Siete obras de misericordia, 1606. Obra de Caravaggio
Óleo sobre lienzo, 390 x 260 cm
Iglesia del Monte Pío de Misericordia , Nápoles, Italia.
Leer el evangelio de hoy me ha traído a la memoria este fantástico cuadro del maestro barroco del claroscuro. Contemplando su abigarrada composición, no deja de provocarme y me hace de meditar sobre las obras de misericordia. Un día el Señor me ha de preguntar que hice cuando Él tuvo hambre, yo ¿le di de comer?, tuvo sed y yo, ¿le di de beber?, fue forastero y yo, ¿le hospede?, estuvo desnudo y yo, ¿le vestí , estuvo enfermo y yo, ¿le visite?, en la cárcel y yo, ¿fui a verle?.
“Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo”. Mt 25, 40
La Iglesia fija en siete las obras de misericordia corporales.
Visitar y cuidar a los enfermos.
Dar de comer al hambriento.
Dar de beber al sediento.
Dar posada al peregrino.
Vestir al desnudo.
Redimir al cautivo (visitar a los encarcelados).
Enterrar a los muertos.
Caravaggio y su presencia en Nápoles esta relacionada con su huida de Roma por acusación de homicidio. Esta estancia fue muy breve, tan sólo de unos meses y dejó allí, en una de las principales iglesias napolitanas, la del Monte Pío de la Misericordia, este lienzo, que podemos contemplar. El cuadro era la inmensa pala de altar de la iglesia del Monte Pío. El tema era bastante difícil de plasmar en un sólo lienzo, pues comprende diversas acciones y personajes para dar a entender las siete obras de Misericordia. Caravaggio recurre a una escena callejera, con abundantes personajes, que resumen estas siete obras. La llamativa joven amamantando a un anciano es la alegoría de la Caridad Romana, que al mismo tiempo simboliza las dos obras misericordiosas, ir a visitar a los presos y dar de comer a los hambrientos. Caravaggio habría resumido en estas dos figuras tres conceptos caritativos. Tras ellos se ve un clerigo y unos enterradores con el extremo de un cadáver en un sudario; aquí se encuentra una la obra de misericordia de enterrar a los muertos. El joven caído de espaldas y medio desnudo representa la cura de los enfermos. El grupo que está en pie frente a él reúne otras obras: San Martín de Tours da su capa a los pobres, simbolizando la obra de vestir a los desnudos. El musculoso personaje vestido con túnica romana del fondo es Sansón, que bebe agua de una quijada de asno, representa la obra, dar de beber al sediento. La última, alojar a los peregrinos, está implícita en las figuras del grueso tabernero y Santiago el Mayor, representado como un joven y apuesto caballero con el sombrero ornado por la concha de peregrino.
La abundancia de figuras y la complejísima composición proporcionaron modelos a emular por todos los pintores que constituirían el foco caravaggista napolitano; entre estos pintores se cuentan el español Jusepe Ribera, il Caracciolo y Mattia Preti.
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