viernes, 25 de septiembre de 2015

Reconstrucción del templo por Zorobabel.

Reconstrucción del Templo. XV. Anónimo
Iluminación sobre pergamino. Guillermo de Tito. Histoire d'Outremer.
Biblioteca Nacional de Francia

Di a Zorobabel, hijo de Salatiel, gobernador de Judea, y a Josué, hijo de Josadak, sumo sacerdote, y al resto del pueblo: "¿Quién entre vosotros vive todavía, de los que vieron este templo en su esplendor primitivo? ¿Y qué veis vosotros ahora? ¿No es como si no existiese ante vuestros ojos? ¡Ánimo!, Zorobabel –oráculo del Señor–, ¡Ánimo!, Josué, hijo de Josadak, sumo sacerdote; ¡Ánimo!, pueblo entero –oráculo del Señor–, a la obra, que yo estoy con vosotros –oráculo del Señor de los ejércitos–. La palabra pactada con vosotros cuando salíais de Egipto, y mi espíritu habitan con vosotros: no temáis. Así dice el Señor de los ejércitos: Todavía un poco más, y agitaré cielo y tierra, mar y continentes. Pondré en movimiento los pueblos; vendrán las riquezas de todo el mundo, y llenaré de gloria este templo –dice el Señor de los ejércitos–. Mía es la plata y mío es el oro –dice el Señor de los ejércitos–. La gloria de este segundo templo será mayor que la del primero –dice el Señor de los ejércitos–; y en este sitio daré la paz –oráculo del Señor de los ejércitos.–

Leemos en la Eucaristía de hoy la profecía de Ageo, en la que anima a Zorobabel en la reconstrucción del Templo de Jerusalén, a la vuelta del destierro. El templo era el símbolo del lugar del encuentro entre Dios y los hombres. Sin llegar a alcanzar la gloria del templo de Salomón, el segundo templo significó la pervivencia religiosa de Israel. Contemplamos la iluminación que de este texto se recoge en un manuscrito francés del siglo XV.

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