"La conversión de San Pablo en el camino a Damasco", 1601.
Obra de Michelangelo Merisi da Caravaggio
Óleo sobre lienzo, 230x175 cm.
1 Saulo, que todavía respiraba amenazas de muerte contra los discípulos del Señor, se presentó al Sumo Sacerdote 2 y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de traer encadenados a Jerusalén a los seguidores del Camino del Señor que encontrara, hombres o mujeres. 3 Y mientras iba caminando, al acercarse a Damasco, una luz que venía del cielo lo envolvió de improviso con su resplandor. 4 Y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?». 5 Él preguntó: «¿Quién eres tú, Señor?». «Yo soy Jesús, a quien tú persigues, le respondió la voz. 6 Ahora levántate, y entra en la ciudad: allí te dirán qué debes hacer». 7 Los que lo acompañaban quedaron sin palabra, porque oían la voz, pero no veían a nadie. 8 Saulo se levantó del suelo y, aunque tenía los ojos abiertos, no veía nada. Lo tomaron de la mano y lo llevaron a Damasco. 9 Allí estuvo tres días sin ver, y sin comer ni beber. Hch 9, 1-18
8 Por último, se me apareció también a mí, que soy como el fruto de un aborto.
9 Porque yo soy el último de los Apóstoles, y ni siquiera merezco ser llamado Apóstol, ya que he perseguido a la Iglesia de Dios. 1Cor 15, 8-9
Aquí os dejo también la catequesis del Papa sobre la conversión de san Pablo, fiesta que la Iglesia celebra hoy, pronunciada en septiembre de 2008. Ese año el papa dedicó un total de 16 catequesis de los miércoles sobre el apóstol de los gentiles y declaró, entre el 28 de junio de 2008 al 29 de junio de 2009, un año paulino.
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