viernes, 27 de febrero de 2015

Antonio Vázquez. Calvario

Calvario. 1550. Antonio Vázquez
Óleo sobre tabla. Medidas: 95 cm x 94 cm.
Museo Nacional de Escultura. Valladolid.

Este primer viernes de Cuaresma contemplamos la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo como el sublime momento de su existencia, donde se hace paradójicamente presente la Gloria de Dios. Jesús mantiene la oferta de paz que Dios desea establecer con los hombres, hasta dejarse matar en la Cruz; nos entrega, así, su completa existencia, como sacrificio que destruye el poder del mal.

Contemplamos, pues, un Calvario pintado por el renacentista Antonio Vázquez. En él se representa en primer plano a Cristo ya muerto en la cruz, señalándose con detenimiento los músculos de su abdomen; en la parte inferior aparece arrodillada abrazando al madero María Magdalena, ataviada a la moda del siglo XVI con un rico traje de brocados; algo más atrás, se disponen en ambos lados las figuras de la Virgen y San Juan. Cenefas bordadas y nimbos radiales dorados contribuyen a realzar las figuras sobre los tonos predominantemente verdosos del fondo. 

A pesar de la dificultad que supone la escasa evolución estilística de su obra a la hora de establecer la cronología, esta tabla debe situarse en una fecha avanzada de su producción, cercana a mediados del siglo XVI. Junto a detalles que se mantienen en diferentes interpretaciones, como la peculiar forma de la cartela del INRI o el modo de resolver un árbol frondoso al lado de otro casi pelado con las ramas retorcidas, la mayor fuerza expresiva o la falta de detalle en las arquitecturas del paisaje posterior, parecen alejar esta tabla de referencias propias del estilo hispano-flamenco para aproximarla a un tipo de pintura más evolucionada, que se consolida definitivamente en la década anterior a la mitad de aquella centuria.

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