lunes, 15 de diciembre de 2014

Tiziano. San Juan Bautista

San Juan Bautista.1550-1555. Tiziano
 Óleo sobre lienzo. Medidas: 195cm x 127cm.
Museo del Prado. Madrid. España

Jesús les replicó: «Os voy a hacer yo también una pregunta; si me la contestáis, os diré yo también con qué autoridad hago esto. El bautismo de Juan ¿de dónde venía, del cielo o de los hombres?» Ellos se pusieron a deliberar: «Si decimos "del cielo", nos dirá: "¿Por qué no le habéis creído?" Si le decimos "de los hombres", tememos a la gente; porque todos tienen a Juan por profeta.» Y respondieron a Jesús: «No sabemos.»

Seguimos recordando en la Eucaristía la figura de san Juan Bautista como el Precursor del Señor, el último de los grandes profetas de Israel, que advirtió de la inminencia de la llegada del Reino de Dios, y lo señaló ya presente en Jesucristo.

Contemplamos un retrato de Tiziano dedicado a la figura de San Juan Bautista. Cuando pintaba una obra, Tiziano solía realizar simultáneamente una copia, que conservaba en el obrador ante eventuales encargos. La copia se hacía mediante calco, pero una vez trasladada la composición original, se introducían pequeños cambios (en los gestos, el paisaje o el colorido), que hacía de la réplica un nuevo original, lo que explica que no haya dos tizianos idénticos. Este proceso se aprecia muy bien en las radiografías, pues las de las réplicas muestran invariablemente la composición de la que parten. 

Así, la radiografía del Bautista más tardío (Escorial), muestra la composición del anterior (Prado), y la radiografía de éste la composición del de la Accademia, el más temprano de los tres. Estilísticamente, el Bautista del Prado está más próximo al de la Accademia que al del Escorial, y tanto el paisaje (la parte mejor conservada junto al celaje) como su inusual preparación de albayalde con adición de carbonato cálcico, remiten a obras realizadas por Tiziano entre 1550 y 1555.

Retiene del Bautista de la Accademia su poderosa anatomía, deudora de la estatuaria clásica y contemporánea, y un tratamiento del color aún subordinado al diseño, y aunque en el paisaje se aprecia una pincelada más suelta, dista de la factura deshecha del ejemplar escurialense..

El Bautista del Prado se documenta en España desde el siglo XVI y probablemente fue encargado por Martín de Gurrea y Aragón, V duque de Villahermosa. Se documenta más tarde en el convento de San Pascual Bailón, fundación de los Almirantes de Castilla, entre fines del siglo XVII y principios del siglo XIX, y su influencia en la pintura española fue notable a tenor de las numerosas copias localizadas

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