viernes, 18 de septiembre de 2015

Roger van der Weyden. Calvario

Calvario. 1457-1464. Roger van der Weyden
Óleo sobre tabla. Medidas: 325 cm x 192 cm.
Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial

Este viernes contemplamos en misterio de la Pasión y Muerte de nuestro Señor en una de sus representaciones más impresionantes, que se expone en el Monasterio del Escorial después de su reciente restauración.

En el centro, aparece la figura de tamaño natural de Cristo crucificado sobre una cruz en forma de T, que se cobija bajo un dosel fingido de color rojo.  A los lados, las figuras de la Virgen y San Juan resaltan fuertemente con sus vestidos blancos, dando una impresión casi escultórica.  El dramatismo de las tres imágenes y la plasticidad de sus formas, propias del artista, se ven aquí acentuados por la grandeza de la composición y por la tormentosa agitación de sus paños, en fuerte contraste sobre el fondo.  El artista dibuja la anatomía del cuerpo desnudo de Cristo con total maestría, resaltando la transparencia de las gotas de sangre mediante sutiles veladuras sobre las carnaciones. 

Rogier consigue en esta obra una de sus creaciones más personales, dotando a sus figuras de unas dimensiones descomunales, algo inhabitual en su producción.  Ello se debe a que no fue encargado por un comitente, sino que el propio artista donó el Calvario a la capilla de Nuestra Señora de Gracia que había junto a la Cartuja de Scheut, con la que mantuvo una estrecha relación desde que fue fundada en 1450 a las afueras de Bruselas, según se ha podido constatar en el documento de venta del cuadro de 1555.  Las fuentes documentales no desvelan la identidad de su comprador, pero, sin duda, debió ser un miembro de la Casa de los Austria española, muy posiblemente Felipe II que había llegado de Inglaterra en septiembre de 1555 para asistir a la ceremonia de abdicación del emperador, ocurrida el 25 de octubre de ese año, ya que es bien sabida la pasión del rey por los primitivos flamencos.  También lo corroboraría el hecho de que fue Antonio Moro, su pintor de cámara, quien en 1555 ejecutó la obra que iba a sustituir el original de Van der Weyden en la citada Cartuja bruselesca.

A su llegada a España, el Calvario se instala en un primer momento en la capilla del Palacio Real de Valsaín, más conocido como del Bosque de Segovia, antes de que Felipe II decidiera su traslado definitivo en 1567 al Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, que se encontraba en esos momentos en pleno proceso de construcción.  La Entrega oficial al edificio se produjo en 1574, cuando ya se pudo instalar en el altar de la Sacristía, donde fue sucesivamente ensalzada por algunos cronistas, como Sigüenza (1605), Lorenzo Van der Hamen (1620) o Cassiano dal Pozzo (1626), quienes curiosamente olvidaron el nombre del pintor, cuando aparecía perfectamente especificado en la citada Entrega.  El Calvario quedó allí hasta que Velázquez reorganizó a partir de 1656 las pinturas de El Escorial, trasladándose la obra a la Librería del Coro, donde ha permanecido hasta principios del siglo XX, momento en que se llevó a las Salas Capitulares y posteriormente al Museo de Pintura escurialense, para poder ser admirado por el público y la crítica especializada.

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