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martes, 3 de enero de 2017

Francisco Pacheco. San Juan Bautista

San Juan Bautista.1608. Francisco Pacheco
 Óleo sobre tabla. Medidas: 99cm x 45cm.
Museo del Prado. Madrid. España

Al día siguiente, al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó: «Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Este es aquel de quien yo dije: "Trás de mí viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes que yo." Yo no lo conocía, pero he salido a bautizar con agua para que sea manifestado a Israel.»

Y Juan dio testimonio diciendo: «He contemplado el Espíritu que bajaba del cielo como una paloma, y se posó sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: "Aquél sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ése es el que ha de bautizar con Espíritu Santo." Y yo lo he visto, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios.»

Leemos hoy en la Eucaristía eswte pasaje del primer capítulo del Evangelio según san Juan, en el que san Juan Bautista señala a Jesús como el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Esta alocución dio lugar a una fecunda iconografía del santo, que señala con el dedo hacia Jesús. De ahí viene, también, la expresión castellana de permanecer "hasta que san Juan baje el dedo".

Contemplamos, precisamente, una tabla que representa a san Juan en esta actitud, del pintor sevillano Francisco de Pacheco, suegro de Velázquez. Esta obra formaba parte del retablo de doña Francisca de León en la iglesia del convento sevillano del Santo Ángel, que el pintor contrató en 1605.

sábado, 3 de enero de 2015

Francisco Pacheco. San Juan Bautista

San Juan Bautista.1608. Francisco Pacheco
 Óleo sobre tabla. Medidas: 99cm x 45cm.
Museo del Prado. Madrid. España

Al día siguiente, al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó: «Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Este es aquel de quien yo dije: "Trás de mí viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes que yo." Yo no lo conocía, pero he salido a bautizar con agua para que sea manifestado a Israel.»

Y Juan dio testimonio diciendo: «He contemplado el Espíritu que bajaba del cielo como una paloma, y se posó sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: "Aquél sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ése es el que ha de bautizar con Espíritu Santo." Y yo lo he visto, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios.»

Leemos hoy en la Eucaristía eswte pasaje del primer capítulo del Evangelio según san Juan, en el que san Juan Bautista señala a Jesús como el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Esta alocución dio lugar a una fecunda iconografía del santo, que señala con el dedo hacia Jesús. De ahí viene, también, la expresión castellana de permanecer "hasta que san Juan baje el dedo".

Contemplamos, precisamente, una tabla que representa a san Juan en esta actitud, del pintor sevillano Francisco de Pacheco, suegro de Velázquez. Esta obra formaba parte del retablo de doña Francisca de León en la iglesia del convento sevillano del Santo Ángel, que el pintor contrató en 1605.

lunes, 27 de octubre de 2014

Francisco Pacheco. El Juicio Final.

El Juicio Final. XVII. Francisco Pacheco
Óleo sobre lienzo. Medidas: 340 cm x 236 cm.
Museo Goya de Castres. Francia

 En otro tiempo erais tinieblas, ahora sois luz en el Señor. Caminad como hijos de la luz. Este texto de la Carta a los Efesios que leemos hoy nos recuerda que la Resurrección del Señor ha creado una nueva situación: los hombres, la creación entera, ha encontrado el definitivo camino a la salvación. El horizonte de esta situación es el la realización del Reino de Dios, que en el Juicio Final encuentra una expresión iconográfica.

En la obra que contemplamos de Francisco Pacheco, aparece sentado sobre un trono de nubes y ángeles Jesucristo; junto a él se encuentra la Virgen María. En una dimensión inferior, rodeado por el coro de los bienaventurados, se encuentra la Cruz erguida por un ángel. Por fin, en un tercer plano, al pie de la composición, aparece el Juicio final, con el ángel san Miguel en el centro y ángeles que tocan las trompetas que anuncian la resurrección de los difuntos para comparecer al juicio.