San Mateo y san Juan Evangelista, 1625. Juan Ribalta
Óleo sobre lienzo, 66 cm x 102 cm
Museo del Prado, Madrid. España
Celebramos hoy la fiesta del apóstol y evangelista san Mateo. Se trataba de un publicano, un recaudador de impuestos. Fue llamado por Jesús, a quien no importó su condición de pecador público; y, movido a la conversión, lo dejó todo para seguirlo.
Contemplamos la imagen del evangelista en una representación de Juan Ribalta. Era hijo de Francisco, y desarrolló su corta carrera en Valencia, donde se trasladó siendo niño con su padre. Su estilo tiene como punto de referencia el de éste y, por lo tanto contiene numerosas referencias naturalistas, que mezcla con un gusto personal por el cromatismo.
Sus mejores cualidades se advierten en esta obra, que forma pareja con la que representa a los otros dos evangelistas. Su tema y su formato sugieren que formaron parte del banco de algún retablo. Están realizadas con pinceladas menudas, de delicado trazo, propias de un miniaturista preciso, de un excelente dibujante. Se aprecia además en ellas la importante influencia que ejerció en Valencia el pintor Pedro de Orrente, quien gustó de representar la historia sagrada en clave de pintura de género.
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