La vocación de San Mateo, 1661. Juan de Pareja
Óleo sobre lienzo, 225 cm x 325 cm
Museo del Prado, Madrid. España
El evangelio de hoy (Mt. 9, 9-13) nos relata la vocación de Mateo y como ante la mirada atenta de los fariseos el Señor manifiesta la predilección de la misericordia en contraste a la escrupulosa vivencia de la ley por parte de los fariseos.
Mateo, cobrador de impuestos, pecador ante los ojos de todo el pueblo al que Jesús fue capaz de mirar mas adentro, mas allá del propio pecado mirando al interior de un hombre. Un hombre que podía hacer mucho por el Reino de los Cielos. Le llamó con todo el amor y misericordia de su corazón para ser uno de sus apóstoles.
Jesús en la escena responde a los fariseos, en primer lugar, por quienes, por razones diferentes, no viven a la altura moral de quienes actúan conforme a lo prescrito. Los ve como "enfermos", más "víctimas" que "culpables", más necesitados de ayuda que de condena.
En segundo lugar, su modo de acogerlos. "No necesitan de médico los sanos, sino los enfermos". Lo primero que necesitan no es un maestro de la ley que los juzgue, sino un médico amigo que los ayude a curarse. Cristo no actúa como un juez que dicta sentencias, sino como un médico que viene a buscar y salvar a quienes se encuentran "perdidos".
Cristo actúa como Dios mismo quien quiere misericordia antes que ofrendas y culto, antes que estar aferrados a la ley y sus cumplimientos. Para Jesús la misericordia es más importante que la pureza legal. Apela a la tradición profética para decir que para Dios la misericordia vale más que todos los sacrificios (Os 6,6; Is 1,10-17). Dios tiene entrañas de misericordia, se conmueven ante las faltas de su pueblo (Os 11,8-9).
En aquel tiempo, vio Jesús al pasar a un hombre llamado Mateo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo:
-«Sígueme.»
Él se levantó y lo siguió.
Y, estando en la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaron con Jesús y sus discípulos.
Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos:
-« ¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores?»
Jesús lo oyó y dijo:
-«No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Andad, aprended lo que significa "misericordia quiero y no sacrificios": que no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.»
En el cuadro que hoy miramos encontramos una escena pintada por Juan de Pareja que refleja el ambiente de barroco del siglo XVII. No olvidemos que el autor fue siervo de Velázquez y que aprendió el oficio de su dueño. Éste era esclavo moro del pintor, quien le concedió la libertad en Roma en 1654 lo que le permitió ejercer la profesión de pintor en libertad.
La obra es de un barroquismo exuberado siguiendo las tendencias de la época, y se retrata a si mismo en la escena evangélica, primero en pie por la izquierda, sosteniendo un papel en el que firma la obra, realizada ésta después ya de la muerte de su maestro Velázquez.
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