martes, 7 de junio de 2016

Strozzi. Elías y la viuda de Sarepta

Elías y la viuda de Sarepta. 1640. Bernardo Strozzi
Óleo sobre lienzo,
Museo de Historia del Arte. Viena

Elías se puso en camino hacia Sarepta, y, al llegar a la puerta de la ciudad, encontró allí una viuda que recogía leña. La llamó y le dijo: «Por favor, tráeme un poco de agua en un jarro para que beba.» Mientras iba a buscarla, le gritó: «Por favor, tráeme también en la mano un trozo de pan.» 
Respondió ella: «Te juro por el Señor, tu Dios, que no tengo ni pan; me queda sólo un puñado de harina en el cántaro y un poco de aceite en la alcuza. Ya ves que estaba recogiendo un poco de leña. Voy a hacer un pan para mí y para mi hijo; nos lo comeremos y luego moriremos.» Respondió Elías: «No temas. Anda, prepáralo como has dicho, pero primero hazme a mí un panecillo y tráemelo; para ti y para tu hijo lo harás después. Porque así dice el Señor, Dios de Israel: "La orza de harina no se vaciará, la alcuza de aceite no se agotará, hasta el día en que el Señor envíe la lluvia sobre la tierra."» Ella se fue, hizo lo que le había dicho Elías, y comieron él, ella y su hijo. Ni la orza de harina se vació, ni la alcuza de aceite se agotó, como lo había dicho el Señor por medio de Elías.

La primera lectura de la Eucaristía de hoy nos narra la historia de la viuda de Sarepta. La contemplamos pintada por Bernardo Strozzi, que nació en Génova hacia 1581; no se sabe la fecha exacta. En 1598, a los diecisiete años de edad, ingresó en un monasterio capuchino, una rama reformada de la orden franciscana. Cuando su padre murió hacia 1608, abandonó la orden para cuidar a su madre, ganándose la vida pintando cuadros que a menudo estaban influidos por las enseñanzas franciscanas. 

En 1625, se le acusó de practicar ilegalmente la pintura, lo que era un delito ya que para ser pintor se requería una formación como tal y asociarse al gremio local. Cuando su madre murió Bernardo fue presionado por la orden de los capuchinos ante los tribunales para que regresara a la orden. Sufrió un breve tiempo de prisión en Génova, y al ser liberado huyó a Venecia para evitar que lo confinasen en un monasterio en 1631. Sus primeras pinturas, tales como el Éxtasis de san Francisco muestran las oscuras emociones de un Caravaggio. Pero en la segunda década del siglo XVII, mientras trabajaba en Venecia, Strozzi había sintetizado un estilo personal que fusionaba influencias pictóricas del Norte (incluyendo a Rubens y el Veronés) con una dureza realista monumental.

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