jueves, 12 de enero de 2017

Cosimo Rosselli. Curación del leproso

Curación del leproso, 1481-82. Cosimo Rosselli
Fresco, 349 x 570 cm. 
Capilla Sixtina, Vaticano

En aquel tiempo, se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas: «Si quieres, puedes limpiarme.» Sintiendo lástima, extendió la mano y lo tocó, diciendo: «Quiero: queda limpio.» La lepra se le quitó inmediatamente, y quedó limpio. Él lo despidió, encargándole severamente: «No se lo digas a nadie; pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés.» Pero, cuando se fue, empezó a divulgar el hecho con grandes ponderaciones, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en descampado; y aun así acudían a él de todas partes.

Contemplamos esta escena en el fresco que Cosimo Roselli pintó para la Capilla Sixtina del Vaticano. Jesús aparece en medio de la escena, rodeado de un gentío que contempla su gesto. Ante él, el leproso implora, de rodillas, la curación. La escena transmite gran serenidad, y predomina el aspecto humano, especialmente en el gesto del leproso, representativo de los nuevos tiempos del Renacimiento, lejos ya del hieratismo medieval.

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