Historias de la Magdalena. 1356-1359. Jaime Serra
Temple sobre tabla. Medidas: 280 cm x 92 cm.
Museo del Prado. Madrid España.
Hoy recuerda la Iglesia a santa María Magdalena, la santa que dio testimonio del Señor resucitado. Su advocación gozó de gran popularidad, desde que el abad Odilón de Cluny propagó su culto. En ella se juntaron varios elementos: la mujer que había sido liberada del poder del maligno por Jesús, la testigo de su Muerte y Resurrección, y la penitente que dedicó el esto de sus días a la alabanza del Señor. En cierto modo fue considerada como antecedente de la vida monástica eremítica.
Como muestra pictórica de este conjunto de conceptos, proponemos hoy la contemplación de un Altar con historias bíblicas de la vida de María Magdalena. En la parte superior se representa la cena en casa de Simón, momento en el que la Magdalena lava con perfumes los pies de Cristo y los enjuga con sus propias lágrimas y cabellos (Lucas 7, 36-50). A continuación, la escena de la izquierda representa la visita de las Santas Mujeres al Sepulcro de Cristo, que encuentran vacío y un ángel les anuncia su Resurrección (Marcos 16, 1-8; Mateo 28, 1-7; Lucas 24, 1-8). A la derecha, representación del “Noli me tangere”: la Magdalena es testigo de la primera aparición de Cristo resucitado (Marcos 16, 9-11). Y, por último, la cuarta escena representa el tránsito de la Magdalena, pasaje legendario de la vida de la santa en el que, según la tradición, a su muerte es elevada a los cielos por ángeles.
Como muestra pictórica de este conjunto de conceptos, proponemos hoy la contemplación de un Altar con historias bíblicas de la vida de María Magdalena. En la parte superior se representa la cena en casa de Simón, momento en el que la Magdalena lava con perfumes los pies de Cristo y los enjuga con sus propias lágrimas y cabellos (Lucas 7, 36-50). A continuación, la escena de la izquierda representa la visita de las Santas Mujeres al Sepulcro de Cristo, que encuentran vacío y un ángel les anuncia su Resurrección (Marcos 16, 1-8; Mateo 28, 1-7; Lucas 24, 1-8). A la derecha, representación del “Noli me tangere”: la Magdalena es testigo de la primera aparición de Cristo resucitado (Marcos 16, 9-11). Y, por último, la cuarta escena representa el tránsito de la Magdalena, pasaje legendario de la vida de la santa en el que, según la tradición, a su muerte es elevada a los cielos por ángeles.
En el banco -parte inferior del retablo- aparecen San Pedro, Santo Domingo vestido con los hábitos de monje dominico, y un obispo tocado con la mitra y en cuyas manos pueden observarse las heridas de los estigmas de la Pasión de Cristo. Esta tabla formó junto a su compañera, Historias de San Juan Bautista, los laterales del retablo de Nuestra Señora de Tobed (Zaragoza), que se completaba con la Virgen, el Niño y el rey Enrique II de Castilla (1333-1379) como donante en la tabla central.
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