miércoles, 31 de julio de 2013

Corrado Giaquinto. Gloria de los santos


Gloria de santos. 1755. Corrado Giaquinto
Óleo sobre lienzo. Medidas: 97 cm x 137 cm.
Museo del Prado. Madrid España.

Cuando Moisés bajó del monte Sinaí con las dos tablas de la alianza en la mano, no sabía que tenía radiante la piel de la cara, de haber hablado con el Señor. Pero Aarón y todos los israelitas vieron a Moisés con la piel de la cara radiante, y no se atrevieron a acercarse a él.

Este texto del capítulo 34 del Libro del Éxodo, que nos presenta la liturgia de hoy, pone de manifiesto el encuentro del hombre Moisés ante la trascendencia de Dios, señalada en forma de fuerza luminosa, que hace que Moisés aparezca radiante ante los israelitas, por lo que tiene que velarse el rostro cuando comparece ante ellos.

La fuerza de Dios fue frecuentemente interpretada como cornua, es decir, cuernos; de aquí que aparezca Moisés representado con dos cuernos. En realidad, se trata de la fuerza de Dios que hace que Moisés esté radiante.

Un bello cuadro del siglo XVIII que nos muestra a Moisés, en compañía de otros santos, ante la fuerza de Dios, es el que Corrado Giaquinto pintó para los reyes de España. En el centro de la composición, Moisés, en pie sobre nubes, señala al cielo de donde salen rayos de luz. Debajo de él, Abraham e Isaac y el cordero que le reemplaza en el sacrificio. En la izquierda de la composición, San Lorenzo y San Esteban con unos ángeles que traen la palma del martirio y, en la parte derecha, las mujeres fuertes de la Biblia y el rey David. Esta composición pertenece a la serie de bocetos para la cúpula de la capilla del Palacio Real.

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