San Onofre. 1645. Francisco Collantes
Óleo sobre lienzo. Medidas: 170cm x 108cm.
Museo del Prado. Madrid
El Martirologio Romano nos anuncia para el día de hoy la memoria de un lejano y desconocido santo: En Egipto, san Onofre, anacoreta, que en el amplio desierto llevó vida religiosa por espacio de sesenta años (400).
San Onofre fue un ermitaño persa que se retiró como anacoreta al desierto de Tebas, recibiendo milagrosamente de un cuervo su ración diaria de alimento. A sus pies, una corona y un cetro hacen alusión a su origen Real ya que, según la leyenda, era hijo de un rey persa, a cuyos bienes terrenales renunció en favor de la oración y la meditación.
Contemporáneo de Velázquez, Collantes desarrolla la mayor parte de su carrera en Madrid. Da pruebas de cierta originalidad temática, y entre sus obras no faltan paisajes o escenas de la historia antigua. En este caso, sin embargo, representa uno de los temas más queridos por la sociedad española de la época, el de los santos ermitaños, cuya vida retirada y penitente resulta muy atractiva para el público.
No hay comentarios:
Publicar un comentario