La pesca milagrosa. 1444. Obra de Konrad Witz.
Temple sobre tabla, 132 × 154 cm
Museo de arte e historia, Ginebra, Suiza
La pesca milagrosa es la obra más conocida del pintor del gótico flamenco suizo Konrad Witz. Pintada al temple sobre tabla, data del año 1444. En el marco se puede leer "Hoc opus pinxit magister conradus sapientis de Basilea 1444, esto es, esta obra fue pintada por el maestro Konrad Witz de Basilea en 1444. Es un fragmento del retablo de san Pedro que se cree pudo estar destinado para la catedral de San Pedro en Ginebra. En esta obra se representa el episodio del evangelio de hoy viernes de la octava pascual: la pesca milagrosa que aparece en el capítulo 21 del Evangelio según san Juan:
En aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Y se apareció de esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás apodado el Mellizo, Natanael el de Caná de Galilea, los Zebedeos y otros dos discípulos suyos. Simón Pedro les dice: - «Me voy a pescar.» Ellos contestan: - «Vamos también nosotros contigo.» Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús. Jesús les dice: - «Muchachos, ¿tenéis pescado?» Ellos contestaron: - «No.» Él les dice: - «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis.» La echaron, y no tenían fuerzas para sacarla, por la multitud de peces. Y aquel discípulo que Jesús tanto quería le dice a Pedro: - «Es el Señor.» Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua. Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierra más que unos cien metros, remolcando la red con los peces. Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan. Jesús les dice: - «Traed de los peces que acabáis de coger.» Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, no se rompió la red. Jesús les dice: - «Vamos, almorzad.» Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor. Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado. Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos, después de resucitar de entre los muertos.
En primer plano, a la derecha, aparece la figura monumental de Cristo, medio vuelto de espaldas y envuelto en una capa de intenso color rojo, color que simboliza su pasión. Parece estar flotando por encima de las aguas, esto se debe a querer acentuar ser un milagro ocurrido después de la Resurrección, por lo que aparece como una aparición posterior a la muerte. En segundo plano aparecen los apóstoles, en su barca, recogiendo con dificultades las redes llenas de peces. Vemos la figura de Pedro en la barca y nadando hacia el maestro que espera en la orilla y que ha sido reconocido por Juan. Los apóstoles están representados de manera realista, como personas normales aunque llevan halo debido a la santidad de estos y la convención iconográfica, por ejemplo la figura de Pedro es reconocible por su iconografía, o el joven Juan . Se logran efectos de transparencia de las aguas a través de la técnica de finas veladuras que hace que una capa de color nos muestre la otra subyacente. Detrás se ve un paisaje umbrío, en tonos verde oscuro y con el cielo grisáceo, que se pretende representar con realismo, en una de las primeras representaciones paisajísticas que pretenden ser veraces, al reflejar el lago Lemán o lago de Ginebra en calma, con gran realismo en las aguas. Es uno de los primeros cuadros occidentales que representan un paisaje perfectamente identificable. Los montes que quedan detrás son claramente reconocibles: el Salève o el Dôle que es el que queda encima de la cabeza de Cristo y tiene un perfil muy fácil de reconocer. Las cabezas de las figuras están repintadas ya que fueron dañadas durante el más intenso período de iconoclasia protestante.
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