que se muestran, y en los poderosos contrastes de luz y sombra.
  
Aquí una vela como una fuente de luz intensa puede referirse a las palabras de Cristo: "Yo soy la luz del mundo" (Jn 8, 12)

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