martes, 2 de abril de 2013

Noli me tangere


"Noli me tangere".1528. Obra de Hans Holbein el Joven 
Óleo sobre panel de roble. 76,7 x 95,8 cm
Royal Collection, Hampton Cour Palace. Reino Unido

 "Noli me tangere" es la palabra latina para "No me toques", las palabras dirigidas a María Magdalena por Cristo después de que ella lo descubre resucitado de la tumba, "No me toques, porque aún no he subido a mi Padre" Juan 20: 17. 

En aquel tiempo, fuera, junto al sepulcro, estaba María, llorando. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús.
Ellos le preguntan: - «Mujer, ¿por qué lloras?»
Ella les contesta: - «Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han
puesto.»
Dicho esto, da media vuelta y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús.
Jesús le dice: - «Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?»
Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta: - «Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré.»
Jesús le dice: - «¡María!»
Ella se vuelve y le dice: - «¡Rabboni!», que significa: «¡Maestro!»
Jesús le dice: - «Suéltame, que todavía no he subido al Padre. Anda, ve a mis hermanos y diles: "Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro."»
María Magdalena fue y anunció a los discípulos: - «He visto al Señor y ha dicho esto.»


Esta representación, inusual de Holbein, se centra en el momento del duelo, tristeza y desconsuelo de María Magdalena, después de haber encontrado a dos ángeles en el lugar vacío donde estaba el cuerpo de Cristo en el sepulcro, entonces se vuelve y se encuentra con un hombre, el jardinero, ella lo necesita para averiguar el paradero de su Señor. Se crea un dialogo en el que ambos personajes parecen estar envueltos sin importar que sucede alrededor.

La mayoría de las pinturas religiosas de Holbein fueron concebidas como grandes retablos. Esta es una más pequeña e más íntima escena narrativa. María Magdalena pivotea dramáticamente, entre nerviosa y confiada, con la mano derecha extendida, como para evitar la colisión con el hombre que tiene delante. Cristo, a su vez tiende los brazos para detener su avance, aparentemente en un intento de calmarla antes del momento de su reconocimiento. El resultado es un elegante casi "pas de deux". Los colores de su capa negra y túnica roja se invierten en la figura de Cristo, haciendo que los dos se hagan como un negativos de cada uno. Estos colores y poses de las figuras de los principales se hacen eco en  los personajes del fondo, los santos Pedro y Juan que a media distancia los vemos, a grandes y veloces zancadas, dirigiendose hacia la ciudad de Jerusalén, vista en en la distancia, con el fin de anunciar su descubrimiento de la tumba vacía. 

La luz es esencial para la narración. Recortada contra el cielo del amanecer de la izquierda vemos las cruces  vacias en la colina del Calvario. También iluminado y aislado en el centro de la escena, las manos de Cristo y la Magdalena. La luz del alba aún no ha alcanzado la negra oscuridad por encima de la escena y mientras el rostro de Cristo se encuentra en plena luz, el rostro de María está en la sombra media, aumentando la sensación de confusión expresada en sus ojos. Una confusión, mostrando dudas y tristeza que pronto será sustituida por la luz del amanecer claro y la certeza de la Resurrección. En el interior de la tumba, que irradia una luz etérea, son dos ángeles sentados, blanqueadas por la fuerza de la luz y uno de ellos la mira directamente a la escena o nosotros, atónitos también ante este acontecimiento..

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