miércoles, 26 de junio de 2013

Abraham escucha las promesas del Señor


Abraham escucha las promesas del Señor, 1695 - 1696. Luca Giordano
Óleo sobre lienzo, 66 cm x 180 cm
Museo del Prado, Madrid. España

Hoy la liturgia nos propone la alianza que realiza Dios con Abraham. Él despues de haber salido de Ur de los Caldeos, siente que la duda le asalta, que el tiempo pasa y que Dios se demora en la realización de la promesa. Abrahán puede sentir lo mismo que a menudo sentimos nosotros, cuando leemos que Dios no deja a la humanidad de su mano y, al mismo tiempo, observamos que las desgracias se multiplican. Pero, Abrahán siente lo mismo que sentimos nosotros a menudo, cuando leemos que Dios no deja a la humanidad de su mano y, al mismo tiempo, observamos que las desgracias se multiplican.

Pero Yahvé cumplió con su promesa y le dio descendencia y la tierra prometida. “Yo soy el Señor que te sacó de Ur de los Caldeos, para darte en posesión esta tierra… aquel día el Señor hizo alianza con Abrán”.

El final de las promesas y del acercamiento de Dios fue a través Cristo Jesús, su propio Hijo. Con Él no nos dio la posibilidad de vivir la unión amorosa con todo un Dios ya en nuestra tierra, y en una nueva tierra y en un nuevo cielo donde podremos gozar de la plenitud de la vida y del amor por toda la eternidad.

Lectura del libro del Génesis 15, 1-12. 17-18
En aquellos días, Abrán recibió en una visión la palabra del Señor: -«No temas, Abrán, yo soy tu escudo, y tu paga será abundante. »-
Abrán contestó: -«Señor, ¿de qué me sirven tus dones, si soy estéril, y Eliezer de Damasco será el amo de mi casa? »
Y añadió: -«No me has dado hijos, y un criado de casa me heredará.»
La palabra del Señor le respondió: -«No te heredará ése, sino uno salido de tus entrañas.»
Y el Señor lo sacó afuera y le dijo: -«Mira al cielo; cuenta las estrellas, si puedes.»
Y añadió: -«Así será tu descendencia.»
Abran creyó al Señor, y se le contó en su haber.
El Señor le dijo: -«Yo soy el Señor, que te sacó de Ur de los Caldeos, para darte en posesión esta tierra.»
Él replicó: -«Señor Dios, ¿cómo sabré que yo voy a poseerla?»
Respondió el Señor: -«Tráeme una ternera de tres años, una cabra de tres años, un carnero de tres años, una tórtola y un pichón.»
Abran los trajo y los cortó por el medio, colocando cada mitad frente a la otra, pero no descuartizó las aves. Los buitres bajaban a los cadáveres, y Abrán los espantaba.
Cuando iba a ponerse el sol, un sueño profundo invadió a Abrán, y un terror intenso y oscuro cayó sobre él.
El sol se puso, y vino la oscuridad; una humareda de horno y una antorcha ardiendo pasaban entre los miembros descuartizados.
Aquel día el Señor hizo alianza con Abrán en estos términos: -«A tus descendientes les daré esta tierra, desde el río de Egipto al Gran Río Eufrates.»

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